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Al despertar, seguía en la misma posición con la diferencia de que Kaito está despierto y ríe ante las caras tontas que le hace su padre.

Sonreí y Thanatos me miró, besándome.

-Buen día pequeña sirenita- me dijo-. Hijito, admira a tu madre; es muy hermosa y tu igual.

El pequeño se giró y colocó sus manitas sobre mi cara.

-Es un amor- dijo.

-Hola Kaito- dije, sonriendo-. ¿Cómo están mis amores?

-Esperamos a que mamá se despierte- dijo Thanatos-. Tengo ganas de ir al baño, pero no pienso dejarles aquí solitos.

Reí y tomé al pequeño en brazos.

Mi vampiro se levantó y fue a orinar en el baño que está al lado de esta habitación.

-Se que aún eres un pequeñín, pero algún día saldremos juntos a nadar y a pasear por el bosque- le dije, mientras ríe.

Besé su pequeña nariz y se la quedó mirando.

Agarré su manita y le di un besito, haciendo que ría.

-Sin duda es un amor- confirmé.

-Iré a por comida, no pueden estar mucho tiempo sin comer- dijo mi vampiro-. ¿Quieren algo en especial?

-Cualquier cosa me viene bien- dije, sonriendo y asintió.

-Ya regreso- dijo-. Me tardaré unos instantes, pero no mucho.

Se fue y empecé a chapotear junto a mi pequeño con nuestras aletas.

Le salpiqué agua y me imitó. 

Volví a hacerlo y rió, sumergiendo su cabecita de golpe, por lo que lo levanté con rapidez al ver que se mueve mucho, con desesperación.

-Mi bebé- dije con preocupación, abrazándole, mientras le doy pequeñas palmadas en su espalda para que escupa el agua.

Miré su cuello y vi pequeñas branquias.

-Ya aprenderás a nadar bien, no te adelantes tanto- dije, besando su coronilla viendo como arruga su rostro, apunto de sotar gotas.

Le hice cariñitos en las uñas y se fue tranquilizando de a poco. No tienen un fuerte, brillante y definido color como yo, pero es naranja suave.

-No dejaré que nada te haga daño, nunca- dije, besando su mejilla.

Le acuné y volvió a dormirse, sin luchar tanto.

-Volví- dijo Thanatos, acercándose a mi con una bandeja con dos platos, dos vasos, cubiertos y una jarra con jugo-. Preparé ramen.

Sonreí y estiré mi mano para agarrar el tenedor, pero lo agarró por mi.

-Yo te alimento a ti, tu alimenta a Kaito- dijo, sonriendo.

-Puedo comer sola- dije-. Kaito está dormido, recién se duerme, en cuanto se despierte le daré de comer.

-Igual te daré de comer yo- dijo-. Di "ahh" ¿o prefieres que te haga un avioncito?

Reí y abrí la boca, saboreando los deliciosos fideos de arroz.

Kaito se despertó y me mordió.

-Creo que si tiene hambre- dijo Thanatos.

-El olor del ramen es ta delicioso que hasta despertó a nuestro pequeñín- dije, sonriendo.

-Abre la boca- dijo, con el tenedor cerca de mis labios-. Tienes que estar sanita para darle de comer a nuestro pequeño.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora