En cuanto abrí los ojos tras mi pequeña siesta, estaba entre los brazos de Thanatos, quien charla con Ikaris que tiene entre sus brazos a Ikaris.
-Veo que ya se despertó la bella durmiente- dijo Ikaris.
-Es mi sirenita- dijo Thanatos, sonriendo.
Me giré contra su pecho, evitando que el sol me pegue directamente en los ojos, a pesar de que no era muy fuerte, es molesto.
-Creo que es hora de volver a casa- dijo Thanatos-. Está cayendo el sol.
-¿Podemos ir a nadar un ratito?- pregunté, levantando un poco la cabeza, para verle-. El clima está hermoso como para nadar.
-Se nos hará tarde- me avisó.
-Por favor...- le pedí, mirándolo a los ojos-. Te dejo beber de mi tanto como quieras.
-Eso no lo haré nunca- dijo, abrazándome más fuerte-. Pero está bien- suspiró-. Ve a nadar un rato. Buscaré a Luciano e iremos a casa. ¿Quieres que te pase a buscar o vas para allí?
-Voy solita- dije-. Si me pasa algo, te avisaré.
-Creo que ya te sabes mis frases- dijo él y Ikaris rió.
-Iré a llevar a mi pequeño a casa- dijo el mayor-. No quiero que pesque un resfriado. Es tan solo un cachorro.
-Nos vemos luego- dijimos a dúo.
Ikaris se levantó con su pareja en brazos, quien se removió un poco, quedando bien abrazado a él.
Nos levantamos del suelo, tomados de la mano.
-¿El resfriado es un pez?- le pregunté, confundiéndome al escuchar su risa.
-El resfriado no es un pez- afirmó, entre risas.
-Pero Ikaris dijo que Jack iba a pescar un resfriado- dije-. Si no es un pez, ¿qué es? Yo que sepa solo los peces son pescados.
-Es una enfermedad leve- dijo, divertido-. Produce mocos, estornudos y tos suave. Se cura con descanso y es algo común que pasa cuando hace frío.
-Ohh- dije y me sonroje por la vergüenza-. Iré a nadar. Hasta pronto.
Me alejé con rapidez, llegando en poco tiempo al río, entrando al agua de golpe, transformándome en el aire.
-Soy una idiota- dije, tapándome la cara con mis manos.
-¿Qué paso?- me preguntó Dafne, apareciendo de la nada.
-Acabo de quedar en ridículo frente a él- dije, empezando a girar en círculos cerrados.
-Me alegra que tengas a tu lazo- dijo, sonriendo-. ¿Cómo está el vampiro? Nos dio un gran susto la vez pasada.
-¡Cierto!- exclamé-. Debo irme. Hasta pronto.
Me despedí con la mano y salí nadando rápidamente para ir a casa.
En cuanto llegué a la zona en donde va en camino recto hacia la ciudad, empecé a caminar, casi corriendo para llegar a casa.
La vergüenza casi hace que me olvide que tenía qué regresar. Hasta comencé a extrañarlo.
Empecé a correr, al llegar a la ciudad, para llegar antes de mi destino. Varias personas me insultaron y casi me caigo en diversas ocasiones, pero no me importó. Necesito llegar a casa.
En cuanto llegué a la arena, corrí aún más, para no preocupar a Thanatos por mi tardanza.
No me detuve hasta que me choqué con algo duro. Desde el suelo, levanté la vista, viendo la puerta de casa.
-Mar... ¿Qué te pasó?- me preguntó Thanatos, llegando a la puerta con Luciano detrás de él.
-Pensé que estaba llegando tarde- dije, levantándome para abrazarlo-. Te estaba extrañando.
Él rió suavemente, devolviéndome el abrazo.
-Espero que mamá y papá ya estén en casa- dijo Luciano.
Entramos y todo estaba en silencio.
-De seguro ya están por llegar- dije.
Con Thanatos hicimos la cena y comimos los tres juntos.
Luego de comer, nos turnamos para ducharnos y mientras alguien ocupa el baño, el resto estamos viendo una película de caricatura.
-¿Les faltará mucho?- preguntó Luciano, bostezando, tras que termine la película.
-Ve a dormir...- dijo Thanatos.
-No puedo dormir si es que mamá no me abraza- dijo el menor.
-Yo puedo abrazarte- dije.
Con Thanatos lo llevamos a la cama y tras que limpiarnos los dientes, se acostó y yo a su lado.
Se abrazó a mi, y le hice caricias en el cabello, como mi vampiro hace conmigo.
Empecé a cantar una canción de cuna que cantaba mi padre para que esté tranquila.
Y pareció funcionar, el pequeño osito estaba completamente dormido y Thanos parece que también.
Me levanté con lentitud para no despertarlos y salí de la cama. En ese instante, el vampiro se levantó.
-Iré a mi habitación- susurré.
Él salió de la cama y me agarró en brazos, para ir a acostarnos en mi cama.
-¿Podrías volver a cantar?- me preguntó y asentí con la cabeza.
Estaba al punto de cantar, pero el ruido de la puerta principal me detuvo.
Nos levantamos y fuimos a ver.
America y Hunter entraron riendo bajita, caminando algo raro.
-Esto debe ser una broma- dijo mi vampiro acercándose a nuestros padres-. Vamos a dormir, ya es tarde.
-Peeeroo yy Lushiooo- dijo America, alargando las palabras y en un tono extraño.
Él los llevó a su habitación y los dejó acostados en la cama. Al segundo, ya estaban dormidos.
-¿Qué les pasó?- pregunté, con preocupación, en cuanto él salió de la habitación.
Ingresamos a la nuestra y nos acostamos.
-Cuando un ser humano toma alcohol, se ponen en un estado raro llamado "borrachera". Los adolescentes le llaman "estar en pedo"- explicó y reí por el término-. Y así mismo están ahora America y Hunter. Mañana se les pasará.
-Está bien- dije, algo preocupada.
-Aunque creería que ya te expliqué eso- me dijo.
La vergüenza se volvió a apoderar de mi, por lo que me giré, escuchando su risa.
-Vanga, vamos a dormir- dijo.
Me di vuelta, abrazándome a él, sin que se me vea el rostro. Él nos tapó con las suaves mantas.
Empecé a cantar otra canción, mientras acaricio las mejillas de mi vampiro, viendo como relaja su expresión.
Poco después, ya estaba dormido.
Me acomodé contra su pecho y seguí cantando hasta que el cansancio me ganó y conseguí dormirme.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...