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Corrimos juntos al aula de Thanatos, en donde él cerró la puerta mientras me quito la muñequera que tapa las 16 marcas que tengo de mordidas suyas.

Él sentó en el suelo, en la esquina del salón, contra la pared, debajo de la ventana. Me senté sobre él, apoyando mi espalda contra la esquina de las paredes, para darle mi mano y que beba tranquilo desde una posición cómoda para ambos.

-No beberé mucho- dijo-. Aunque tu médico me haya dicho que tienes al rededor de 33 litros de sangre, no te voy a dejar vacía.

-Toma lo que necesites- dije, cerrando los ojos, dejando que me muerda tranquilo.

-Abre los ojos- me pidió, tras dar un pequeño sorbo-. Cada vez que tu cuerpo empieza a debilitarse tus pupilas se dilatan. Eso me avisa cuando debo parar.

-No te preocupes por eso- dije-. Toma lo que quieras hasta donde quieras. Sabes que me recupero rápido.

-Por favor- pidió y accedí, mirando sus expresiones en todo momento.

Es algo bonito ver su felicidad al beber mi sangre.

Y como se que está sintiendo todo lo que yo sienta en el momento, por una conexión extraña entre el mordedor-mordido, recordé cada momento vez que me quedaba mirando como hacía su tarea o me ayudaba a mi con algo del colegio.

Tras unos minutos, él se separó.

-¿Sabes? No disfruto de recordar todo eso el último día de clases- dijo él y reí-. Piensa en algo más lindo.

-Me gusta molestarte... Es divertido- dije, sonriendo.

-¿Puedo tomar un poquito más?- me pidió y asentí con la cabeza, extendiendo mi muñeca que suelta unas gotas de sangre.

Él volvió a clavar sus colmillos en donde antes había perforado, para evitar dejarme el doble de marcas.

Sonreí y pensé en cada vez que me mordió. Siempre a escondidas de todos, no importa si es en casa, en el colegio, en algún parque, en la playa o donde sea, siempre es a escondidas, ya que a mamá no le gusta. Pero aún sabiendo que es algo prohibido, lo sigo haciendo para hacer feliz a Thanatos, ya que muestra un lado suyo bastante raro y lindo. Sonríe pero tiene algo más en su mirada, algo que nunca supe que es.

Thanatos de golpe se separó, lamió mi herida y me colocó de nuevo mi muñequera.

Segundos después, un grupo de adolescentes entraron al aula.

-¿Qué hacen aquí?- dijo uno de los chicos-. No te teníamos así, dios de la destrucción.

Thanatos suspiró molesto, entrando devuelta en su papel, pero sin moverse.

-Mejor los dejamos solos...- dijo otro de los chicos, con miedo, antes de salir corriendo junto al resto del grupo.

-No puedo creer que inspiras tanto miedo- dije y le revolví el pelo, escuchando como se queja-. Yo te veo como la cosa más inocente existente.

-¿"Inocente"?- dijo, para luego reír, agarrando mi muñeca con cuidado-. Tienes 17 mordidas mías.

-Aún así, eres muy tierno- dije, dándole un beso en la mejilla.

-Bueno, creo que será mejor que vayamos a otro lado... Siento las presencias de muchas personas acercándose para aquí a paso apresurado- dijo él y asentí, levantándome de golpe.

Mi cabeza empezó a dar vueltas.

-No tenías que levantarte tan de golpe, te vas a marear- dijo él, agarrándome de la cintura, por si me llego a caer.

-Estoy bien- dije, al volver a la normalidad.

-¿Qué hacen aquí, solos?- dijo la voz de un adulto y miré, viendo detrás suyo a muchos estudiantes que murmuraban.

-Solo vine a charlar con mi hermana, profesor- dijo Thanatos, con seriedad.

-¿Por qué la agarra de la cintura entonces?- preguntó.

-Se acaba de marear- explicó-. Estábamos por ir abajo, pero se levantó muy de golpe y se mareo.

-Está bien. ¿Quiere ir a la enfermería?- me pregunté y negué con la cabeza.

-No es necesario- dije, con una pequeña sonrisa.

-Vayan abajo con el resto de los alumnos- ordenó y asentimos.

Todos el resto de los estudiantes que estaban detrás del profesor empezaron a correr hacia abajo.

Caminé junto a Thanatos hasta mi aula, en donde busqué un tarro amarillo.

Comí unas pizcas de ese aderezo especial, recuperando parte de mi energía de golpe.

-Listo, ya estoy como nueva- dije, utilizando esa frase típica de humanos.

-Bueno, ve con Susana, de seguro debe de estar preocupada por ti- dijo él-. Yo iré a la azotea, es un lindo lugar y nunca hay nadie allí, por lo que no hay problemas.

-Está bien- dije, para luego irme.

Llegué a donde estaba sentada anteriormente y Susana llegó corriendo, para sentarse a mi lado.

-¿Es verdad el rumor que corre por ahí?- me preguntó, respirando agitadamente por haber corrido.

-¿Cuál?- pregunté.

-Que tu hermano va a pelear contra un niño de su curso a la salida- dije y asentó con la cabeza-. Y que tu estabas con Thanatos en su aula haciendo... Eso.

-¿Eso qué?- pregunté, confundida.

-Ya sabes... Eso- dijo e hizo una seña extraña con sus dedos.

-No entiendo- dije, a punta de darme por vencida.

-Tener relaciones sexuales- dijo, sonrojándose aún más.

-No- dije, divertida ante su reacción al nombrar la reproducción-. Solo estábamos charlando.

-Dijeron que estaban muy juntitos, tu sobre su regazo- dijo.

-Eso si es cierto- dije y me miró sorprendida-. Solemos sentarnos así ya que es cómodo, pero no veo nada de malo en eso. Solo hablábamos.

-No es muy normal ver algo así- dijo ella-. Ya sabes... Es algo que se malinterpreta fácilmente.

-Aún así, solo charlamos- dije, divertida.

Quizás se sorprendería si se enterara que ni siquiera tengo los órganos sexuales femeninos humanos normales... Soy una sirena, mi método de reproducción es diferente.

Aunque no entiendo por qué es un tema prohibido. Es decir, es la reproducción. Los humanos son raros.

-Y... ¿Qué harás en tus vacaciones?- me preguntó.

-No lo se, la verdad- dije, con una pequeña sonrisa-. ¿Y tú?

-Quizás viaje con mi familia- respondió.

La última campanada sonó y todos gritaron de alegría.

-Hasta pronto- dijo ella, antes de irse corriendo.

Algunos corrieron directamente a la salida, con sus mochilas en mano y otros, incluyéndome, fuimos hacia el edificio, para buscar nuestras mochilas e irnos.

Thanatos pasó a buscarme y bajamos juntos, para encontrarnos con Luciano.

-Esto no se quedará así- dijo Fernando, antes de irse corriendo ya que su madre lo estaba esperando.

-¿Qué pasó?- pregunté.

-Lo vinieron a buscar antes y por eso no tuvo la pelea que él quería- dijo Luciano, con su mochila en mano-. Pero bueno... ¿Vamos a casa?

Sonreí, para agarrar su mano y empezar a caminar hasta donde mamá nos espera, siendo seguidos por Thanatos, quien sigue en su teatrito.

-¿Cómo les fue?- preguntó mamá, al subir al auto.

-Bien- respondimos los tres.

-Que bueno- respondió ella, empezando a conducir-. Hoy iremos al bosque.

Los tres que estamos sentados de la parte de atrás, sonreímos.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora