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-¿Cuánto dijiste que tenía?- preguntó America, cargando a su nieto dormido.

-Apenas 8 semanas- dije.

-Parece tener 8 meses de lo grande que está- dijo, sonriendo.

-Es un híbrido, no podíamos esperar menos- dije, sonriendo.

-¿Puedo cargarlo?- preguntó Luciano, con timidez impropia de él.

-Claro- dijo America.

-No... No se cargar un bebé- dijo él, con un pequeño sonrojo.

-Yo si- dijo Fernando-. Ven.

El chico pantera se sentó en el sillón, sentó a su pareja en su regazo y entre ambos tomaron en brazos al pequeño Kaito, quien se despertó, mirándoles con ojos grandes.

-Me está mirando, ¿qué hago?- preguntó mi hermano, con cierta preocupación.

-Háblale- dijo Fernando, divertido-. Es un bebé, no un ser sin cerebro.

-Es que no se qué decirle- dijo, mirando a su pareja para luego mirar al pequeño, que estiró su manito para acariciarle el rostro-. ¡¿Qué hago?!

Kaito empezó a hacer muecas, casi soltando gotas por los ojos.

-Idiota, lo asustas- dijo el chico pantera, riendo-. Vamos a calmarlo.

Fernando empezó a mecerlo, moviendo consigo los brazos de Luciano, haciendo que juntos calmen al pequeño, quien se quedaron mirando con una pequeña sonrisa al menor.

-¿Ves? Movimientos suaves, cariñosos, y nada de gritos- dijo Fernando.

Sentí los brazos de Thanatos por detrás mío, abrazándome con cariño.

-En eso de 10 años, serán unos buenos padres- dijo Thanatos y todos le miramos-. Aún son pequeños, por eso en 10 años.

America rió.

Kaito abrió la boca y al segundo, ya estaba en los brazos de Thanatos.

-Kaito, no debes morder a los licántropos- le regañó y tomó la mamadera que dejamos preparada para que se alimente.

-¿Por qué hay peligro con que me muerda?- preguntó Luciano.

-El veneno que tiene la mordida de vampiro, que se libera voluntariamente si tienes control, es tóxica y mortal para cualquier licántropo; puede inducirle a la muerte segura en poco tiempo y de forma inesperada- explicó-. Además de que ustedes tienen lo que es el "destinado por la luna" y sería horrible para vuestras parejas ver una mordida de otro que no sean ellos.

-Eso es verdad- dijo Fernando, acariciando las manos de su pareja.

-¿Por eso es que temías tanto que Napomuceno me muerda cuando era bebé?- pregunté.

-Exacto- dijo, terminando de darle el biberón a Kaito.

-Ohh, eso explica también por qué siempre te negaste a tomar mi sangre- dijo Luciano y Fernando le miró mal-. ¿Qué? Era cuestión de vida o muerte, no quería que mi hermano muera.

-Está bien...- dijo la pantera, media enfadada.

Sonreí y tomé en brazos a mi hijo, quien volvió a dormirse tras comer.

-¿Siempre cumple con la rutina de comer, dormir, observar todo, comer, dormir?- preguntó Luciano, con curiosidad.

-Casi siempre- dije, sonriendo-. No suele soltar gotas o moverse mucho a menos que estemos nadando.

-¿Ya sabe nadar?- preguntó Fernando, sorprendido.

-Es medio tritón- dije, divertida-. Nació en el agua, recién a los 6 meses lo sacamos por primera vez.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora