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Me desperté ni bien el vehículo se detuvo.

-Mar, ya llegamos- dijo Thanatos.

Presioné el botón para que el agua se vaya y me transformé, saliendo de aquella piscina.

-Al fin llegan- dijo la voz de Rebecca, lo cual me dejó confundida.

Pisé el suelo, dándome cuenta que no estamos en casa, sino que en la zona de las panteras.

-Hola- me dijo ella, ni bien la vi.

Sonreí y nos abrazamos.

-¿Ya nació?- le pregunté, sabiendo que su hija mayor está esperando a su segundo bebé.

-Ayer nació- dijo y sonreí emocionada.

-¿Puedo verle?- pregunté, con gran emoción.

-Claro- dijo ella-. Si es que tu vampiro te deja.

Thanatos rió y me giré a verle, viendo como asiente con la cabeza.

Con un poco de apuro, fuimos a la casa de su hija en donde un hombre nos recibió.

-Tanto tiempo Mari- me dijo él, el lazo de la hija mayor de Rebecca.

-¿Dónde está el cachorro?- pregunté, emocionada.

Un tanto divertido, él me invitó a pasar y fuimos a la habitación principal donde una pantera estaba durmiendo junto a un bebé humano que está despierto, pero quieto.

-¿Puedo alzarle?- pregunté.

-Claro- contestó él.

Lo tomé en brazos, realmente feliz, acunándole con cariño.

-Es precioso- dije, viendo como el pequeño bebé sonrió.

El pequeñín estiró su mano y tocó mi cara.

-Vaya encanto tienes con los niños- dijo la madre, recién despertándose, ya en una forma humana.

-Hola a ti también, pequeña- dije, besándole la frente-. Ya vas dos, y pensar que solo querías tener uno.

Ella rió y le pasé a su bebé.

-Las vueltas de la vida, te llevan a hacer cosas que ni imaginas- dijo.

-¿Y tu otro cachorro?- pregunté.

-Jugando con el resto en el claro- dijo ella-. Cada vez hay más niños y muchos preguntan por ti.

-Tienes gran fama entre los cachorros- dijo él.

-Debe ser por sus instintos de sirena madre- dijo ella, mirando a su bebé-. Hablando de niños, creo que el tuyo tiene hambre.

Me giré, viendo a Napomuceno quien me vigila desde la puerta.

-No es hambre, Thanatos me pidió que vigilara a Mari mientras él va a visitar a Ikaris- dijo el vampiro-. Le dije que era mejor que te esperara, pero él quería adelantarse.

-Si será malo- dije y me despedí de la pareja de panteras-. Volveré pronto.

-Pasa por aquí cuando quieras- dijo ella.

Salí de allí y fui junto a Napomuceno a la casa de Ikaris y Jack, que está algo más lejana del resto de las casas.

Estuvimos un buen rato caminando hasta que llegamos, encontrándonos con los otros dos vampiros y el licántropo sentados bajo la sombra de la casa.

-¡Mari!- gritó Jack y corrió a mi, para saltar y abrazarme.

Lo atajé en el aire y sonreí.

-Hola pequeño- dije, revolviéndole el cabello antes de dejarlo en el suelo.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora