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En cuanto desperté, dos vampiros estaban prendidos a mi bebiendo mi sangre de a sorbos pequeños y sutiles.

En el extraño idioma en el que hablan en mi interior, me pidieron perdón por estar bebiendo de mi antes de que me despierte, a lo que sonreí, afirmando que no pasa nada.

Acaricié los cabellos de ambos, feliz de que estén bien.

-Kira, necesito que me enseñes a manejar mis poderes como tu- me dijo mi pequeño hijo en cuanto terminó de comer.

-Eso lo veremos luego- afirmé, pasando mi mano por su suave cabello, viendo como relame sus labios, limpiando los restos de su última comida.

-Pero quiero saber como protegerte- reclamó.

-Yo te protegeré el tiempo que sea necesario, no te preocupes por eso- dije, sintiendo como Thantos deja de morderme y sana la herida.

-Pero no quiero que vuelvas a quedar como ayer- dijo, con una mueca de tristeza.

-No volverá a suceder- dije.

-No va a suceder nunca más- dijo Thanatos-. Desde hoy en adelante, nunca me separaré de ustedes, ni con nuestros conocidos de hace poco, por más confianza que les tenga. Son lo más valioso para mi y no quiero perderlos.

Sonreí y giré mi cabeza para besarle.

-Así mismo- dije-. Nunca les dejaré. Aunque sepan defenderse, siempre estaré ahí para ustedes.

Kaito me abrazó y besó mi mejilla.

-¿Tienes hambre?- me preguntó y negué con la cabeza-. ¿Podemos ir a nadar?

Asentí sonriendo y vi un pequeño brillo en sus ojos en cuento di el permiso.

Thanatos me agarró en brazos y con nuestro pequeño caminando al lado, fuimos a la isla Mako, en donde me lanzó y mi hijo saltó conmigo, transformándose en poco tiempo.

Su cuerpo como tritón sigue siendo el de un infante lo cual es muy tierno, teniendo en cuenta que parece mayor a mi en su forma humana.

Y vaya sorpresa me llevé, cuando me dio la mano y nadamos juntos hasta la salida, sin que se tape la nariz y sin tener problema alguno.

En cuanto salimos de casa, subimos a la superficie, encontrándonos con Thanatos, ya cambiado para la ocasión.

-¿Cuándo has aprendido?- le pregunté a mi hijo, sorprendida por lo recién sucedido.

-Estuve practicando con papá- contestó.

Abracé a mi hijo y besé su frente con cariño.

-Felicidades mi pequeño- dije, viendo su hermosa sonrisa relucir.

-¿Kira está contenta?- preguntó, tomando mi mano, acariciando mis uñas.

-Claro que si, mi bebé- dije, viendo como su sonrisa crece.

-Hace unos días se abrió un parque acuático, podemos ir si gustan y se sienten bien ambos- dijo Thanatos y Kaito asintió repetidas veces.

-Vamos- dije.

Salimos del agua con ayuda de el vampiro mayor y me transformé, alzando a mi pequeño en brazos, que cerró los ojos, se hizo una bolita, murmuró algo que no supe entender y se transformó, teniendo dos piernas.

-Muy bien mi bebé- dije, abrazándole con fuerza-. Ya eres un niño grande.

-¿Entonces papá puede decirme lo que antes no me dijo porque era un niño pequeño?- preguntó, sonriendo.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora