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En un momento, desperté en medio de la noche, Thanatos no está en la cama. Escuché el ruido de algo cayéndose al suelo y me senté en la cama asustada.

No veo nada extraño en la habitación, pero siento que algo anda mal.

-Boo- me dijo alguien y miré.

De debajo de la cama salió un hombre vestido completamente de negro y me atravesó el brazo con una extraña jeringa. Dolía muchísimo, nadie me pinchó para inyectarme, así que, esto es algo nuevo para mi. Y realmente hubiera deseado que no pasara.

El hombre se alejó y salió corriendo de la habitación.

Me transformé para poder ponerme de pie y me levanté de golpe, sin importarme que estoy vestida con tan solo la remera de Thanatos.

Corrí hacia la sala en donde se escucha golpes, gritos y otros ruidos raros.

En el camino, mi cuerpo mismo se transformó, dejándome en mi forma original, haciendo que caiga. En el aire, giré un poco para que todo el golpe lo reciba mi espalda y no la zona más débil de mi cuerpo.

Giré con cuidado y me arrastré por el suelo encorvando mi espalda para que mi panza no roce el piso. Tan solo llegué a las escaleras, donde vi como Thanatos es lanzado contra la pared y cae inconsciente. 

Unos hombres se acercaron a nosotros. Tomaron a mi vampiro para atarlo con sogas y me alzaron en brazos.

Intenté defenderme con dientes y garras, pero cada movimiento me consume gran parte de mi energía. No entendí por qué, pero me siento más débil, como si algo absorbiera mi fuerza y se la llevara de a poco.

No me quedó otra que rendirme porque el agotamiento es extremo.

-Thanos...- fue lo último que murmuré, antes de cerrar los ojos y ver todo negro.

_-_-_

En cuanto me desperté estaba dentro de una extraña burbuja angosta y larga que me mantiene quieta recostada.

Mis brazos y torso están atados al suelo a la igual que mi aleta con una extraña cosa gris que aprieta en diversos puntos donde tengo articulaciones. En los costados del suelo hay una especie de abertura extraña que libera pequeñas burbujas dándome el oxígeno que necesito para respirar.

Mirando hacia arriba, vi a pocos centímetros la parte alta de la burbuja, en donde fuera de esta se ve algo extraño de color oscuro, quizás el final de esta extraña cueva.

Giré mi cabeza y me sorprendí al ver un par de seres extraños con dos aletas y con extrañas cosas blancas que recubren su parte alta. Sus cabellos son marrones y me miran mientras hablan a una especie de piedra larga con una esfera en la punta.

Cerré los ojos e hice una revisión rápida de mi cuerpo comprobando que no me duele nada. Lo que si, es que siento que mi aleta es más larga de lo que recuerdo y mis pechos tienen un mayor tamaño.

No se cómo es que llegué aquí, ni nada, pero no recuerdo nada.

Lo último que viví fue que estaba con mi padre, ambos nadando hasta que nos encontramos con lo que llaman "isla flotante" que lanza extrañas algas secas enganchadas entre si que dejan ver pequeños cuadrados que capturan peces y otros objetos, a la vez que tiran basura al agua. Toda mi familia salió nadando a máxima velocidad, pero siempre fui la más lenta, por lo que papá me tomó en brazos y huimos. En un momento esas cosas que llamamos "redes" me atraparon el final de mi aleta y no pude salir. Lo último que recuerdo es la cara de papá mientras rompía aquellas redes con sus garras, pero al parecer no fue suficiente.

Siempre escuché leyendas de seres con dos aletas que nadan en vertical sobre estas y que capturan peses para alimentarse de ellos. Eran como tritones con dos aletas que no saben nadar y por eso usan islas flotantes para cazar.

El suelo comenzó a temblar y abrí los ojos asustada.

El suelo se empezó a elevar, dejándome cada vez más cerca de la parte alta de la burbuja. Empecé a respirar agitadamente con gran miedo.

-Papá- le llamé, asustada, pero no encontré su respuesta.

La burbuja se rompió en dos, cayendo hacia los lados y el suelo se siguió elevando hasta que no tengo más agua rodeándome.

Empecé a respirar con más fuerza, era demasiado aire para mi.

No sabía que hacer, pensé que iba a morir.

En ese momento, el suelo comenzó a bajar nuevamente y empecé a respirar bien de nuevo. 

Las cosas raras que me tienen apretujada se rompieron por la mitad y pude moverme. Me acorralé a mi misma contra una de las esquinas de esta cuadrada burbuja rara.

Los bordes son muy gruesos y la parte alta no está por lo que deduje que esto no es una burbuja.

Me hice una bolita, esperando a que esto sea tan solo una pesadilla.

-Tranquila- me dijo una voz masculina y miré asustada.

No me habló en mi idioma natal pero de todas formas le entendí.

El ser que camina sobre dos aletas se acercó a mi.

-No te haremos daño- dijo y levanté la mirada para verle.

Sus ojos son marrones y tiene una expresión relajada, con una pequeña sonrisa.

-Soy Cody- dijo y puso una de sus manos contra la burbuja con lentitud y me apegué al otro borde con miedo-. ¿Entiendes lo que digo?

Me quedé mirándole fijamente. ¿Cómo es que le entiendo? No estamos hablando el mismo idioma, pero comprendo lo que dice.

-Por tu mano contra la mía si me entiendes- dijo y estiré un poco mi brazo-. No te haré daño- repitió.

Miré hacia mi alrededor, los demás seres ya no están y todo se ve quieto. Al no encontrar peligros, estiré un poco mi mano y la coloqué contra la fría pared de la burbuja.

-¿Sabes transformarte?- preguntó y ladeé mi cabeza confundida-. Intenta transformar tu aleta en piernas.

¿Qué algas envenenadas son las piernas?

-¿Sabes hablar mi idioma?- preguntó.

Negué con la cabeza.

-Está bien, con que me entiendas es suficiente- dijo, sonriendo con amabilidad-. ¿Sabes qué haces aquí?- volví a negar, alejando mi mano-. Bueno, te hemos encontrado en la casa de un ser malvado y te vamos a cuidar.

¿Qué es una casa? ¿Por qué dicen palabras tan raras?

-Te voy a llevar a un lugar más grande para que puedas nadar más libremente, ¿estás de acuerdo?- preguntó y asentí.

No hay lugar más grande que el océano, por lo que seguro me van a llevar allí. Quiero irme con papá, de seguro está preocupado por mi ausencia.

La extraña burbuja empezó a moverse y me sostuve de las paredes con miedo a que se caigan y vuelva a el espacio sin agua.

Cody, el extraño ser de dos aletas, conectó la burbuja contra una de mayor tamaño y una de las puertas se rompió, dejando ir el agua de a poco.

Corrí hacia la abertura, con miedo a morir por falta de oxígeno.

Pensé que iba a ser liberada al mar, pero tan solo me encontré en una burbuja mucho más grande, lo cual me decepcionó pero por lo menos es más grande que la antigua burbuja.

Fui contra la zona que hay altas algas, que son más duras de lo normal, pero igual de acogedoras.

Cody golpeó sumamente la burbuja y miré asustada.

-¿Me escuchas?- preguntó, apoyando su mano contra el borde de la dura burbuja.

Puse mi mano sobre la suya y sonrió.

Creo que hasta ahora, él es el ser más agradable que voy viendo dentro de esta burbuja extraña.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora