140

92 14 0
                                        

Abrí los ojos asustada en cuanto una resplandeciente luz chocó contra mis ojos junto a un extraño sonido.

-Lo siento mucho, mi sirenita, no me di cuenta que estaba el flash activado- me dijo mi vampiro, sentándose a mi lado, acariciando mi cabello-. ¿Cómo dormiste?

-¿Qué hora es?- pregunté.

-La hora de cenar- dijo-. Ya arreglé todo, el funeral será mañana por la mañana.

-¿Cómo está Lucio?- pregunté, sentándome en la cama.

-Se lo está tomando mejor... Bueno, ya se tomó un té y va por la segunda taza, pero con su pantera al lado está mejor- dijo-. Ven, vamos a cenar con ellos. Compré pizza y de postre helado.

-Vamos- dije, levantándome.

Ese fue el momento en el que me percaté que ya no tengo marcas, lo cual es algo muy bueno, aunque no es como si me molestara.

Cenamos los cuatro juntos unas deliciosas pizzas y en cuanto las acabamos, arrasamos con el helado.

-Creo que ya no podré levantarme de aquí- dijo Luciano, recostado en su silla.

-¿El té hizo efecto?- preguntó Fernando, con preocupación.

-¿Qué? ¡No! Solo es que comí mucha pizza y mucho helado- dijo y reí.

-Te comprendo- dije, recostando mi cabeza sobre el hombro de mi vampiro.

-¿De verdad te has llenado?- me preguntó Thanatos, sorprendido.

-Claro, acabo de comer media pizza y luego como cinco kilos de helado- dije.

-De hecho fueron cinco litros, es mucho más que cinco kilos- dijo.

-Mejor- dije, sonriendo-. Estuvo bueno mientras duró.

-Lo se- dijo Luciano-. Creo que estoy por explotar.

-¡¿Qué?!- grité, asustada, levantándome de mi lugar.

-Es solo una expresión- dijo y suspiré, sentándome de vuelta-. ¿Les pinta hacer una carrera para bajar la comida?

-¿En qué forma?- preguntó Fernando, sonriendo de forma orgullosa.

-En nuestras formas reales, con nuestras habilidades naturales- dije, sonriendo.

-Mar...- me regañó Thanatos, tomando mi mano.

-Oh vamos... Tu no te puedes quejar, tienes toda la ventaja- dije.

-Nunca es bueno cuando tienes las uñas de color azul- dijo.

-Venga, más motivación- dije.

-¡Vamos!- gritó Luciano-. Podemos correr por la playa hasta cierto punto y regresamos.

-Podemos correr hasta el lago, dejamos una marca que demuestre que estuvimos allí y volvemos- dije-. Podemos ir por donde queramos, si les parece bien... Hay un camino que conecta el mar con el lago, es camino a la vista, algo escaso de agua, pero puedes ir corriendo por arriba sin problema alguno. Recuerdo haber pasado por allí hace unos años.

-Ya se cuál dices- dijo Fernando y miró a su pareja-. Es por donde fuimos a explorar una vez que terminaste lleno de arena en todos lados por caerte desde una pequeña montaña de arena.

-Ahh, ese camino- dijo el chico oso-. ¿Vamos?

-Yo solo los cuidaré, porque puedo correr muy rápido si quiero- dijo Thanatos.

-Vamos entonces- dijimos los menores de cada pareja.

Salimos de casa y cada licántropo volvió a su forma animal y yo me sumergí en el agua, volviendo a mi forma normal.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora