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Tras dos largas semanas de estar casi completamente quieta boca abajo, al fin me retiraron las últimas algas que se enredan en mis escamas.

Me trasformé para tener piernas y las apoyé en el suelo, para levantarme decidida a seguir con mi vida. Mis rodillas me fallaron y casi me caigo si no fuera por mi vampiro que me tomó en brazos.

-¿Estás bien?- me preguntó mi vampiro con gran preocupación.

-No es nada- dije-. Creo que no caminar por tanto tiempo me afectó.

-Llamaré a Mikael- dijo Laustin salieron de la habitación.

-No me han cortado la aleta, aún puedo moverme- dije, sosteniéndome de mi vampiro para intentar dar un paso pero es como si mis piernas fueran de plastilina-. Esto va a costar un poco, pero puedo.

Es como si otra vez estuviera volviendo a aprender a caminar.

-Ven, mejor siéntate- dijo Thanatos intentado que vuelva a sentarme pero me negué.

-Puedo, se que si- dije-. Solo necesito un poquito de ayuda.

Con ayuda de Thanatos empecé a moverme, pidiendo coordinar mis pies a pesar de que mis rodillas no quieren ayudar en nada.

-Mar, ven, mejor...- dijo pero lo interrumpí.

-No. No puedo simplemente darme por vencida ahora- dije y me miró con ternura.

-Se que eres así, pero ve despacio, ¿si?- dijo Mikael, entrando por la puerta y negué con la cabeza.

-No quiero desperdiciar más tiempo descansando- dije.

-Marina, acuéstate en la cama- ordenó Mikael y tras suspirar molesta Thanatos me tomó en brazos y me llevó a dicho lugar-. Solo es para comprobar si te pasa algo, nada más.

-Estoy bien- dije.

Mikael posó sus manos sobre mis piernas y susurró algo.

-Oh, ya veo- dijo, de forma seria y me miró-. Me vas a odiar, pero lo que te veo a pedir es si o si necesario si quieres poder volver a caminar.

-Está bien- dije.

-Tengo que borrarte la memoria para que te olvides de cómo es caminar para que puedas volver a aprender y así salvarte- dijo Mikael-. Tus piernas son débiles y necesitas estar en plena conciencia con tu aleta por bastante tiempo hasta que sea el momento en el que puedas volver a transformarte con ayuda de una poción. Ahí es cuando te devolveremos todas tus memorias. ¿Estás de acuerdo?

-Si- dije-. Haré lo que sea necesario. Aunque, ¿qué pasará con mis vampiros?

-Me inventaré una historia para decirte que estás aquí porque el rey te mandó aún con tus adorables 33 años a comprobar si puedes vivir en la tierra- dijo mi vampiro-. Y en cuanto a Napomuceno, diré que es mi compañero de alojamiento por lo que podrás volver a aprender desde un inicio.

-Está bien- dije-. ¿Cuándo lo haremos?

-¿Quieres hablar con Napomuceno antes?- me preguntó Mikael-. Está durmiendo pero no pasa nada porque se despierte un poco antes de su siesta.

-Iré a despedirme- dije, con la intensión de levantarme de la cama, pero al parpadeo estaba ya estaba en los brazos de mi vampiro.

-Ni creas que te dejaré caminar- dijo y sonreí, pegándome a su pecho.

-No es que te deje ganar por ahora, solo me gusta estar contra tu pecho- dije.

-Lo se- dijo, besando mi coronilla.

Me llevó hasta la habitación de Napomuceno y me dejó sentada a su lado.

Lo desperté con caricias.

-¿Mari?- dijo con los ojos entrecerrados para un segundo después lanzarse sobre mi, abrazándome.

-¿Cómo estás?- le pregunté, acariciando su cabello.

-Me alegra de que ya estés bien- dijo, sonriendo.

-Aunque no está del todo bien- dijo Thanatos, quien está sentado en una silla mecedora que él ha usado un par de veces para leerle cuentos a Napomuceno antes de que se duerma.

-¿Qué pasa?- dijo el menor.

-Pues...- dije-. Por el momento no puedo caminar.

-¿Vas a hacer...?- dijo y se quedó pensativo-. ¿Cómo se llama esa acción que realizan los humanos para recuperar la movilidad de sus articulaciones en un tratamiento?

-¿Rehabilitación?- propuso Thanatos.

-¡Eso!- dijo el menor y me miró-. ¿Vas a hacer rehabilitación?

-La pequeña sirenita no acepta ir despacio, por lo que tendremos que acceder a una forma más...- dijo el mayor y empezó a mover las manos de una forma rara-. ¿Fuerte? ¿Dura? ¿Cruel? No se bien como definir esto.

-¿Qué te harán?- preguntó el menor, con una mueca de horror.

-Tan solo me van a borrar la memoria para que vuelva a aprender a caminar desde el inicio- dije-. Una vez que aprenda de nuevo, me devolverán los recuerdos y seguiremos con nuestra vida normal.

Él se quedó callado unos segundos y luego me abrazó con fuerza.

-Está bien- dijo y lo tomé en brazos, meciéndolo.

-Para antes de que te des cuenta, ya volveré a ser la misma- dije, sonriendo.

-Eso espero- dijo, algo decaído.

-¿Estás lista?- me preguntó Mikael, desde el marco de la puerta.

Le di un beso en la coronilla a Napomuceno y asentí.

Thanatos me tomó en brazos y tomé en brazos al menor, para poder ir todos juntos al lago.

Me sumergí en este de un salto junto a Laustin y los vampiros se quedaron en la orilla.

-¿Lista?- preguntó y negué con la cabeza.

Por suerte si puedo nadar y lo hice hasta llegar junto a mi vampiro, quien se agachó a mi altura. Apoyé mis manos en el borde y me impulsé un poco para darle un beso que duró unos segundos.

-Ahora si- dije, sonriendo.

Volví con ella al centro del lago y tomó mi mano. Empezó a murmurar algo, pasando su dedo índice por mi frente bajando por la nariz hasta el mentón, acarició mis pómulos desde el centro a los lados y me dio un pequeño golpe en medio de la frente.

Todo se volvió oscuro y sentí mis fuerzas irse.

En cuanto volví a abrir los ojos, no supe dónde estaba. Es un lugar muy bonito pero no me encuentro junto al resto del grupo.

-Marina, que bueno que te encontré- dijo una sirena de ojos, cabello y aleta gris.

-¿En dónde estamos?- pregunté-. ¿Y el resto del grupo?

-Pasamos por una zona oscura con contaminación en donde nos enredamos un poco y luego nos dividimos- dijo-. ¿No lo recuerdas?

-Para nada- dije.

-Pasamos un buen tiempo allí pero ya llegamos a nuestro destino- dijo-. Ya te están esperando; yo cumpliré la función de médico e iré anotando el progreso que tengas en tierra firme, mi nombre es Laustin.

-Está bien- dije.

La seguí y juntas fuimos hasta la orilla de aquel lugar.

-Bienvenida Marina- dijo un chico de cabello negro lacio de hipnotizantes ojos azules.

Él se agachó y extendió su mano hacia mi.

-Soy Thanatos- se presentó.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora