10

290 25 0
                                    

De un segundo a otro, el pequeño Luciano desapareció, dejando ver un enorme animal que me han dicho que se le llama "oso".

-Wow...- exclamé, realmente sorprendida.

El oso soltó un ruido extraño, para luego lanzarse sobre Eärendil, rasguñándole el pecho con sus enormes garras.

Era algo impresionante.

Thanatos sonrió.

-Le está dando mucha ventaja- me comentó-. Nosotros solemos jugar más bruto.

-¿A eso le llamas jugar?- dije, divertida-. Parece que están matando a mi hermano.

-Solo son rasguños, no es nada- dijo él-. Aunque yo también quiero jugar.

-Ve a jugar, te lo tienes merecido- dijo Hunter, sonriendo, abrazado a su pareja.

-¡Si!- comentó él, quitándose la camiseta larga, dejando a la vista sus ravioles y fuertes brazos.

Se lanzó contra Luciano, empezando a rodar, soltando ruidos raros.

Miré a mi hermano, acercándome a él, viéndolo como le brillan los ojos al mirar a Thanatos.

-Es divertido jugar con el pequeño, ¿verdad?- dije, divertida.

-Ese hombre es impresionante... Lucha contra esa bestia como si nada- dijo él, siguiéndole con la mirada.

En este momento estaban rodando en el suelo, intentando derribarse, pero sin ceder.

-¿Quieres que te ayude a sanar?- le pregunté-. No creo que a mamá le guste que uno de sus favoritos esté herido.

-Deja, dentro de poco sana solo, no soy tan débil como tú, como para requerir ayuda para eliminar unos raspones- dijo, con una mirada orgullosa.

-¿Quieres jugar?- le pregunté-. Un duelo, uno a uno, hasta que los niños paren- señalé a los otros dos, que no tenían intensiones de estar agotados.

-Está bien. ¿Dentro o fuera del agua? Seré tan bueno que te dejaré elegir- dijo, con arrogancia.

-Eso te lo dejaré a tu opinión, total, soy mayor que tu. Tengo más poder- dije, de la misma manera.

-Si claro- dijo, riendo-. Mejor que sea fuera, para que mi enamorado me vea triunfar y de paso comprobamos que tanto has aprendido en este tiempo.

Nos levantamos, colocándonos frente a frente.

-¡Ya!- gritamos a la vez y esperé a que me atacara primero.

Mientras, visualicé sus puntos débiles. Tiene heridas suaves en el torso, las piernas con una base firme y los brazos algo heridos por el juego de recién.

Él se abalanzó sobre mi, pero me agaché, logrando que pase de largo, cayendo hacia el suelo de cara. Agarré arena y rápidamente la tiré sobre él, logrando que entre en sus heridas y sea imposible la sanación.

-Sabes que no por nada soy el favorito de mamá- dijo él, girando para levantarse de nuevo.

Nos agarramos de los antebrazos de forma brusca, para empezar a ejercer presión, intentando derribar al otro.

-Por lo menos no tengo que pelear con otros seis estúpidos por el afecto de alguien- dije, riendo con orgullo.

Él gruñó, intentando derribarme hacia los lados, lográndolo luego de un rato en el que cedí para tirarlo conmigo, pateando rápidamente, dejándolo sin aire. Me levanté con rapidez, subiéndome sobre él, para apretar sus uñas.

Las uñas son uno de los puntos más débiles, aunque no lo parezca. Su expresión mostraba dolor, pero no soltaba quejido alguno.

-Papá no era importante para mi. Él solo es un bastardo que murió- dijo y le miré con enojo, intentando quitar su mano.

-Él murió protegiendo escorias como tu- le dije y me miró confundido.

-¿Qué es escoria?- dijo y empezó a ahorcarme-. Eres débil como él.

Eso fue lo que acabó con mi paciencia.

-Basta de juegos- dije, ya enojada.

Mis uñas empezaron a tornarse rojas y las suyas seguían azules.

-Papá me quería y a ti no- dije, para luego arrancarle una uña de golpe.

Su grito de dolor perforó un tímpano mío. A pesar de que la sangre salía por este, no me importó.

Le arranqué otra uña.

-¡Marina!- gritó Thanatos, separándome de mi enemigo, tirándome agua encima, logrando que me transforme y pare.

-¡¿Qué?!- grité, enfadada.

-Tus uñas están negras- dijo Luciano, sorprendido.

Miré y era verdad. Me asusté; nunca había estado así.

Thanatos me abrazó, limpiándome una gota que ni me di cuenta que caía por mi ojo.

-Ya, ya, tranquila. Todo está bien- dijo, con un tranquilo tono de voz.

-¿En serio hice eso?- dije, viendo a mi hermano arrastrarse como pudo al agua, para irse nadando.

-Se va a curar, no te preocupes- dijo, con una pequeña sonrisa.

-Mamá me va a odiar...- dije, preocupada, tapando mi rostro con mis manos-. De seguro en cuanto lo vea va a pedir que me exilien y moriré junto a los demás.

-Me quedaré contigo, no te preocupes tanto, ya encontraremos una solución a tus problemas- dijo y el resto de la familia me abrazó.

Thanatos me levantó en brazos y fuimos hacia adentro.

-Ven, te ayudaré a bañarte y vamos a comer, que ya es tarde- dijo America y Thanatos me dejó en la bañera-. Gracias hijo.

-Iré a ayudar a papá a hacer la cena- dijo y se fue, dejándonos solas.

_-_-_

Tras cenar arroz con atún, Thanatos se quedó conmigo para dormir, con la excusa de protegerme por si mi hermano regresa e intenta hacerme algo por dañarlo de tal manera.

-Tranquila, todo irá bien- repitió, acariciando mi cabello, una y otra vez, mientras el sueño me invadía-. Buenas noches mi sirenita.

-Buenas noches chupa~sangre- dije divertida, recordando el apodo que la cultura humana usaba para referirse a los vampiros.

-Ja ja, que graciosa- dijo, riendo suavemente-. Ya duerme, yo te cuido.

Y sin más, me giré, dándole la espalda, aún sintiendo como peina con sus manos mi largo cabello.

No lograba dormirme, a pesar de estar cómoda en mi forma natural. Sentía que algo malo iba a pasar, se que mi madre no se quedará callada ante esto.

Me ha culpado toda la vida de la muerte de mi padre, quien era su tercer amado, "el último sobreviviente", que no la dejó sola a pesar de que tenía otros hijos y dentro de poco cumpliría su siglo de vida, quedándole poco tiempo para ver a sus nietos vivir.

La caracola empezó a brillar, lo sentía. Era algo molesto, pero intenté no inmutarme.

-Yo lo soluciono, no te preocupes- dijo y me dio un beso en el hombro, para luego levantarse e irse con la caracola en manos.

Espero que todo esto no termine en una guerra o algo así.

Tras ese pensamiento, al fin logré dormirme.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora