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Una vez que se fueron todos, ya había caído la noche.

-¿Cómo se enteró ese hombre de mi estado?- pregunté de la nada, mientras vemos una película tras cenar.

-No lo se...- dijo, apegándome más a él-. No tengo ni idea, y eso me preocupa.

-Esteremos bien- dije-. Sabemos defendernos, nadie podrá contra nosotros.

-¿Sabes?- dijo, levantándose de su lugar-. Mejor dejemos la película y vamos a pasear. Hay lindos paisajes desde más arriba.

-Vamos- dije.

Salimos de la casa para empezar a caminar.

Detrás del lago, a unos cuantos kilómetros hay una zona con montañas pequeñas. Nos subimos a estas, sentándonos en el suelo, uno al lado del otro, viendo la casa a la lejanía. Pero no solamente se veía nuestro hogar, sino que gran parte del bosque que hay hacia esa zona y la ciudad más allá.

-Es fantástico- dije.

-Por eso elegí este lugar para vivir- dijo-. Además de que las universidades están cerca para que podamos hacer alguna carrera o algo, por si quieres gastar tu tiempo. Vivir mucho tiempo aburre, así que, debes ocuparte en algo. Y podrá ser un pasatiempos antes de estar con nuestra creación cuando llegue a esta vida.

Acarició mi panza con cariño, a pesar de que no tengo nada.

Me coloqué entre sus piernas, apoyando mi espalda en su pecho.

El ruido nocturno era tranquilizador, los grillos, los árboles se mueven suavemente, la noche está despejada. Aunque sueño es lo último que tengo.

-¿Te apetece dar un paseo nocturno por la ciudad?- me preguntó.

Asentí con la cabeza y a paso lento bajamos para ir a la ciudad.

Las calles no están vacías pero tampoco llenas de gente que no te dejan pasar; es un ambiente tranquilo, en donde hay parejas paseando a igual que familias y personas en solitario. Lo más sorprendente es que no todas las personas son completamente humanas; algunos tienen grandes cornamentas, otros pequeñas colitas o no tan pequeñas, alas u otras extremidades que los humanos no tienen. Lo único que si es parecido es la contextura física.

-Aquí conviven todas las especies por igual; nadie es menos o más que nadie- dijo-. Sus cuerpos son parecidos a los humanos por lo que las construcciones del lugar son iguales que en todo este mundo. Es un lugar donde la paz es la clave; es la muestra de que todas las especies pueden convivir... ¿Quieres un helado?

Fuimos a una heladería, a pesar de tener mucho helado en casa.

La cantidad de sabores allí era impresionante, además de lo que siempre vi, también había diferentes tipos de algas, incluso de mariscos, además de carnes, árboles, cosas que no se que son y ¡sangre!

-¿De qué sabor quieres?- me preguntó mi vampiro.

-Hay demasiado como para elegir- dije, sorprendida por la cantidad de sabores.

-Un helado de sangre de oveja y uno de GoldFish tropical- pidió Thanatos al vendedor.

Nos entregaron nuestros helados y empezamos a caminar hacia un parque para poder comer.

-Esto es la gloria- dije, pasando mi lengua por el helado.

-Lo se- dijo él, saboreando su helado-. Esta es otra de las cosas que me encantan de este lugar.

-Nunca creí que existiera un lugar así- dije.

-Hay muchas cosas que aún no conoces, mi sirenita- dijo, mirándome mientras como mi helado-. Y te las enseñaré.

-Será un placer si es contigo- dije, acurrucándome contra él con cuidado que no se me caiga mi postre-. ¿Sabes si hay más sirenas o tritones por aquí?

-Solo tu- dijo-. Nunca encontré a ningún otro. Y si hay es por transformación y no de nacimiento...- mis uñas se pusieron naranjas de la emoción-. Aunque son muy pocos, quizás tan solo un par... En ninguna oportunidad vi a alguien.

La emoción se me fue.

-Oh, está bien- dije.

Él pasó un brazo sobre mis hombros, abrazándome.

-Las ninfas del lago estabas ansiosas de conocerte por esa razón- me dijo-. ¿Ya has hablado con ellas?

-Solo un poco- dije-. No me detuve el tiempo suficiente como para tener una charla profunda pero hablamos de por qué estoy aquí y que si me gustaba el lago. Se veían bastante emocionadas cuando dije que el rey me mandó.

-Toda persona de la alta clase debe ser buen amigo de las ninfas, se protejan entre sí- dijo.

-Eso ya lo se- dije, divertida-. Aunque en donde vivía no había ninfas, eso es cosa terrestre.

Nos quedamos unos instantes en silencio, disfrutando de lo que queda de nuestros helados.

-¿Extrañas algo de allí?- me preguntó.

Le miré confundida.

-De el océano- dijo.

-Quizás las carreras con los delfines- dije, recordando aquellos momentos-. Entre familias de delfines y sirenas, solíamos hacer carreras.

-Es obvio que ganabas, ¿verdad?- dijo.

Reí.

-No tanto- dije-. Mi cuerpo es más pequeño que el del delfín y soy algo más lenta. De hecho era la más lenta del grupo. Papá me sobreprotegía por esa razón, no sabía defenderme y era lenta, todo era peligroso para mi.

-Pero si no eres lenta- se quejó-. Eres rápida como un guepardo.

-A la igual que un guepardo, solo puedo ser muy rápida por un corto periodo de tiempo luego reduzco mi velocidad a la mitad... Y todo esto es a partir de los 50 años- dije-. Ante cualquier peligro, soy una débil presa.

-Pero con 39 años eres muy rápida- comentó.

Sonreí alagada.

-Gracias, pero aún así aún me falta mucho por crecer- dije.

-Ven, mi pequeña sirenita- me dijo Thanatos, para limpiar la comisura de mis labios con una servilleta al terminar nuestros helados-. Vamos a casa.

-Recuerda que mañana va a casa Laustin para el control- dije.

-Lo se- dijo-. Mikael dijo que iba a hacer acto de presencia por la tarde. Me ha comentado que está buscando más información para que estemos bien preparados.

-Según Laustin, a partir de que se me note el embarazo, deberé estar en mi forma natural para evitar problemas- dije-. Voy a extrañar las caminatas juntos.

-Sigo teniendo mi fuerza, ¿sabes?- contestó, divertido-. Aunque estés en tu forma real, te cargaré en brazos e iremos a pasear juntos.

Sonreí y me apegué a él.

-Vamos a casa- afirmé, mientras empezamos a caminar.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora