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-¡Kaito!- le regañó Thanatos a mi pequeño-. ¡Deja de beber tanto de tu madre!

-Estoy bien- dije, intentando mantenerme despierta.

-Estás muy débil... Ya te he dicho que me pidas sangre y alimentos cuando lo necesites...- me dijo Thanatos, suspirando.

-Estoy bien- repetí, abrazándome a mi pequeño.

Al segundo día, Mikael y Laustin nos hicieron un control específico de todo, llegando a la conclusión del que el veneno que posee Kaito en sus colmillos (el que puede transformar a cualquier ser en vampiro) no es efectivo aún y se cree que no lo será hasta que deje de alimentarse de mi. Por suerte todo va bien.

Con cada semana que pasa, es como si fuera un mes para mi pequeño; parece tener ya 3 meses, aunque solo pasaron 3 semanas. Crece bastante rápido y eso lo lleva a estar casi todo el tiempo prendido a mi succionando mi sangre. Thanatos retomó su trabajo ya que es su momento de gloria para crecer. Él al inicio no quiso, ya que quiere dedicarse completamente a nosotros, pero logré convencerlo que por lo menos unas tres horas al día le dedique a su trabajo.

Por suerte hay reservas de mi sangre en una heladera especial, por lo que Thanatos puede alimentarse sin problema, a pesar de que ahora mismo, yo requiero su sangre, lo cual genera un intercambio y hace que nuestro pequeño crezca bien y fuerte.

-Abre la boca- ordenó e hice caso.

Colocó algo contra mi boca y su deliciosa sangre empezó a bajar por mi garganta.

-Kaito...- le regañó Thanatos.

Mi vampiro me está dando su sangre, a la vez que mi hijito me la está quitando.

El pequeño se soltó y se acomodó entre mis brazos para dormir una siesta.

Al no sentir más sangre caer contra mis labios, le di un beso en la herida ya sanada y sonreí.

-Pequeña... Creo que debemos empezarle a dar de comer sólidos- dijo él.

-Pero si puede alimentarse de mi- me quejé.

-Te está quitando toda tu energía- dijo y acarició mi cabello-. No quiero que te haga daño, pero tampoco permitiré que se dañe él. Hablé con Mikael y Laustin; ellos están de acuerdo. Me hicieron una lista de papillas y comidas que debe comer en sus primeros tiempos. Los vampiros consumimos más que nada crudos y carnes, pero es medio tritón, por lo que también debe consumir pescado y algas. Además de que es un niño y debe acostumbrarse a la comida que le hará la abuela, por lo que también las verduras y las frutas son necesarias.

-Está bien...- susurré molesta.

-Si tras comer su comida queda con hambre, ahí si puedes darle de beber tu sangre- me dijo, acariciando mi cabello-. ¿Tanto te gusta que beban tu sangre?

-Es una pequeña conexión entre él y yo...- dije, acariciando su cabello-. Ya no está unido a mi físicamente, ya que es un ser vivo aparte, pero de todas maneras, si se aleja me da frío, siento que se va a topar con algo muy peligroso y temo por eso.

-<<Ningún mar en calma hizo experto al marinero>>- dijo y le miré mal-. Vale, vale. Mala elección de refrán, pero te entiendo.

-Eso no importa- dije-. No quiero dejar que mi pequeño se aventure en ese peligroso mar.

-Mi sirenita... Tu naciste y creciste en el océano...- dijo, acariciando mi cabello-. Nuestro pequeño también podrá con todo lo que has vivido.

-No quiero que viva lo que yo viví- afirmé, aferrándome a su pequeño cuerpo-. Ver como tus familiares mueren protegiéndote, cazar teniendo cuidado de que no te casen, ver como alguno del grupo se sacrifica para que el resto sobreviva a la hambruna, pelear con seres ochenta veces tu tamaño y tener que vivir con miedo a lo de arriba porque pueden cazarte y mueres... No es la vida que quiero para mi pequeño.

-Él no vivirá eso, te lo aseguro- dijo, besando mi coronilla-. Se que has tenido una infancia dura; se que aún sigues siendo una niña, ya que te faltan 10 años para la mayoría de edad, pero aún así, él es el ser más protegido de toda esta dimensión... No te lo dije antes para no asustarte, pero tengo guardias ocultos en cada árbol de este bendito bosque, para evitar que entren a casa; ellos no nos van a hacer daño, nunca, y tienen la misión de protegernos hasta incluso luego de la muerte, pero somos seres inmortales, estaremos bien.

-¿Qué clase de guardias tienes?- pregunté, con curiosidad.

-Almas en pena que les daré la libertad en cuanto sean destruidos por protegernos- dijo y le miré confundida-. Se que suena aterrador, pero todas aquellas almas que quedaron bagando por la casa de los reyes, las traje aquí como guardias y les prometí la libertad que puedo darles a cambio de que nos protejan. Son fieles a mi y nunca nos van a lastimar.

-Está bien- dije y le di un pequeño beso-. Pero de todas maneras no me alejaré de mi pequeño. Quiero darle todo le cariño que Clawdeen no me ha dado.

-Eso es algo asegurado- dijo-. Eres la mejor madre de todas. Estás para tu pequeño en todo momento, incluso le das tu vitalidad con tal de verle bien.

-Gracias- dije-. Y sin duda tendrá el mejor padre del mundo, eres el mejor. Se que le podrás dar buenos consejos e irá por las buenas corrientes.

-Bueno, la próxima vez que se despierte y pida comida, no dejes que te muerda... Iré a cocinar una papilla de zapallo naranja- dijo y sonreí-. Luego te preparo puré para ti.

-Más te vale- dije, sonriendo.

Me besó y se retiró.

-Sin duda, el mejor- dije, sonriendo, viendo a mi pequeño dormir.

Se le ve tranquilo descansando sobre mi pecho. Es realmente hermoso.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora