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-¿Qué tal les pareció lo que preparé?- preguntó Hunter, divertido, mientras nos sentamos en el sillón tras lavar los platos.

-Delicioso- dijo Luciano-. Adoro la pizza de atún con queso.

-Lo se, eres delicioso- dijo Fernando y el chico oso se volvió rojo de rostro-. Digo, la pizza, la pizza es deliciosa.

Thanatos empezó a reír.

-Iré a llevarle algo de comer a America- dijo Hunter, agarrando el plato con la porción de pizza que se estaba calentando en el microondas, antes de irse.

-Tu no te rías- dijo Fernando, al seguir escuchando la risa del vampiro.

-¿Me tienes envidia porque si puedo comerme a mi pareja sin que nadie diga nada?- dijo mi vampiro, abrazándome.

-Te reto a que lo hagas... No creo que te atrevas a hacer cosas perversas frente a tu hermanito pequeño- dijo Fernando, en un tono de voz de reto, abrazando a Luciano  con cariño.

-Como quieras- dijo Thanatos.

Me corrió la remera, dejando a la vista mi clavícula, dándole un beso sobre la zona en la que le gusta morderme antes de clavarme sus colmillos con cuidado.

-Esa no me la vi venir- dijo Fernando y Luciano rió.

-Es un vampiro, no se a qué más podrías referirte- dijo mi hermano menor.

-Cuando estemos en casa te enseñaré a que me refiero- le dijo al oído a su pareja, logrando que se sonroje.

-Adelántense si quieren- dijo Thanatos-. Nosotros iremos hacia la manada para buscar el coche, comprar algo de comer y volvemos a casa, tengo una cita para un trabajo mañana a la tarde y quiero estar con mi sirenita antes de entrar a trabajar.

-Como quieras- dijo Fernando y se levantó, teniendo a Luciano en brazos-. Nos vemos en un par de horas.

La pareja se fue con rapidez.

-¿Quieres que luego vayamos a nadar al lago?- preguntó mi vampiro y asentí-. Te noto cara cansada, ¿quieres dormir un poco?

Me acurruqué contra su pecho.

-No me siento cansada, pero me gusta estar así- dije, escuchando sus suaves latidos.

-Si quieres dormir no me opongo- dijo, meciéndome con suavidad.

Cerré los ojos y me concentré en los ruidos de su interior, que son algo curiosos.

De un segundo a otro, me abrazó con algo de fuerza, dejándo de mecerse, pero me quedé quieta, aún con los ojos cerrados, sintiendo una presencia que me da algo de miedo.

-¿Tú qué haces aquí?- preguntó en voz baja, aferrándose a mi-. Si, ella es mi madre humana...- dijo, en voz baja, tras una pausa-. Oh, ya veo... Está bien, dejaré que pase lo que tenga que pasar, ya me despedí de ella antes... Cuida de ella- rió suave.

Thanatos me mantuvo apresada entre sus brazos un buen rato.

-Cuando quieras pasa por casa, pero sin malas intensiones- dijo, luego de varios minutos, en un tono de voz más alto-. Hasta pronto mamá.

Abrí un ojo en cuento aflojó su agarre.

-¿Qué pasó?- le pregunté, confundida.

-Mamá ya está descansando en paz- dijo él, algo triste.

-¿Con quién hablabas?- pregunté.

-Con la muerte- dijo y rió-. Yo le llamo Parkis, ya que al inicio de su trabajo, se ponía nervioso y le daba parkinson.

-Oh...- dije-. ¿Crees que sea buena idea ir con Hunter? Somos sus hijos y quizás necesite apoyo.

-Creo que lo mejor es dejarlo solo un rato...- dijo-. Los humanos suelen hacer duelos mentales para aceptar estos hechos. Vamos fuera, en un buen rato regresamos.

-Está bien- dije.

Intenté levantarme, pero mi vampiro se levantó del sillón conmigo en brazos.

-No es bueno que pises el suelo ahora...- dijo-. Acaba de pasar Parkis y temo que te suceda algo.

-¿Qué pasa con Hunter entonces?- dije, con preocupación.

-Él estará bien, no le afectará el paso de Parkis, ya que va a estar en medio del duelo- dijo, empezando a caminar fuera.

-¿Qué efecto tiene?- pregunté, una vez que estamos fuera de la casa, caminando hacia no se donde.

-En un vivo o cualquier tipo de criatura que no le vea, es probable que le entre una tristeza enorme y ganas de hacer daño- dijo-. En mi caso no pasa nada, ya que soy un ser que en caso normal, está muerto, pero como soy parte de la familia real no me pasa nada y mayormente mi familia les contrata.

-Está bien- dije-. ¿Por qué lo invitaste a casa? ¿No es peligroso para mi?

-Mientras yo no se lo permita, no lo es- dijo-. Lo más probable es que tenga que conseguirse un cuerpo físico para poder estar frente a ti y puedas verle y oírle.

-Está bien...- dije y me aferré a su pecho-. ¿Podemos ir a nadar ahora? Estar así me dejó algo extraña.

-Lo siento, no pensé que te fuera a afectar- dijo-. Normalmente solo con los humanos y con los licántropos pasa eso, a los brujos y otras criaturas puras nunca vi que les pasara algo.

En un rápido movimiento, ya no estoy contra su pecho, sino que sobre su espalda.

-Así quizás sea más cómodo para ti- dijo y sonreí, abrazándolo con cariño.

En cuanto llegamos al lago tras una tranquila caminada, él me tomó en brazos, me lanzó al aire y en cuanto caí en sus brazos, ya estaba con el torso al descubierto y con sus pertenencias a un lado.

-¿Vamos a nadar?- dijo y asentí.

Tomó distancia y corrió hacia el agua, saltando en la orilla, haciendo que caigamos en una zona bastante profunda, por lo que reí divertida.

Busqué a mi pareja en medio del agua y lo abracé, enrollando un poco mi cola en su cuerpo, abrazándole, regalándole un poco de aire.

-Te adoro- dije, besándolo antes de empezar a flotar hacia la superficie para evitar que se ahogue mi vampiro.

-Yo no solo te adoro- dijo-. Te amo.

Sonreí y volvimos a besarnos.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora