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Al llegar a la playa, nos encontramos con varios seres rodeando la casa.

-Maldición...- murmuró Thanatos y me miró-. Ve al agua y escóndete en las profundidades. Iré a pelear por nuestra familia.

-No te dejaré solo- dije, con preocupación.

-Estarás en peligro si vas allá conmigo- dijo, tomando mis manos-. Se que estás preocupada, pero confía en mi.

-Tu igual- dije, con seriedad.

Salí de allí y pensé en lo que había logrado la vez pasada.

Pensé en el agua fluyendo, en el océano y el placer de nadar.

Caminé a paso lento llamando la atención de aquellos seres, que me miraron, acercándose un par hacia mi.

Thanatos se puso frente a mi, mostrando los colmillos, en forma de defensa. Los seres reaccionaron de la misma manera, dejándome ver que son todos vampiros, aunque sus ojos eran de un color más opaco que el de Thanatos.

-¡NADA!- me gritó, sin girarse.

-Queridas aguas, ayúdenme- pedí, en voz alta-. Confío en ustedes y su poder.

Alcé mis manos, mirando a mi objetivo.

Los vampiros enemigos rieron animados.

Concentré todas mis energías y pensé en rodear a los vampiros con el agua. Y la marea me obedeció.

Una gran ola saltó de la nada, atrapando a aquellos seres, envolviéndolos en burbujas que se alzaron al aire, dejándolos nadando lejos del suelo.

Reí divertida.

Los junté a todos en una sola burbuja, viendo como intentan huir moviéndose como si estuvieran nadando o dando saltos.

-Iré dentro, confió en ti- dijo Thanatos, sonriéndome.

Sonreí y acerqué la burbuja a mi.

-¿Qué se siente?- pregunté, divertida.

Vi como por la ventana de nuestra casa salió volando un vampiro más y lo metí en la burbuja.

Fui cerrando la burbuja, dejándolos a todos en un pequeño espacio. Segundos después, expandí la burbuja de golpe, haciendo que sin querer uno que otro de ellos perdiera un brazo, una pierna o la cabeza.

-Ups- dije, recordando aquella expresión humana.

Volví a repetir la acción una y otra vez hasta que solo quedó uno vivo.

-Esto es divertido- dije, sonriendo.

-Para mi más- dijo alguien, detrás mío.

Me giré, encontrándome con otro vampiro, que me agarró del cuello, clavando sus manos, sin dejar que caiga sangre, pero lastimando mis branquias.

Empecé a respirar agitadamente, sentía que me faltaba el aire a pesar de que podía respirar tranquilamente.

-¿Qué se siente?- repitió mi pregunta, en un tono burlesco.

Se escuchó un golpe sordo y miré como todos los pedazos de cuerpo estaban en el suelo, en un charco.

Intenté hablar, pero se me hizo imposible.

Vi como de la casa salió Thanatos con sus brazos detrás de la espalda, siendo escoltado por algunos vampiros que reían.

-Miren lo que encontré- dijo el que me sostiene del cuello.

-¡MARINA!- me gritó Thanatos preocupado, intentando liberarse.

-Recuerda tu promesa- le dijo uno de los vampiros a mi hermano, empezando a caminar hacia nosotros.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora