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-Kira...- dijo una infantil voz y abrí un ojo con sueño.

Ayer Kaito bebió demasiada sangre de mi luego de que deje que Thanatos coma de mi, por lo que me dejó cansada y levemente hambrienta a pesar de que mi pareja me dio de su sangre para compensar, a pesar de no ser suficiente, por lo que caí dormida en la isla Mako, mientras Thanatos cuida a Kaito.

-Mar, ¿escuchaste eso?- dijo Thanatos, con gran emoción, moviendo mi brazo suavemente.

Moví mi aleta y me reincorporé, para ver a mi bebé, que alza sus brazos hacia mi, lo tomé en brazos y sonreí.

-Kira- repitió y sonreí, besando su frente con felicidad.

-Hola Kaito- dije, dejando que tome mi dedo con su mano.

-Kira- volvió a decir, riendo.

-Si bebé, acá estoy- dije, acunándole-. ¿Tu se los has enseñado?

Mi vampiro me miró, con una tierna sonrisa.

-Para nada- dijo y le miré confundida-. Yo solo le hice repetir "mamá" y "papá"; no pensé que vaya a decir Kira, mucho menos cuando nunca se lo dije.

-Mamá- murmuró y le miré-. Kira.

-¿Y él quién es?- le pregunté, señalando a su padre.

-Papá- dijo y lo abracé.

-Muy bien mi bebé hermoso- dije, besando sus nariz-. ¿Y tú?

Acaricié su nariz.

-¿Cómo te llamas?- pregunté y me miró confundido.

-Le llamamos por tantos nombres que ya lo confundimos- dijo Thanatos y reí.

-Kaito- dije, tocando su pecho, en la zona del corazón-. Ka~

-Ka~- repitó.

-I~- dije y sonrió.

-I~- volvió a repetir.

-To- finalicé.

-To- copió.

-Kaito- dije y rió.

-Kira- dijo y reí.

-Yo soy Kira, tu eres Kaito- dije y sonrió-. ¿Cómo te llamas?

-Kira- repitió y reí, besando su frente.

-Ya, ya- dije, abrazándolo y sentí como intenta morderme-. Ven, vamos a comer. No creo que papá se ponga muy contento de que me muerdas mucho.

-Ya terminé de cocinar- dijo Thanatos, acercándose con una bandeja con comida para los tres.

Tan concentrada en mi pequeño estaba, que no me di cuenta cuándo se fue Thanatos.

-Kaito, abre la boca- pidió el mayor.

El pequeñin obedeció y le dio de comer algo bordó que no se que es.

-¿Qué es eso?- pregunté, viendo como lo come con gran emoción.

-Una mezcla de gelatina, sangre de ambos, algo de algas procesadas y... ¿Remolachas?- dijo y le miré con sospecha de lo último-. Bueno, no son exactamente remolachas, pero saben como éstas.

-Está bien...- dije-. ¿Es siquiera un vegetal?

-Para nada- dijo-. Es carne, ni idea de qué, pero dicen que es buena para las primeras espatas de la vida de los vampiros.

-Está bien- dije, aún no muy segura, viendo su rostro de alegría-. Parece gustarle mucho, así que, está bien.

Tras terminar de comer toda esa papilla extraña, me mordió, bebiendo poquita sangre mía.

-Kaito... Si tienes sed, te traigo agua, leche o te doy de mi sangre- le regañó Thanatos-. No tienes que alimentarte siempre de tu madre.

-Tranquilo mi amor, estoy bien- dije, acunando a mi pequeño-. Duerme bien, mi bebé hermoso.

No tardó mucho en dormirse, por lo que lo dejé sobre mi regazo.

-Venga, ahora mi reina debe comer- dijo, acercando los palillos con una pieza de sushi a mi boca-. Di "ahh".

Sonreí y obedecí yo también dejando que me de los alimentos en la boca.

Tras que terminó de darme de comer, comió su comida con rapidez.

Dejó la bandeja a un lado y entró conmigo al agua, sentándose a mi lado, abrazándome.

-Que rápido crece- dijo-. Mira que ya dentro de nada le veremos caminar y luego irá por ahí haciendo de las suyas como un gran vampiro, nadando con las ninfas y hasta va a encontrar a sus lazos.

-No hables tanto, que aún es un pequeñtito- dije, acariciando sus suaves cabellos.

-¿Quieres descansar otro poco más?- preguntó, acariciando mis cabellos con cariño.

-De hecho tengo ganas de otra cosa... Pero estaría desprotegido nuestro pequeño y no puedo ser tan mala madre- dije, mirando como descansa.

-Tenemos una cuna con censor de movimiento, llanto y toda la máxima seguridad de este mundo- dijo, acariciando mi nuca-. Además de seguridad de otros mundos, que evita que se creen portales dentro de la casa o de la zona en la que vivimos.

Tomó a nuestro pequeño en brazos con cuidado y salió del agua, para envolverlo en una manta térmica.

-Ven- dijo, sonriendo.

Me transformé y salí del agua, siguiéndole.

Nos colocamos batas para no mojar el suelo a pesar de que en mi caso solo dura unos segundos en lo que resbala todo el agua y fuimos a nuestra habitación, tras dejar de nuestro pequeño en su cuna.

Nos recostamos en la cama, deshaciéndonos de las batas.

Tan solo necesitó morder suavemente mi cuello sin perforar mi piel, para que mi cuerpo cambie, abriéndose ese extraño agujero en mi estómago, haciendo que mis intereses cambien totalmente.

-Esto es para que no seamos padres pronto- dijo, sacando de la mesa de luz un sobre extraño pequeño, de un material raro.

No tengo ni idea de qué es lo que se puso, pero no me importó en absoluto, mis prioridades son otras.

Dejé que entre en mi e iniciamos el rito, entre caricias, besos y mordidas de parte de ambos, que crearon una sensación aún más agradable y adictiva.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora