Tras unas largas horas de juegos, decidimos prepararnos para la cena especial.
El hijo del alfa ya había cumplido tres años e iban a organizar una caza en su nombre. Quise ir, pero por mi seguridad, me obligaron a quedarme.
-Es injusto- me quejé, sentándome sobre el regazo de mi vampiro.
-Lo mismo digo- dijo Ikaris, sentado a mi lado.
-Yo creo que es por nuestra seguridad- dijo Thanatos, quien me abraza con cariño.
-Inclusive los más viejitos salieron- dije.
-Es para mantener las costumbres- dijo Ikaris, abrazando con fuerza una almohada que tiene enganchada una remera de su pequeña pareja.
Escuchamos una especie de aullido suave pero feroz, seguido de muchos otros aullidos.
-El pequeño ya encontró a su presa- dijo Ikaris-. Ahora todo el resto buscará la suya para regresar todos juntos.
-Que rápido- dije.
-Al ser el más pequeño, tiene más rapidez pero menos fuerza, por lo que puede cazar pequeñas presas con gran facilidad- explicó el mayor.
-Creo que debería ir a cazar a mi propia presa- dije, pensando en las ricas algas que hay en el lago.
-En cuanto vengan las panteras iremos nosotros a buscar nuestros alimentos- dijo Ikaris-. Siempre que salen de caza todos juntos, suelen esperarme para empezar a comer; aunque me lleve tres horas decidirme, ellos me esperan siempre.
-Mi comida favorita está en frente mío, así que, yo no me preocupo tanto por cazar- dijo mi vampiro.
-Ni creas que te van a dejar que la muerdas en frente de todos- dijo el mayor, riendo divertido.
-¿Y cómo se supone que me alimente si no puedo morder y beber frente a todos?- preguntó mi chico, con preocupación.
-Ya te voy a enseñar- dijo su amigo y escuchamos otro aullido, más potente-. Ya están por llegar.
-¿Puedo acompañarlos?- les pregunté.
-No creo que sea bueno que me veas así, mi sirenita- me dijo Thanatos, besando mi hombro-. Además, tardaríamos mucho en ir a un lugar y al otro, no me gustaría hacer esperar a los anfitriones. Mejor ve con Rebecca o con Jack al lago y luego nos encontramos aquí.
-Está bien- dije, algo triste.
-Luego te acompañaré más tarde, ¿si?- dijo y asentí.
Una no tan pequeña pantera se lanzó sobre Ikaris, lamiéndole el rostro.
-Hola pequeño- le dijo-. ¿Cómo te fue? ¿Trajiste algo de comer o voy a buscar por ti?
La pantera se bajó y trajo un armadillo, dejándolo en el suelo debajo de su garra, mientras ronronea triste contra su pareja.
-No te preocupes por eso- le dijo el vampiro, acariciándole la oreja-. No pasa nada; yo iré a cazar con Thanatos ahora. ¿Por qué no acompañas a Mari a buscar comida al lago? Y de paso nadas un poco, que te llenaste de tierra.
El licántropo tomó a su presa y se lo llevó a donde están dejando todas las presas, luego cada cual fue a su casa y se cambiaron.
El alfa nos miró, asintiendo con su cabeza.
-Es nuestro momento- dijo Ikaris y besó la frente de su pequeño.
-Nos veremos en unos momentos aquí- dijo Thanatos, dándome un pequeño besito en los labios.
-¡Yo también quiero uno de esos!- se quejó la pantera con su pareja.
-Lo llego a hacer y tus padres me echan de la manada- dijo el vampiro, riendo, acariciando el cabello del menor.
-Pero ya tengo 13- dijo la pantera.
-Hasta que no tengas 22 no puedo darte besitos- dijo Ikaris-. Pero mejor nos vamos yendo.
-Pórtense bien- dijo Thanatos-. Cualquier cosa, griten y al instante llegaremos.
Asentimos con la cabeza y fui junto al chico pantera hacia el lago.
-¿Qué sueles cazar?- me preguntó.
-Cualquier tipo de pez- dije-. Aunque prefiero más las algas. ¿Hacemos una carrera?
-¡Ya!- dijo él, empezando a correr y lo seguí por detrás.
En cuento llegamos, él se detuvo, pero yo seguí corriendo hasta lanzarme al agua, transformándome en el aire, errándole a la distancia, golpeándome con la arena.
-¿Estás bien?- me preguntó, con una mueca de dolor.
-Si, no es nada- dije, divertida, arrastrándome hasta la profundidad-. ¿Me esperas aquí? Regreso en poco tiempo.
-Está bien- dijo, sentándose en la orilla, remojando sus pies.
Fui hacia el fondo para agarrar unas algas que parecen ricas. Mis amigos de esta zona no están, por lo que no tuve que solicitar su permiso.
Tras eso, capturé un pez y salí del agua.
-¿Lista?- preguntó Jack y asentí-. Que rápida.
-Vamos- dije.
Salí del agua y me transformé, para caminar junto a Jack.
-¿Cómo te está yendo en el colegio?- le pregunté.
-Meh, no tengo mucho que decir... Es aburrido y no tengo amigos de la manada. Ikaris siempre me va a buscar, pero pocos saben que es mi novio- dijo-. Me molesta a veces la mirada de las chicas que no comprenden que él es mío.
Sonreí y revolví su cabello con mi mano libre.
-Son muy bonitos juntos- dije-. No les tomes en cuenta.
-No pensaba hacerlo tampoco- dijo y miró el suelo-. ¿Te puedo contar algo? No tengo con quien hablarlo.
-Te escucho.
-En la manada hay panteras que me molestan porque mi mate es un vampiro- dijo, apenado-. Yo lo amo, pero es molesto que no me apoyen como lo hacen con las parejas normales. ¿Tu crees que esté mal amar?
-No digas eso- dije-. Amor es amor, no debes darle atención. Y si es que te molestan, dile a Ikaris, él puede ayudarte.
-Pero ya soy un adolescente, no es bueno para mi reputación que un vampiro esté salvándome siempre- dijo-. Aunque casi siempre gano en las peleas en el claro, me siguen molestando por estar sobreprotegido.
-No le des atención- repetí-. Ellos no van a tener ningún poder sobre ti, si es que tu no se los das. Ignora, y si eso no sirve, zarpazo y listo.
-No puedo hacer eso a alguien de la manada- dijo, divertido-. Aunque me encantaría.
-¿El alfa no puede ayudarte?- pregunté.
-No lo he hablado con nadie, por lo que no lo sabe- dijo.
-Hay cosas en las que los adultos pueden ayudar. Y esto es uno de los casos. Tu no temas ni te reprimas; disfruta la vida.
-Gracias- dijo y me abrazó.
En cuanto llegamos a la mesa, los vampiros también llegaron.
-¿Cómo les fue?- preguntó mi vampiro.
-Todo tranquilo- dije y le mostré lo que conseguí.
-Muy bien todos, vamos a comer- dijo el alfa en voz alta.
Cada cual se sentó en su lugar y empezamos a cenar al rededor de una gran fogata.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...