-¿Cómo te cayeron?- me preguntó mi vampiro, mientras caminamos en medio de la playa, regresando a casa, con la luna como única iluminación.
-Son buena gente- dije-. Me gustaron las algas fritas... Tenían algo que no se que es pero me gustó mucho.
-Tenían un poco de escamas de peces molidas- dijo.
-¿Las probaste?- pregunté, sin recordar que se haya llevado un alga a la boca.
-No, pero sentí el sabor en tus besos- dijo.
-Oh...- dije.
-Las escamas molidas son algo muy similar de el GoldFish, quizás por eso te gustó tanto- dijo.
-Tiene sentido- dije.
-Además de que tenía algunas especias que nunca usé por miedo a que te den alergia o que tu cuerpo lo rechace- dijo.
-¿Podríamos probarlo algún día?- pregunté.
-Claro- dijo-. Mamá solía echarle de estas especias pero las dejó casi por completo cuando llegaste tu, por miedo a que algo te caiga mal.
-No creo que me caiga mal- dije.
-Volviendo al tema de los marinos... ¿De verdad te cayeron bien? Te noté muy callada y algo nerviosa a veces, lo cual es una actitud nueva en ti- dijo.
-Me intimida un poco el que hagan comentarios como Fernando- dije-. No se que me pasó, pero si me cayeron bien. ¿Podemos volver a ir algún día? Aún no vi la pecera.
-Está bien- dijo él-. ¡Cuidado!
Antes de poder reaccionar, ya estaba en los brazos de mi vampiro, quien me sostiene de forma firme, evitando que me caiga en el gran poso que hay frente a mi.
-No entiendo como es que hay padres que dejan que sus niños hagan posos tan peligrosos- dijo Thanatos, enfadado, caminando conmigo en brazos.
-Cuando tengamos hijos, de seguro vendrán también a jugar en la arena, no culpes a los niños- dije, abrazándolo-. Puedes dejarme en el suelo, si quieres.
-De eso nada- dijo-. Se que no ves en la oscuridad y no quiero que te lastimes.
-Está bien- dije, abrazándolo-. He de suponer que ir nadando por la orilla no es una opción.
-Tu suposición es correcta- dijo, sonriendo, tras besar mi frente.
-¿Podemos volver a ir mañana?- pregunté-. Realmente quise ver la pecera.
-Está bien- dijo-. Mañana en la noche volveremos.
-¿Podemos ir con Luciano y Fernando?- pregunté.
-Eso es solo si ellos aceptan- dijo-. Aunque creo que nos haría bien salir todos juntos.
-Mañana se lo proponemos a los chicos- dije-. Podemos aprovechar para ir a nadar en la tarde y luego vamos a cenar.
-Como guste mi reina- dijo.
-Por cierto, ¿qué pasó con el trabajo que tenías pendiente? Al final estuvimos toda la semana aquí- pregunté.
-Ya tuve la cita de planificación el día acordado y mientras dormías hice todo, ya terminé- dijo.
-Eres genial- dije, dándole un pequeño beso en la mejilla.
-Lo mejor para mi sirenita- dijo y sonreí.
Sentí un pequeño cosquilleo en el medio de mi estómago.
-¿Otra vez?- me preguntó mi vampiro, con cierta diversión-. Tan solo pasaron 15 días.
-Calla- dije, bajando la mirada a su pecho, en el cual puedo sentir su corazón latiendo a la misma suave velocidad de siempre.
-¿Quieres que vayamos a casa? Aunque deberás hacer mucho silencio, están los menores dormidos- dijo-. O podemos ir al lago.
-Nos podrían ver las ninfas- dije, con vergüenza-. Prefiero que vayamos a casa.
-Como gustes- dijo.
-¿Falta mucho?- pregunté, con cierta preocupación, estirando mi mano para acariciar el bello rostro de mi vampiro.
-Puedo apresurarme si quiero, pero quiero ver tu capacidad de resistencia- dijo, divertido.
-Eres malo- dije, con un pequeño puchero.
-Me encantas- dijo, con los ojos suavemente rojizos.
-¿No puedes apresurarte?- pregunté, algo ansiosa.
-No quiero- dijo.
-No creo que mi cuerpo aguante mucho más- me quejé, restregándome contra él-. Tengo calor.
Llevé mi mano a sus labios, delineando estos con cariño. Él mordió la punta de mi dedo con sus dientes, sin poner mucha presión.
-No juegues con fuego o te quemarás- dijo.
-Entonces apresúrate- dije y mi cuerpo cambió a mi forma natural-. Por favor...
-Adoro verte así, suplicante de cariño- dijo, sonriendo coqueto.
-Por favor- rogué, sintiendo como su cuerpo me llama.
-Está bien- dijo.
Corrió no muy rápido hasta que llegamos a casa, entramos y avanzamos con rapidez a la habitación, sin ver a la pareja en el camino.
Me recostó en su cama y nos quitó la ropa con rapidez, tomando un listón negro en sus manos.
-¿Me permitirías algo?- dijo-. Te ayudaré, pero debes confiar completamente en mi.
-Haz lo que quieras- dije, acariciando su hermoso pecho.
Me colocó una venda en los ojos, otra tapando mi boca, una tercera atando mis manos contra el respaldar de la cama, además de enrollar algo suave como terciopelo por el largo de la extensión de mi aleta.
-Esto es hermoso- dijo, con un tono de voz seductor-. Te comería entera... Y eso pienso hacer.
Se recostó sobre mi, mordiéndome, casi sin succionar de mi sangre.
-Esta noche no vas a dormir- me susurró al oído, haciendo que suelte un suspiro conteniendo tantas emociones-. Adoro cuando tienes las uñas de ese hermoso lila.
Y tal como lo dijo, lo cumplió.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...