Al llegar, Thanatos corrió hacia su habitación, encerrándose.
-Iré a curar al niño- dijo America, llevando a su pequeño a su habitación.
-¿Estás herida?- me preguntó Hunter.
-No lo se. ¿Tu estás bien? ¿Te llegó a hacer algo?- le pregunté, preocupada.
-No, no me ha tocado- dijo y me abrazó-. Gracias por defenderme.
-Lo que sea por mi familia- dije, con una pequeña sonrisa, abrazándole.
-Y... ¿Tus uñas regresan a la normalidad solas o hay que cortarlas?- me preguntó, separándonos del abrazo.
Miré y reí.
-Me llegas a cortar las uñas y me matarás lenta y dolorosamente- dije, con una pequeña sonrisa, viendo una mueca de miedo en su rostro.
-Ya entendí- dijo-. Ve a bañarte y a dormir... Mañana tienes clases. Aunque creo que Lucio no podrá ir.
Asentí con la cabeza y obedecí.
_-_-_
Una vez que salí de la ducha y me cambié colocándome mi pijama, fui a la habitación de Thanatos, para ver como está. Entré tras tocar suavemente.
Me encontré con el vampiro adolescente sentado abrazando sus piernas en una esquina de su habitación, con las cortinas abiertas, dejando que la luz de la luna ilumine la habitación.
-Sal de aquí- murmuró, mordiendo su brazo.
Me acerqué un poco, viendo mejor sus rojos ojos brillar.
-¿Cómo estás?- le pregunté.
-Vete antes de que sea muy tarde- ordenó.
Di otro paso más y rápidamente sentí como fui azotada contra la pared, con Thanatos presionando mis muñecas fuertemente, apoyadas sobre mi cabeza.
-¡Dije que te vayas!- gritó, enfadado.
-¿Aún no has comido nada?- pregunté, suavemente.
-Eso no te importa- dijo bruscamente.
Él me soltó y se sentó en su cama, tapando su cara con un almohadón.
-¡VETE!- gritó.
Rápidamente, me acerqué, colocándome sobre su abdomen, evitando que escape fácilmente. Le quité el almohadón y coloqué mi muñeca en su boca, chocando contra sus filosos dientes, que lastimaron mi piel.
Un segundo después, me encontraba debajo de él, mientras muerde mi muñeca con fuerza. Sentí la sangre salir a la fuerza, siendo tragada por un vampiro quien tenía una expresión de felicidad y emoción.
Sus ojos ahora son de un color carmín, que brillan con pequeños destellos rosados.
Sonreí.
-Espero que te guste- dije, sonriendo suavemente.
Mi instinto gritaba que me defendiera, pero reprimí eso. Sentí mis uñas afilarse de nuevo. Siendo derrotada ante mis pensamientos, mi mano libre intentó separar a el vampiro de mi, pero este me agarró en el camino, levantando mi mano, colocándola a mi lado con fuerza.
Empecé a ver con más detalle, la adrenalina corría en mi ser. Una parte de mi quería huir, la otra parte intentaba recordarme por qué hago esto.
Solté un pequeño chillido, parecido al de un delfín herido.
Thanatos se separó de golpe, tirándose a un lado mío, respirando agitadamente, con una expresión de felicidad absoluta.
-Tu sangre es la más deliciosa que jamás he probado- dijo, relamiéndose los labios-. ¿Me dejarías tomar un poquito más?
-Lo que quieras- dije, riendo, estirando mi brazo hacia él.
Él agarró mi mano y mordió en el costado de la muñeca, sobre la mordida anterior.
Me imagino que así se sentía papá en el momento de defendernos... La sangre se va de mi ser, la debilidad que siento, además de la sensación de proteger a otro a costo de mi vida.
A pesar de que Hunter ahora es mi padre, nunca será como mi verdadero papá. Él siempre va a ser el mejor.
Si estuviera vivo quizás ahora esté preocupado por mi, ya que no estoy con mis hermanos. O quizás seguiría con él y nunca hubiera conocido a mi verdadera familia. Aún así, él fue el único que me apoyó en el pasado, aún cuando mamá no me quería.
Empecé a soltar pequeñas gotas por los ojos.
Ni siquiera me di cuenta cuando Thanatos lamió la herida y limpiaba mis gotas con sus largos y fríos dedos.
-Se que él a sido el mejor... Pero no creo que le guste verte llorar así ahora- dijo él, abrazándome por detrás, dejándome entre entre sus piernas-. De seguro te quería muchísimo.
Me dejé abrazar, tapando mi rostro, soltando más lágrimas.
-Lo extraño mucho- dije, haciéndome una bolita, abrazando mis piernas.
-Lo se...- dijo, acariciando mi pelo suavemente-. Vi tus recuerdos... O por lo menos lo que recordaste mientras me alimentaba de ti...
-Lo siento- dije, limpiándome las lágrimas, intentando tranquilizarme.
-No pidas perdón por cosas así, tonta- dijo, algo divertido, pero aún así, seguía abrazándome-. Cuéntame algo sobre él.
-Su nombre era Farid Azariel Kaito Briseida- dije-. Solo a mi me dejaba llamarlo Kaf, por sus iniciales... A pesar de tener tres hermanas más, siempre decía que fui su pequeño milagro. Realmente la pasamos bien juntos. Su aleta era del mismo color que la mía, pero resaltando más el azul, realmente hermoso. Su cabello rojizo que llevaba siempre corto para que no le molestara a la hora de atacar a sus presas para comer o para defendernos... Él siempre estuvo para mi...- dije con nostalgia-. Él... Él fue el único que me enseñó a querer, aún en la situación que vivíamos. Dejó pasar muchos encuentros con posibles parejas y amores verdaderos para cuidarme cuando en una ocasión fui lastimada para protegerlo a él ante el ataque de unas exiliadas.
Thanatos me abrazó aún más fuerte.
-Lamento mucho su muerte- dijo él-. Vi como has visto el momento en el que murió. He visto morir otros de los míos, pero nunca así ni con ese propósito, por lo que entiendo como fue todo. Debió de ser muy cruel.
-Le extraño- dije, abrazándome al vampiro.
-¿Quieres dormir un rato?- propuso, acunándome entre sus brazos-. Te he quitado demasiada sangre... No quiero que mueras. ¿Quieres que te traiga algo para comer y duermes?
-No es necesario...- dije-. ¿Puedo a quedarme a dormir a tu lado?
-Claro- dijo, para acomodarnos en la cama, tapándonos con su manta.
Me coloqué hacia un lado, mientras él me abraza por detrás, acariciando mi cabello.
-Descansa tranquila... Con lo que pasó hoy, no creo que mamá nos obligue a ir al colegio- dijo.
Sonreí levemente.
Miré la marca en mi mano. Dos mordidas estaban bien dibujadas, en un tono rojo en la piel más clara.
-Lamento excederme- dijo, acariciando la herida-. Con mi saliva, logré hacer que pare de sangrar, es algo típico de vampiros... Pero no puedo sanarte fácilmente, por lo que tendrás que sanarte por ti misma.
-No hay problema- dije-. No me molesta.
Cerré los ojos, me dejé llevar por las caricias del vampiro y me dormí.
ESTÁS LEYENDO
La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...