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-Al fin estoy en casa- dije, suspirando cansada, tirándome boca abajo en mi cama.

-Solo fueron unos días fuera- dijo Thanatos, recostándose a mi lado-. Aunque no niego que se siente lindo estar en casa.

Giré sobre mi mismo eje, quedando boca arriba.

-¿Qué podemos hacer hoy?- pregunté, mirándole a esos hermosos ojos que posee.

-¿Te pinta ir a visitar tu hogar?- me preguntó-. Al del fondo del océano.

-¿Cómo?- dije-. Tu no puedes ir a esas profundidades.

-De la misma manera que crearon algo que hace que tu puedas tener piernas, pueden crear algo que haga que yo tenga aleta- dijo, sonriendo-. De hecho, ya tengo ese líquido.

-¡¿De verdad?!- pregunté, realmente sorprendida.

-Así es... Mikael me la dio como regalo de cumpleaños pero me dijo que para que sea más efectivo tengo que ir tomando pequeñas dosis casi diarias para poder ir adaptándome- dijo-. Lo vengo tomando desde el año pasado, durante todo el tiempo en el que duermes, por eso he empezado a regular mi consumo de sangre para no tener que morderte mientras nademos para evitar peligros.

-¡¿Puedo verte?!- pregunté, aún más feliz.

-Después en lugares amplos únicamente- dijo-. Tengo 128 años, mi aleta corresponde a mi edad por lo que es bastante grande.

-¿Tu rostro también cambia por tu edad?- pregunté, con curiosidad.

-Para nada, eso si corresponde a mi ser- dijo-. Aunque estando en esa forma no tengo nariz, tengo unas pequeñas branquias en el cuello como tu, son casi como las de un bebé de pequeñas, pero irán creciendo con el tiempo en que esté transformado.

-¿De qué color son tus escamas?- pregunté con gran interés, imaginándome a mi vampiro con cuerpo de tritón, con una larga cola de color negro o quizás rojo.

-Eso lo verás por ti misma- dijo, sonriendo.

-Vamos, vamos, vamos- dije, con gran felicidad.

-No se si habrás ido aún, pero en el fondo del lago de nuestra casa, hay una zona algo oscura que conecta hasta el océano- dijo-. Yo ya he ido un par de veces nadando aunque tengo que descansar un poco cada tanto porque no soy tan veloz como a pie.

-¡Vamos! Por favor- dije, abrazándolo con fuerza.

-Está bien- dijo-. Pero antes tengo que pedirle permiso a Mikael para que me de la dosis final que va a dejar que me transforme por el próximo año, teniendo que tomar unas gotas de tu sangre cada tanto para poder mantener el efecto.

-¿Me prestas tu cajita mágica de comunicación?- pregunté-. Ya mismo lo llamo.

-Yo lo llamo, no te preocupes- dijo, agarrando su celular de vaya a saberse dónde que lo sacó.

Tras una corta llamada en la que estuve atenta a todo, se despidieron y al segundo tocaron el timbre.

Me levanté de un salto y fui corriendo a abrir la puerta, bajando las escaleras con cuidado para no caerme y lesionarme.

-Eres adorable- me dijo Thanatos, ya junto a la puerta mientras salto para bajar los últimos dos escalones.

-Calla y abre la puerta- dije, emocionada.

Él abrió la dichosa puerta y entró Mikael junto a Laustin.

-Antes de ir al océano, quiero hacerte una última revisión- me dijo Laustin-. Así ambos van preparados.

-Está bien- dije.

-El vampiro se va conmigo a la isla Mako y Laustin irá con la sirenita a alguna otra habitación- dijo el vampiro brujo-. Así se mantiene la sorpresa.

Tomé la mano de la bruja del mar y corrí a mi habitación personal que nunca le doy uso más que para guardar ropa en el armario.

-Veo que estás muy feliz- dijo, en cuento me senté en mi cama.

-¿Cómo no estarlo?- dije-. Voy a ver a mi pareja con su propia aleta. Si ya de por si con esos colmillos y los ojos rojizos es precioso, imagínate con una aleta. ¿Será negra como su cabello o roja como la sangre? Quizás sea blanca como su piel.

-Ya lo verás- dijo, divertida-. Acuéstate y transfórmate.

Obedecí y empezó a analizar mi aleta, seguido de mis uñas.

-¿Aún tiene tu caracola de comunicación?- me preguntó y asentí.

-Thanos la guardó como un recuerdo- dije-. ¿Crees que aún sea funcional?

-Claro que si- dijo-. Tan solo marca mi número.

Busqué mi caracola en la caja donde Nat guardó todos mis objetos de cuando llegué.

Me enseñó a marcar su número y la llamé, haciendo que responda desde su propia caracola.

-Perfecto- dijo, tras cortar la comunicación-. Cualquier cosa, marca a ese número.

Alguien tocó la puerta y abrí con rapidez.

-Thanatos ya está listo- me avisó-. Pueden irse pero tienes que procurar ir despacio, él aún es un novato y no tiene tanta agilidad nadando por lo que irá mucho más lento que la velocidad de viaje normal de un tritón.

-Le avergonzará decirlo, pero ve a un paso lento para hacerle compañía- me aconsejó Lautin-. Él se estuvo esforzando muchísimo en este último tiempo pero sus branquias aún son muy pequeñas en comparación al resto de su cuerpo, por lo que le cuesta bastante más.

-Iremos a su velocidad de todas maneras- dije-. ¿Alguna otra recomendación?

-Thanatos incluso estando en la oscuridad tiene la percepción del tiempo sin ver el sol, por lo que estando en el fondo del océano sabrá cuando es de día o de noche y el tiempo que va pasando, y cada un mes su cuerpo pedirá algo de sangre; dale unas gotas de tu dedo, con eso será más que suficiente y evitarán los riesgos- dijo Mikael-. Él puede alimentarse de algas, peces y lo que tu comas, pero si o si cada tanto debe consumir sangre, sigue siendo un vampiro incluso teniendo aleta.

-Como ya mencionó, sigue siendo un vampiro, por lo que en momentos de peligro puede mostrar sus garras, colmillos y ojos rojizos como si tuviera piernas- dijo Laustin-. Los tritones y las sirenas tienen esta reacción a modo de defensa pero en su caso el peligro es mayor porque sus colmillos aún tienen el veneno que puede matar a cualquier ser acuático. Y claramente, sus uñas no cambian de color según sus estados de animo ni con cambios físicos por lo que tendrá que decirlo todo.

-Está bien- dije-. ¿Algo más?

-Creo que eso es todo- dijo Laustin-. Ya puedes ir con tu príncipe oscuro.

Corrí hasta la isla Mako, volviendo a tener cuidado con las escaleras.

Una vez que entré a la habitación, vi a mi vampiro metido en el agua, dejando ver tan solo sus ojos por encima del borde.

Me acerqué un poco y lo vi por completo, maravillándome por la belleza de mi criatura favorita.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora