En cuanto volví a abrir los ojos, mis vampiros seguían dormidos, aunque Napomuceno ya está en otra pose por lo que supongo que el hechizo terminó.
Me levanté de la cama con cuidado, tarareando la misma canción de cuna de siempre, para evitar despertarlos.
Fui a la cocina y comí algunas algas sin preparar nada.
Y de un segundo a otro, empezó a dolerme lo que llaman tobillos y mi cuerpo ya no me pertenece, empecé a caminar hacia la puerta sin querer hacer esto realmente. Me asusté pero no podía moverme, ni hablar ni nada; mi cuerpo se movió solo. Me duele realmente mucho todo el cuerpo, especialmente los tobillos, pero no puedo siquiera detenerme.
Intenté con todas mis fuerzas girar y volver a casa, pero cada vez me alejo más y al intentar negarme me duele mucho más todo mi cuerpo.
-Mar, ¿a dónde vas?- dijo Thanatos, apareciendo frente a mi, por lo que el dolor desapareció junto a mi fuerza, por lo que caí.
Antes de llegar al suelo, ya estaba en los brazos de mi vampiro, aunque me siento muy débil.
-Ayúdame- pedí, antes de que todo se vuelva oscuro para mi.
_-_-_
Para cuando logré tener algo de energía, lo primero que hice fue abrir los ojos, encontrándome con que estoy en los brazos de mi vampiro, por lo que lo abracé con fuerza.
-Ya, tranquila, estás a salvo- me dijo, devolviéndome el abrazo.
Mis uñas casi que brillan en amarillo, de a poco el color se suaviza pero se mantiene presente.
-¿Dónde está Napomuceno?- pregunté, asustada.
-Aquí- dijo el menor y me giré, viéndolo sentado en el sillón.
-Que bueno que estás bien- dije, suspirando.
-¿Cómo te sientes?- dijo Laustin, al lado de Napomuceno.
-Confundida- dije, apegándome a mi vampiro-. Y asustada, pero más confundida que otra cosa.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- me preguntó Mikael, sentado al lado de mi doctora.
-En la mañana mientras comía algas, algo se apoderó de mi cuerpo y no pude moverme a conciencia- dije, sintiendo como Thanatos me abraza más fuerte-. Empecé a caminar hacia afuera, estando en pijama aún. Recién cuando Thanatos se apareció frente a mi, logré volver a mi misma, pero la fuerza se fue.
-¿Te has enfrentado con algún brujo, por casualidad?- me preguntó Laustin.
-No que yo recuerde- dije.
-Hace unos poquitos días tuvimos un enfrentamiento con los príncipes vampiros- dijo Napomuceno-. Ellos pronunciaron un par de hechizos, pero no lograron su objetivo.
-¿Qué hechizos eran?- preguntó Mikael.
-Ninguna maldición- dijo Thanatos-. Las conozco todas, incluso hasta las más nuevas, pero no mencionaron ninguna. Todo era de debilitación pero ninguna maldición.
-¿Puedes transformarte, por favor?- dijo Mikael, en un tono preocupado.
Asentí y obedecí.
Laustin tomó mi mano y analizó mis uñas.
-En cuanto a salud, estás bien- dijo ella.
-¿Siempre tuviste esas últimas escamas de ese color rojo oscuro?- me preguntó Mikael.
-¿Cuáles?- dije, acercando mi aleta a mi.
En casi la parte final de mi aleta, hay una fila de escamas rojas que resaltan.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...