146

92 10 0
                                    

Su cabello es negro lacio, sus ojos son azules, no posee nariz, sus labios son iguales de hermosos con un tono algo más rosado de lo normal. Su piel es completamente blanca, posee unas pequeñas branquias en el cuello y su aleta tiene escamas de colores rojizo y negros de forma intercalada. Su extremidad es realmente larga, correspondiendo a sus 128 años de existencia.

-¿Pasa algo?- preguntó, con un tono vergonzoso.

-Eres hermoso- dije, acercándome para acariciar su cabello.

-¿Vamos?- preguntó y sonreí.

Me metí al agua con un salto, transformándome en el aire, cayendo junto a mi vampiro, a quien abracé con mucho cariño.

-Eres realmente muy bonito- dije, besando su frente.

Tomé su mano y salimos juntos de allí nadando lento.

Él me llevó hacia una zona que nunca fui, saludando en el camino a algunas ninfas curiosas. Una vez fuera de la zona con luz, empezamos a nadar por un camino que no conozco.

-Auch- se quejó Thanatos, tras golpearse de frente con una roca-. No me lo vi venir.

-¿No ves en la oscuridad?- pregunté.

-Es irónico, pero no- dijo, algo avergonzado.

-Ven- dije, tomando su mano, nadando hacia adelante, cuidado de que no se choque nada.

Pasó un buen rato hasta que logramos salir del lugar oscuro, pasando a uno mucho más iluminado pero de espacio más estrecho, donde casi no fue problema para mi, pero Thanatos con su larga aleta tuvo que tener más precaución.

En una zona encontré algas buenas, así que, nos detuvimos a comer.

-¿Te gusta?- le pregunté, mientras lo veo comer con cuidado.

-El sabor es raro- dijo-. Pero agradable.

-Prueba esta- dije, pasándole otra diferente.

-Sabe como las algas fritas- dijo, riendo divertido-. ¿Puedes identificar cuales son buenas para comer de cuales no?

-Algo así- admití-. Es como si las viera más "brillantes" que el resto, eso me indica que si se puede comer sin peligros.

-Eso es genial- dijo.

-¿Cómo te sientes?- pregunté-. ¿Quieres que continuemos o paramos un ratito?

-Sigamos- dijo-. Escuché lo que te dijeron los brujos esos, pero no es tan así, solo si me falta sangre estaré débil, mientras pueda alimentarme de tu, estaré bien.

-Cuando quieras parar, me avisas- le pedí y asintió.

Seguimos nadando, con cuidado de ir por lo más bajo cuando pasamos por zonas donde se encuentran barcos en la superficie.

-No sabía que estaba tan movido este lugar- dije, viendo todos los barcos pasar por arriba nuestro.

-Quizás sea un evento de pesca o algo así- dijo-. Por si acaso, vamos bien pegados al fondo.

-Eso estaba pensando hacer- dije.

Seguimos deslizándonos por el fondo, con gran cuidado.

-¿Eso de ahí es una ninfa recolectando peces?- me preguntó, señalando a un lado, donde pasa un pequeño remolino que levanta a los peces y se los lleva lejos.

-Creo que si... Está haciendo su trabajo de protección- dije.

-¿Crees que debamos ayudarla?- preguntó y negué con la cabeza.

-Es su trabajo, no debemos interferir- dije.

-Tengan cuidado- nos avisó una ninfa, antes de seguir con su trabajo.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora