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Tras beber varias bebidas extrañas de sabores dulces sin efectos secundarios, fuimos con la familia real. Cargué a Napomuceno en brazos, sonriendo al ver sus pequeños colmillo naciendo, pensando en como habrá sido mi vampiro favorito de bebé.

-Te llega a hacer algo y no me importará que seamos del mismo linaje- advirtió Thanatos, en un tono serio.

-Tranquillo, no me hará daño- dije, sonriendo.

Besé la mejilla de mi vampiro, abrazando al pequeño bebé que ríe y mira todo con gran sorpresa.

-Me imagino que te gustará ver fotos mías de cuando era un crío- dijo y sonreí sorprendida por su certeza-. No tengo fotos, pero si retratos, así que, no va a ser necesario que tan solo imagines, podrás vivirlo-  besó mi frente.

-Me alegra que hayas vuelto, hasta te has traído a tu propia sirviente- dijo una mujer, acercándose a nosotros.

Vestía de forma más actual en comparación a otros invitados, con ropas pegadas al cuerpo, resaltando su figura, pero sin mostrar piel o mostrar sus atributos directamente. Vestía completamente de negro con pequeños detalles en blanco. su cabello es negro con las puntas claras y su piel se asemeja al mármol.

-Ella no es una sirviente- dijo él, de manera fría, abrazándome por la cintura, con cuidado de no despertar al bebé vampiro que se durmió entre mis brazos.

-¿Es tu siervo personal? Me alegra que al fin lo hayas aceptado- dijo ella, removiendo la copa que lleva en la mano.

-Tampoco. Me suele alimentar de ella, pero no significa de nada- dijo Thanatos, con cierto enfado-. Ella es mi pareja.

-Oh, ya veo- dijo, con notoria sorpresa-. ¿Qué opina tu madre al respecto? Si la reina no aprueba la relación, deben disolverla.

-Pues ya cumplí con lo que padre quería y madre he invitado a mi dama, así que, creo que eso lo dice todo- argumentó, con una sonrisa.

-Está bien. Me retiro. Si te interesa volver a charlar como en los viejos tiempos, te espero en la habitación que me han asignado tus padres desde el primer día- informó, antes de retirarse caminando lentamente.

-¿Quién es ella?- pregunté, confundida.

-Catalina Beatriz Windsor- dijo, molesto-. Mi madre era amiga de la madre de esa mujer que tiene un siglo más que yo. Kodran siempre intentó que estemos juntos, más que nada para que se case conmigo en un futuro, pero con el paso del tiempo su objetivo cambió a ser que pueda morder con la misma elegancia que ella.

-Oh...- dije y bajé la mirada.

-Hey, no te preocupes por ella. Solo te quiero a ti- dijo, besando mi frente con cariño-. Solo ignórala y si te llega a hacer algo, me avisas.

-¿Por qué dices eso? ¿Es peligrosa?- pregunté.

-Es una Windsor- dijo-. Su familia es famosa por lo macabro y elegante que son sus asesinatos en tiempos récords.

-Está bien- dije y miré al pequeño bebé-. Aunque no creo que me vaya a hacer daño, no le he hecho nada, por lo que no tiene razón para vengarse. Además de que no soy tan indefensa como parezco.

-No voy a dejar que te lastime- dijo, sonriendo, para luego agarrar al bebé con seriedad, para dárselo a la cuidadora del niño-. Vamos.

Tomó mi mano y salimos hacia el pequeño jardín del lugar. Los grandes árboles estaban decorados con lucen en sus puntas y grandes letras formadas por más luces que dice "JUANA" en mayúsculas.

-A pesar de que Juana es muy del estilo antiguo, adora las luces- dijo Thanatos, divertido.

Sonreí y nos sentamos en unos de los blancos bancos de piedra pulida. Miré el cielo, la luna brillaba como nunca; era un espectáculo hermoso de ver.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora