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En cuento desperté, ya estaba en mi cama, con mi hijo a mi lado y Thanatos cociendo algo, sentado en una silla al lado de la cama.

-Buen día- me dijo, deteniéndose un momento para besar mi frente y volver a la silla, retomando la acción inicial-. Ya casi termino.

Sonreí y me levanté con cuidado, despertando a mi pequeño en el camino, que al verme sonrió. Ya parece un niño de preescolar con lo grande que está.

-Kira- me llamó y besé su frente, viendo su sonrisa con esos hermosos y filosos colmillos.

Me senté contra el respaldo y gateó hacia mi, subiéndose sobre mi regazo para abrir un par de botones de la camisa de Thanatos que uso para dormir y morderme el pecho para succionar con delicadeza, como está aprendiendo a hacer.

-Muy bien- le dijo Thanatos, guardando a un lado su trabajo, para luego sentarse a mi lado, acariciando mi clavícula con sus labios.

-Adelante- dije-. Lo prometido es deuda.

Mordió con mayor delicadeza, casi sin hacerme doler, ya casi no duele como al inicio, pero si que lo siento.

Kaito aflojó un poco la mordida, pero aún succionando mi sangre.

Se siente como si a través de mi cuerpo estuvieran hablando en en un idioma que desconozco, pero a la vez entiendo bien.

-Okey, ya dejen de decir que mi sangre es tan buena, me sonrojan- dije, sintiendo mis mejillas con más sangre de lo normal.

Thanatos sanó mi herida y me mordió en la mejilla con muchísimo cuidado.

-Yo también quiero- se quejó Kaito, aún mordiéndome.

-Pues no te dejo- le contestó Thanatos, alejándose por segundos, volviendo a morderme.

Es lindo que mi bebé haya aprendido a tomar sangre sin dañarme tanto.

Acaricié el cabello de ambos, dejándome recostar contra el pecho de Thanatos, quien me abrazó por la cintura, agarrando una de las manos de nuestro hijo.

-Ya es suficiente- dijo Thanatos, separándose, mordiéndose el labio para dejar que una gotita de su sangre caiga sobre mi mejilla, curando la herida sin que deje marca.

Kaito se separó y se acurrucó entre mis brazos, quedándose despierto pero contra el calor de mi cuerpo.

-¿Vamos a nadar un rato?- preguntó Thanatos y sonreí junto a mi pequeño tritón.

Él hizo una mueca de concentración y logró transformarse, pero por unos pocos segundos, terminando casi agotado.

-Muy bien mi pequeño- dije, besando su frente-. Pero no te esfuerces tanto, ya lo vas a lograr.

Tomé en brazos a mi niño y me levanté junto a Thanatos, que de imprevisto me alzó en brazos, llevándonos a los dos hasta afuera, lanzándonos al agua, en donde me transformé en el aire y agarré a mi pequeño que mueve sus brazos y piernas con felicidad antes de taparse completamente con el agua y transformar sus piernas en una hermosa aleta.

-Kira, Kira, mira- dijo y hundió su cabeza por unos momentos respirando por sus branquias, tapándose la nariz por si acaso.

Como vi que se está yendo a lo profundo, lo alcancé y lo subí hacia arriba, en donde su padre lo espera con una gran sonrisa.

-¡Felicidades!- dijo él, lanzándose también al agua, abrazándonos, a pesar de no tener la ropa indicada para esta situación.

Nos abrazamos los tres y me quedé en modo "tabla" junto a mi pequeño, tomados de la mano, mientras que mi pareja está sobre mi.

-Kira- me llamó y le miré-. ¿Podemos ir a nadar a otro lugar?

-Cuando vayamos a visitar a los abuelos, iremos a nadar a un lago grande- prometí.

-¿Algún día podemos ir a tu casa?- preguntó.

-¿A qué te refieres?- contesté, acariciando su manita con uno de mis dedos-. Esta es nuestra casita.

-En el fondo del mar- dijo-. ¿Puedo conocer al rey?

-Cuando seas más grande y puedas nadar sin problemas durante mucho mucho tiempo y consigamos la manera de hacer que tu padre también vaya, iremos- dije, viendo como Thanatos estira su mano para acariciar la aleta de nuestro hijo.

-Mikael puede hacer magia para papá, ¿verdad?- dijo, con entusiasmo.

-Eso lo veremos con el tiempo- dije, y lo acerqué a mi, para dirigirme a la orilla, en donde Thanatos de un salto ya estaba en tierra firme.

Me transformé y agarré a Kaito en brazos.

-Mamá... Papá- dijo, y señaló el cielo.

Es como si una especie de burbuja esté rodeando la casa y nuestra zona, mientras unas enormes figuras, parecidas a los dragones de los libros, viajan a grandes alturas por el cielo, algunos chocando contra la burbuja.

-Oh, ya empezó la temporada de apareamiento draconiano- dijo-. Vamos a casa- dijo, alzando a nuestro pequeño en brazos.

Entramos y fuimos a bañarnos, aprovechando el momento para dejar que beban de mi y así estén bien alimentados, a pesar de que Thanatos se negó y a cambio me extrajo sangre con el método humano para tener en la reserva.

Kaito cuando está en su forma de tritón tiene dientes más filosos y casi no sobresalen los colmillos, por lo que es imposible que no me muerda con toda la mandíbula entera, pero hace su mayor intento para no lastimarme tanto.

-Tranquilo, mi niño- dije, acariciando su cabello, mientras me muerde con una expresión de preocupación-. No me haces daño y debes alimentarte.

Besé su frente, mientras veo como relaja la expresión.

Tras que termine de alimentarse, se acurrucó contra mi pecho y se durmió.

-¿Y si lo llevamos a un colegio?- preguntó Thanatos-. Así disfruta al completo de su infancia.

-Aún es pequeño- dije, sosteniéndole con un brazo, ya que el otro lo tengo en el borde de la bañera, dejando que me extraigan sangre.

-Tiene el cuerpo de un niño de preescolar, además de que ya habla bien y entiende todo- dijo-. Le hará bien conocer a otros niños y a otros seres además de su familia y amigos.

-No se... No quiero que le hagan daño- dije, cerrando los ojos.

Sentí como beso mi frente, mientras acaricia mi cabello.

-Vayamos algún día a la casa de nuestros padres y lo llevamos a la manada, así juego con los demás cachorros- dijo-. Así verás que todo irá bien.

-Me siento insegura con eso- dije.

-Él ayer me dijo que quería ir- dijo, acariciando mi nuca con cariño-. Mientras dormías, me dijo que quería ir a un colegio y jugar con otros niños. Dice que es un niño grande y que quiere ir.

-No lo se...- dije, suspirando.

Kaito se movió y abrí los ojos, viendo como me mira bien despierto.

-¿Me dejarías ir?- preguntó, mirándome a los ojos.

Suspiré de nuevo.

-Podemos ir primero con la manada- dijo, sonriendo.

-Está bien- dije.

Thanatos me quitó el torniquete y tras unos segundos, alzó a Kaito en brazos.

-Vamos a dejar que mamá descanse- dijo, empezando a secar a nuestro hijo.

Sentí los pequeños labios de mi pequeño dándome un pequeño beso en la mejilla y sonreí.

-Hasta pronto Kira- dijo y escuché pasos.

En cuanto oí todo en silencio, me permití dormirme, descansando y replanteándome la idea.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora