151

80 11 0
                                    

Tras cuatro días de preparar todo, al fin la habitación de Napomuceno estaba lista. Ahora está pintada de color azul oscuro con cortinas gruesas que tapan la mayoría de la luz que ingresa por la ventana.

Además le compramos ropa en una tienda de duendes, ya que a con su talle y gustos con podemos ir a otro tipo de tiendas porque nada le sirve.

En cuanto dejamos todas las compras en el auto de Thanatos, pasamos a tomar un helado antes de volver a casa. Siempre me preocupo por que ambos vampiros estén bien alimentados para evitar problemas.

Thanatos sigue semanalmente haciendo su trabajo, un pedido a la vez por lo que nos da tiempo para estar juntos sin problemas.

_-_-_

Al mes siguiente de que el pequeño vampiro se viniera a vivir con nosotros, tras arropar a Napomuceno y acostarme en mi cama junto a mi vampiro, Thanatos recibió una llamada de un número desconocido mientras estábamos a punto de ir a dormir, por lo que puso el altavoz para que ambos escuchemos, bajando un poco el volumen porque Napomuceno está dormido.

-¿Hola? ¿Me escuchas?- preguntó Juana, escuchando como presiona un par de teclas de más-. Aún no entiendo todo esto... Niña, tu dime.

-Ya le estás llamando, ahora solo debes hablar esperando su respuesta- dijo una joven voz.

-Hola Juana- dijo Thanatos, divertido por la situación.

-¡¿Me escuchas?!- habló Juana en un tono demasiado alto.

-Fuerte y claro- dijo Thanatos.

-¡Tenemos un problema!- siguió hablando en un tono de voz muy elevado.

-Si hablas en tu tono de voz normal te escucho igual- habló mi vampiro, tomándome entre sus brazos, dejando el celular a un lado.

-Bueno, a lo que venía- dijo ella, escuchando como toma algo de líquido-. Estamos teniendo un pequeño problema y hemos de creer que puedes ayudarnos.

-Adelante- dijo-. Te escucho.

-La nueva novata de Catalina Beatriz Windsor, vino hace poco al palacio por ayuda ya que las almas le perturbaban. Ahora tenemos a las almas bajo nuestro poder y si quieres puedes pasar a buscarlas- dijo-. Ella es la nueva mascota de Benjamín, a pesar de ser vampiresa novata, a él le gustó.

-Ya, ¿cuál es el problema?- preguntó mi vampiro.

-Bueno, a lo que venía- dijo ella-. Napomuceno lleva desaparecido al rededor de tres semanas y esta niña se ofreció a prestarnos su aparato de comunicación de larga distancia para pedir tu ayuda.

-Ya- dijo mi vampiro-. ¿Acaso no tienen brujas reales allí?

-Gliseida hace lo que puede, pero no es suficiente- dijo Juana y mi vampiro empezó a reír ya sin contenerse-. Admito que tuve que haber seguido tu consejo y no dejarme llevar por la herencia; ella no es tan buena como su madre.

-Al fin te das cuenta- dijo Thanatos, apretándome contra su cuerpo-. ¿Cómo piensas que te ayude? No soy detective.

-En cuanto volvemos de una reunión en Bermudas, él no estuvo con nosotros- dijo Juana-. Ya no se me ocurre nada para hacer y que nadie se entere de este asunto. Es vergonzoso que vean a la familia real así. Somos vampiros de la realeza, esto es una vergüenza, pero ya no sabemos a quién pedir ayuda. Todos aquí son unos incompetentes.

-¿Qué quieres que haga?- preguntó Thanatos, con un tono molesto, por lo que estiré mi mano y empecé a acariciar su rostro.

-Ven a casa, por favor- dijo-. Si regresas, él lo hará también. Eres su hermano favorito después de todo.

-Cuando yo me fui, ¿a quién le pediste ayuda?- preguntó, en un tono serio.

-Pensamos que regresarías pronto y como no fue así, a la larga nos olvidamos- dijo Juana, haciendo que a mi vampiro le cambien de color los ojos, sintiendo algo de presión por sus garras.

-Hey- me quejé suavemente, haciendo que me suelte.

-Lo siento- me susurró, tranquilizándose.

Me dejó a su lado, alejándome de él, pero me mantuve ahí, abrazándole incluso de lado. Ni aunque me aleje a la fuerza me iré de su lado. Al parecer logré tranquilizarle, por lo que cerró los ojos y me abrazó con cariño.

-Este caso es diferente, querido- dijo Juana-. Napomuceno te admira y creemos que tu si puedes ayudarnos.

-Pues búsquenlo como hicieron conmigo- dijo, aún con los ojos cerrados-. Ten una buena noche Susana.

-No me llamo Susana- se quejó Juana.

-Yo si- dijo la voz de la chica.

Thanatos cortó la llamada y tras apagar el celular, lo lanzó a un lado.

-Pensé que ya no tenía rencor contra esa antigüedad, pero es imposible no tenerlo- susurró.

Me senté, para quitarme la remera y abrazarlo contra mi pecho.

Él me mordió y acaricié su cabello mientras dejo que tome de mi sangre. Empecé a cantarle una canción de cuna que solía cantarme mi padre. Thanatos dejó de morderme, sanando la herida, aún abrazado a mi con fuerza.

Al terminar de cantar, miré hacia abajo, viendo a mi vampiro dormido, sin soltarme.

Lo separé de mi y lo acomodé en la cama con cariño, arropándole.

Me levanté de la cama y fui a ver a Napomuceno, quien está sentado en su cama, abrazando una almohada.

-Hey, pequeño ¿pasó algo?- pregunté, acercándome.

Incluso con la tenue luz de la habitación veo como gotas rojas se deslizan por sus mejillas.

Me apresuré y lo abracé contra mi pecho, para calmarlo como a mi vampiro.

-Escuché la charla de recién- dijo, con la voz entre cortada-. No puedo creer que ella halla dicho eso.

-Solo ignora las malas palabras- dije, acariciando su cabello-. Ya no estás con ella, ahora estás aquí y no dejaré que te vayas. Yo te protegeré, pequeño Napomuceno.

Empecé a cantarle una canción en voz baja, limpiando las gotas rojas que caen de sus ojos. De a poco dejaron de caer gotas y vi como se durmió.

-Descansa- dije, acostándole en su cama, arropándolo.

Salí de la habitación y volví a la que comparto con Thanatos, para ver como sigue dormido. Me acosté a su lado, transformándome a mi forma natural como suelo hacer cada vez que voy a dormir. Mi vampiro estando dormido, se giró y quedó sobre mi pecho, abrazándome.

Sonreí, besé su coronilla y me dormí.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora