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En cuanto volví a abrir los ojos, Hitler estaba recostado a mi lado y me lancé sobre él, abrazándolo.

Creo yo que llegamos a la mitad de la pecera con el impulso que di.

Escuché como Cody ríe con dulzura.

-Sin duda le agradas- dijo él, desde la parte alta de la pecera.

Le quité esa máscara rara y apoyé mis labios contra los suyos. Ni siquiera se por qué lo hice, pero me gustó.

Él estuvo tenso los dos segundos que duró aquel contacto de nuestros labios, pero al separarme, sonrió y le puse la máscara de nuevo.

-Eso no me lo esperaba- dijo Cody, con gran sorpresa.

El calor subió a mis mejillas y nadé a mi esquina donde estaba la plancha flexible y suave. Me escondí debajo de esta con vergüenza. 

Algo en mi interior dice que no es la primera vez que pasa, pero no recuerdo que haya pasado antes.

Al segundo, la plancha ya no está y Hitler me alzó entre sus brazos, haciéndome girar. Reí y una vez que nos detuvimos, lo abracé. Papá solía hacer lo mismo conmigo cuando estábamos solos; siempre soñé ser tan fuerte como él para cuidarlo como hizo conmigo.

Él se quitó la máscara y me volvió a besar.

-Mar...- susurró y abrí los ojos.

Es tal cual la voz de aquellos momentos extraños, quizás sean recuerdos o quizás algo más, pero era tal cual.

Sonreí y lo abracé. Tan solo dejé que se moviera para volver a colocarse la máscara pero el resto del tiempo me mantuve abrazada.

Nos sentamos contra la pecera y me colocó sobre sus piernas, para abrazarme mientras acaricia mi cabello.

Otra vez me invadió esa sensación de que ya pasé por esto, que ya lo viví. Es algo muy agradable, así que, me mantuve así, olvidándome de todo.

Incluso dejé que el sueño me llevara y pude dormir entre sus brazos.

_-_-_

Me desperté en cuanto sentí como Hitler intentó alejarme de él.

-No te vayas...- le pedí, pero pareció no entenderme.

Acarició mi cabello y se empezó a alejar hacia la superficie.

Le seguí, tomando su mano para que se detenga, pero siguió con su nado.

Él salió del agua y se quitó la máscara, saludando a Cody, quien tiene esa cosa donde anota cosas.

Estiré mi mano hacia ellos, queriendo ir con ellos, pero no puedo respirar fuera del agua.

Respiré profundo y saqué de a poco mi cabeza, dejando mis branquias completamente dentro del agua para evitar riesgos.

Ambos me miraron sorprendidos.

-Marina... No puedes salir- me dijo Hitler, acariciando mi cabello con una mano, haciendo que baje la mía-. No puedes respirar aquí afuera y te podrías hacer daño.

Fruncí el ceño con enfado.

Si estuviera alguna bruja del mar aquí, le pediría que me poderes para estar con ellos sin morirme.

-Tranquila pequeña sirenita- dijo Hitler, y sonreí ante otro de esos momentos.

Ya no me duele la cabeza, pero su voz se repetía una y otra vez diciéndome "mi sirenita" o "mi pequeña sirenita", lo cual me agradó mucho.

-No puedes salir- repitió-. Pero en otro momento volveré a entrar.

Estiré mi brazo y de golpe lo sumergí conmigo, escuchando la risa de Cody desde arriba.

Abracé a Hitler con posesión, no quería que se fuera.

Ahí es cuando recordé que no tiene puesta su máscara y se está esforzando por respirar. Con preocupación, apoyé mis labios sobre los suyos y le pasé aire.

Él lo aceptó con sorpresa, dándome un beso en la frente antes de sacar su cabeza fuera del agua.

-¿Viste eso?- le preguntó a Cody.

-Es sorprendente- le contestó a su ayudante-. Y creo que quiere que no te vayas.

-Debo de recordarle a algún familiar- dijo Hitler-. Las sirenas suelen ir de a grupos familiares para protegerse.

-Conmigo no reaccionó así- dijo Cody-. Quizás tengas razón con que es porque eres de otra dimensión.

Me acerqué a Hitler y lo abracé por debajo del agua, sin ponerme en riesgo de ninguna manera.

-Toma- le lanzó Cody a Hitler una máscara-. Iré a preparar algo de comer, tu sigue nadando mientras... Aunque no creo que te vaya a dejar ir.

Cody se fue sonriendo.

-¿Sabes?- me dijo él y asomé mi cabeza para poder verle a su misma altura-. Hay una manera de que salgas de aquí y puedas caminar.

Esa noticia me alegró completamente. Mis uñas se tornaron anaranjadas por esa razón.

-Pero debes esforzarte mucho- dijo-. Yo te ayudaré, pero esto depende de ti. ¿Quieres intentarlo?

Asentí repetidas veces con la cabeza con gran entusiasmo. Creo yo que nunca estuve tan emocionada desde la vez que papá me invitó a cazar juntos por primera vez y lo logré sola.

-Piensa en las piernas- dijo y movió sus dos aletas-. Piensa en cómo serías cuando puedas caminar y correr. Recuerda que también debes tener una nariz- tocó su nariz y tocó en donde debería estar la mía-. Vamos, intenta hacerlo. Se que puedes.

Obedecí y sentí una ola de energía pasar por mi cuerpo, como si estuviera por lograrlo. Abrí los ojos y por un par de segundos, pude sentir lo que era tener lo que llaman piernas aunque me faltaba la parte de la nariz, no tuve manera de respirar.

Agitada, volví a mi forma normal y vi como aplaude con alegría.

-Lo has hecho muy bien- dijo y me abrazó-. Iré a por peces para que te alimentes. Debes descansar y mañana seguimos.

Tomé su mano para que no se vaya al momento de que vi como se acerca al borde.

-Yo también debo comer- dijo, divertido, acariciando mi cabello-. Volveré pronto.

Salió del agua y aún con la piel negra y sin la máscara, desapareció de mi vista.

Poco después, algunos peces entraron al agua y miré como Cody los libera.

-Come tranquila, no te vamos a observar- dijo y me sonrió.

Le devolví la sonrisa y desapareció.

Casé con gran entusiasmo como si hace mucho no hubiera comido nada; esto de intentar cambiar, cuesta mucha energía.

Luego cuando las luces se apaguen, y Cody y Hitler se vayan a descansar, intentaré transformarme. Quiero darles esta gran sorpresa.

-Tu puedes- me dije a mi misma, sonriendo-. Hazlo por él.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora