En cuanto terminé de bañarme, me coloqué mi pijama y me recosté sobre la cama de Thanatos, esperando a que llegue.
Sentí frío, mis uñas están celestes.
Me tapé con las mantas, mirando el reloj; aún falta unas cuatro horas para que termine el día.
Cerré los ojos e intenté descansar.
.-.-.
Me desperté con leves zarandeos de parte de Luciano, quien ya está bañado y con pijama, y me informa que es hora de cenar.
La cena transcurrió en completo silencio por parte mía, aún cuando hablaron del pequeño recién nacido.
En cuanto terminó, todos se levantaron y juntamos los platos juntos. Me tocó limpiar junto a Thanatos.
-Lo haré solo- dijo él, mirando a America.
-Déjame ayudarte- dije y él sin mirarme empezó a lavar.
Sequé todos los elementos de cocina limpios que me pasa, para guardarlos en su lugar y seguir con el siguiente.
Fue algo incómodo y aburrido.
¿Cuántos años habrán pasado? ¿5 años? ¿10 décadas? ¿15 siglos? Miré el reloj de la cocina; tan solo fueron 15 minutos.
Él se secó las manos y se fue.
Imité su acción, siguiéndole hasta su habitación.
Cerró la puerta en mi cara, cosa que me enfadó. Abrí la puerta e ingresé lentamente.
-Thanatos...- susurré-. Perdón...
Me acosté a su lado. Él está con ese pequeño aparato traspasador de música de su cajita mágica de comunicación hasta sus oídos.
Me acosté a su lado, abrazándolo a pesar de que me ignora horriblemente.
Intenté dormirme, pero la tristeza me lo prohíbe.
Miré el reloj de nuevo; falta más de media hora para que inicie el siguiente día.
Pequeñas gotas salieron de mis ojos y no las detuve. Salían y salían sin control. Cerré los ojos con fuerza, aferrándome a su brazo.
Me dolía estar así, es como si me estuviera rechazando.
Sentí la comida se subía y corrí al baño a expulsar todo en el retrete. Es la primera vez que me pasa y se siente peor que cuando mi cuerpo purifica.
Lavé mi boca y volví al lado de mi vampiro, quien seguía en la misma posición.
Volví a su lado.
Las gotas salientes de mis ojos nunca pararon de bajar en ningún momento, incluso cuando vomitaba todo lo comido.
Escuché un pequeño "beep beep beep" y Thanatos lanzó sus dispositivos hasta un lado, para colocarme entre sus brazos y abrazarme, besando mis mejillas, lamiendo las gotitas.
-Perdón pequeña... Fui demasiado duro con tu castigo- dijo, abrazándome.
Lo abracé y me apegué a él.
Su cuerpo frío me dio tranquilidad, por lo que me permití inhalar fuerte por la nariz, exhalando a la par que saco todas las malas ideas de mi.
-Pensé que ya no me querías- dije, con tristeza.
-Eso nunca, mi sirenita- dijo, besándome-. Tranquila, ya no te castigaré; odio verte llorar, tus uñas celestes me lastiman a mi también.
Lo abracé con más fuerza, como si intentara juntarnos en un solo ser.
-Tranquila- dijo, girando para estar yo debajo de él, con su cuerpo sobre el mío, apoyando su cabeza en mi pecho-. Transfórmate y duerme... Necesitas descasar un poco.
Obedecí y giré, doblando mi cola para atrapar las piernas de Thanatos, como si fuera parte del rito de apareamiento, pero sin la parte de reproducción. Dejé que se acomode para apoyar su cabeza sobre mi pecho y empezó a acariciar mis uñas.
-Descansa- me dijo.
Empecé a cantar una nueva melodía en mi idioma natal, mezclando mis sentimientos con el ritmo suave y tranquilizador.
Sentí mi remera de pijama mojarse y miré a mi vampiro, quien tiene una fea expresión, mientras que suelta pequeñas gotas rojas de sus ojos.
-Thanos...- susurré y levantó la mirada.
-No se que has dicho, pero suena triste- dijo, abrazándome con fuerza-. Es como si sintiera todo tu dolor, tristeza y malestar en un simple cántico... Mar, ¿qué pasó, mi amor?
Limpié sus gotas rojas con una mano.
-Mi sirenita... De verdad, es como si entendiera que me gritas "ayúdame", pero en una lenta melodía- dijo y se sentó en la cama, para ponerme contra su pecho-. ¿Hay algo que te moleste?
-Solo estaba triste porque no me debas atención...- dije.
-Lo siento, mi sirenita- dijo y me besó-. ¿Quieres ir a nadar unos momentos antes de dormir? Se que eso te tranquiliza.
-Estoy bien- dije, con una pequeña sonrisa.
-Hay algo en tu mente que no te deja descansar- dijo, casi leyendo mi mente-. Ven, vamos unos momentos.
Se cambió con rapidez, para tomarme en brazos y salir por la ventana hacia el mar.
Me dejó en el agua y nadamos juntos hasta una zona un poco más profunda, en donde se recostó sobre mi.
Lo abracé y él empezó a cantar en un extraño idioma que no conozco. No se por qué pero es tranquilizadora a pesar de que suena de que me están por hacer daño.
-Tili tili boom...- murmuró-. Es una canción de cuna rusa. Se que no es tan linda como tus canciones, pero es lo que me cantaba mi madre para dormir.
-Me gustó- dije, sonriendo.
Dejé que el agua me llevara por unos momentos, relajándome completamente, sintiendo las manos de Thanatos sobre mi cabello, su suave respiración junto a mi pecho y el sonido del mar chocando contra la arena.
Cerré los ojos y disfruté el momento. Es algo realmente placentero y todo mejoró cuando lo escuché susurrar.
-Nunca me alejaré de tu lado- afirmó con total seguridad.
Sonreí y sentí como mi cuerpo toca la arena.
No creo que haya mejor momento que este. Mi padre de seguro estaría contento con que haya encontrado a mi pareja y que él sea el mejor chico del mundo.
_-_-_
En cuanto volví a abrir los ojos, estaba en la ducha junto a Thanatos. Sin decir nada, terminó de quitarme la arena y cerró el agua.
Me recostó en el suelo sobre una toalla y me secó con cuidado. Las caricias que me hace mientras me seca con delicadeza son linda y relajantes.
Al finalizar, me alzó en brazos y nos llevó a mi habitación, donde me acostó, recostándose a mi lado, acariciando mi cabello.
-Descansa, yo te cuido de todo- dijo.
Sonreí, girando de costado para que me abrace y así volver a dormirme.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...