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-Así que... ¿Tienes pareja?- le preguntó Jacqueline a Fernando, sentada junto a nosotros.

-¡Hey!- se quejó Luciano.

-¿Qué pasa, guapo? ¿Tu también tienes novia?- le preguntó la camarera.

Luciano se subió sobre el regazo de su pantera y lo besó durante unos buenos segundos, terminando el beso con una mordida en su labio inferior.

-Es mío- dijo Luciano, abrazándose a Fernando.

Thanatos me subió a su regazo, dejándome de costado, permitiéndome abrazarlo.

-Si en una competencia por ser más tiernos fuera, esto sería un empate- dijo Jacqueline, sonrojada.

-Mejor consíguete novio y deja a mi osito en paz- dijo Fernando, casi gruñendo.

-Tranquila fiera- dijo ella-. No te voy a robar a tu novio, adoro como se ven juntos.

-Jackie, deja de molestar a los clientes y ve a trabajar- dijo otra persona, acercándose a paso lento.

-Ni te creas mi jefe, César- dijo ella, sin mirarle.

-Me alegra verlos de nuevo- nos dijo Julio.

-¿Cómo te fue?- le preguntó Thanatos.

-Hoy no tuvimos tanta suerte en la pesca, el mar está rebelde, debe de haber sido por la luna roja- dijo.

-¿Luna roja?- preguntó Thanatos.

-Así es- dijo el joven marinero-. Es la primera vez que mi informe diario del clima me falla.

-Bueno, los humanos no pueden controlar la naturaleza, al fin y al cabo- dijo Thanatos, con una media sonrisa.

-Lo se- dijo Julio-. Iré a saludar al jefe y me marcharé. Gracias por venir de nuevo.

-Y tu ponte a trabajar- le regañó César a la camarera.

-Esto es mucho mejor que una telenovela, no pienso desperdiciarlo- dijo ella.

-Deja a las pobres parejas comer en paz- dijo César.

-No eres mi jefe- dijo ella, sonriendo triunfante-. No me puedes decir que hacer.

-Pero puedo comentarle al jefe y aunque seas su hija, no creo que luego te de permiso de salir a bailar- dijo Julio, sonriendo divertido.

Ella chasqueó la lengua y se levantó de su asiento.

-Luego volveré- dijo ella-. ¿Quieren algo más?

-Más de esas algas dulces, por favor- dijo Fernando.

-Y de las al vapor también, por favor- dijo Thanatos.

-Enseguida- dijo ella, retirándose.

-¿Podemos comprar más para llevar?- preguntó Luciano, emocionado.

-Luego en casa preparo yo- dijo Thanatos.

-Tenemos una proveedora de algas de forma casi ilimitada a poco de la manada- dijo Fernando-. Eso puede ayudar.

-Luego buscaré algunas- dije-. Conozco los mejores sabores de algas y se cuáles son las correctas.

-Listo, ya tenemos todo armado- dijo Thanatos.

-¿Y yo qué hago?- preguntó Luciano.

-Tu me ayudarás a llevar las algas, porque cuesta llevarlas en tarros y si queremos muchas, necesitaré ayuda- dije-. ¿Te parece bien?

Él asintió repetidas veces.

La camarera trajo los platos y con Luciano, nos acabamos las algas.

-Sinceramente las algas no son de mis cosas favoritas, pero así quedan muy bien- dijo Luciano.

Thanatos agarró una de cada una y las comió por separado, tomando agua de por medio.

-Ya se que le echan- dijo el vampiro-. Aunque creería que es media exagerada la cantidad de azúcar que le echaron.

-Puede ser- dijo Luciano y asentí con la cabeza, dándole la razón.

Terminamos de comer, y la camarera se acercó a juntar los platos sucios.

-¿Cuánto sería todo?- preguntó Thanatos.

-Para ustedes gratis- dijo ella.

-No digas eso, dime cuánto es- dijo Thanatos, sacando la billetera de su bolsillo.

-La casa invita- dijo Jacqueline.

-No creo que sea bueno para el negocio que la casa invite tantas veces- dijo Thanatos.

-Me están dando entretenimiento del bueno con sus gestos, eso es más que suficiente para mi- dijo-. Además de que con tal de verlos así, hasta les llevaría la comida a domicilio.

-¿Tienen delivery?- preguntó Luciano.

-Para ustedes, si- dijo ella, guiñándole un ojo, haciendo que Fernando gruñó-. Espero verlos pronto por aquí.

Nos levantamos y en cuanto llegamos a la puerta, la camarera le dio un papelito a Thanatos tras guiñarle un ojo.

-¿Qué dice?- pregunté.

-Nada de interés- dijo Thanatos, tirando el papel en el primer tacho de basura que encontramos, dejándome la duda de qué dice.

-Dimeee- exigí.

-Jackie me dijo que notó tus marcas y me dijo que sea más suave la próxima- dijo, riendo.

-Oh, vale- dije.

-¿Para dónde irán ustedes?- preguntó Fernando-. Nosotros iremos a la manada ya que nos toca ir allí esta semana.

-Los acompañamos así buscamos el auto... Algo me dice que tendré que visitar pronto a mis familiares- dijo Thanatos.

-Está bien- dijo el chico pantera.

Caminamos todos a la par hacia el bosque, riendo de pavadas y hablando de cosas trivales hasta llegar al destino.

-¿Mañana podemos ir a visitar a papá?- preguntó Luciano-. Hace más de una semana que no lo veo, ni a él, ni a mamá.

-Está bien- dijo Fernando.

-Estoy de acuerdo- dijo Thanatos, poniendo algo de presión al abrazo que me está dando.

Entramos a la manada y acompañamos a la pareja hasta la casa de los Phantom.

-¿Quieren quedarse a pasar la noche?- preguntó Fernando.

-No te preocupes, iremos al lago- dijo Thanatos y lo miré sonriendo.

Tras despedirnos, volvimos al lado, en donde me metí de un salto, transformándome en el aire.

Mi vampiro dejó todas sus cosas en la orilla y quedándose únicamente en pantalón de malla, entró al agua conmigo. Me quedé nadando sobre la superficie con mi vampiro encima, abrazándome.

-¿Qué opinas de tener hijos?- pregunté, haciendo que mi vampiro se sobresalte, casi cayendo al agua.

-Por ahora no me gustaría tener hijos- dijo, con un aire de tristeza, volviendo a abrazarme-. En un futuro puede ser, pero aún no.

-Está bien- dije, acariciando su cabello-. ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Adelante- dijo.

-¿A qué te referías con lo de la luna y tu familia?

-Es simple; cada evento de los seres de la noche se reflejan en la luna- explicó-. La luna roja significa nacimiento o fallecimiento de alguno de la familia real o de los altos rangos, se cuenta que también ocurrió en la noche del casamiento de Juana y Kodran, pero nunca más lo he visto.

-¿Nació alguien?- pregunté.

-No lo se, pero no tengo la obligación de ir a ver siempre; ya no pertenezco al título, ya lo sufrí y no pienso volver- dijo.

-Pero ya no estás solo- dije-. Te acompañaré siempre.

-Gracias- dijo, besando mi pecho-. Aunque por ahora no te preocupes, duerme un rato si quieres, yo iré a la orilla.

-No te voy a dejar solo- me quejé.

Fuimos a la orilla juntos, y acostados en la arena, permití que me acariciara el cabello hasta que caí dormida. 

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora