141

96 13 1
                                    

-Adoro los juegos nocturnos- dije, mientras dejo que Thanatos limpie mis escamas con cuidado, aún estando en la oscuridad del baño-. Adoro cuando acaricias mi aleta.

-Mira, parece que brilla- dijo, mientras señala una zona de mis escamas que en efecto, brilla por la luz de la luna que se filtra por la ventana-. Mañana lustraré cada una de tus escamas, son muy bonitas y merecen brillar tanto como tu.

Me sonrojé por el alago, cubriendo mi rostro con mis cabellos.

-¿Por qué estamos necesariamente a oscuras?- pregunté, divertida.

-Porque adoro como la luz de la luna hace relucir tu cabello, piel, escamas y cada centímetro de ti- dijo-. Mi visión es mucho mejor de noche y te ves muy bonita.

-Si tu te vieras con mis ojos en este momento... No verías mucho- escuché su risa-, aunque aún así, en la oscuridad, puedo ver tu rostro, distingo tus ojos brillando en un tono rojizo y me da ganas de acariciar tus colmillos, como hace unos años que tanta curiosidad me daban- dije-. Sigues viéndote igual de hermoso que siempre.

-Tu cada día estás más hermosa- dijo-. Incluso puedo notar que has crecido un poco con cada año. Eres siempre hermosa, mi preciosa sirenita.

Besó mi aleta y sonreí.

-Ven aquí- dije, usando un poco de mis poderes para sumergirlo al agua conmigo, abrazándolo.

-La bañera ya nos queda chica- dijo, divertido.

-En casa tenemos una más grande, no te preocupes por eso- dije, besando su mejilla.

Estando sentada, la parte final de mi aleta sobresale de la bañara a la igual que las piernas de Thanatos, que está sentado sobre mi, con sus piernas aferrándose a mi aleta.

-Recuerda que mañana es el entierro- dijo-. Tuve mis influencias para adelantar todo el proceso y así finalizar antes; se que a Luciano no le va a gustar esto y no quiero que tu lo vivas de forma tan directa.

-No puedes protegerme si no hay peligro- dije, sonriendo.

Agarré shampoo y empecé a lavar su cabello con cuidado.

-Tu cabello es muy largo- dije, viendo como incluso cuando lo levanto un poco, sigue tocando el agua, la cual tampoco es mucha.

-¿Te molesta? Puedo cortármelo si es así- dijo.

-Para nada- dije-. Me gusta mucho... Inclina la cabeza.

Le saqué el shampoo con ayuda de un poco de poder, para deslizar el agua sin hacerle daños. Agarré la crema de peinar y con un peine, acomodé y peiné cada hebra de su larga melena hasta dejarla bonita como siempre.

-Recuéstate- ordené.

Se inclinó hacia adelante, abrazando mi aleta, permitiéndome darle el cuidado a las puntas del cabello.

-Ya está- susurré, acariciando su espalda, en donde están las marcas.

No me contestó, por lo que supuse que se durmió.

Giré mi aleta hacia mi, provocando que caiga con cuidado sobre mi cuerpo. Lo abracé con cariño y seguí acariciando su cabello.

De forma inconsciente, me abrazó y lo dejé, incluso cuando abrió la boca y dejó ver sus colmillos.

Llevé mi mano a su boca, acariciando los misteriosos dientes que siempre perforan mi piel.

Sin querer me lastimé y unas gotas de sangre ingresaron a su organismo, por lo que se despertó de golpe.

-Sigue durmiendo- dije, volviendo a pegarlo contra mi pecho.

Sonrió y volvió a abrazarme, acurrucándose de una manera que parece una bolita y está su cabeza contra mi pecho.

Acaricié su cabello hasta que me dormí.

_-_-_

-Así que... Este es su final- dijo Luciano, con tristeza, sentado junto a su pantera.

Me levanté y fui a donde están los dos ataúdes abiertos, uno al lado del otro. Mire a detalle sus cuerpos por última vez; America tiene una mueca tranquila y Hunter parece más serio, ambos visten de forma elegante con trajes que les hizo su hijo mayor, estando combinados con colores azules con detalles en blanco. El señor que los vistió y los preparó se tomó la molestia de dejarlos como si aún estuvieran vivos y tan solo durmiendo.

-Se les ve tan tranquilos- dijo Thanatos, abrazándome por detrás-. Mamá siempre estuvo preocupada por todo, pero se nota que descansa en paz.

-¿Tu sabes si van a revivir o algo así? Los humanos tienen muchas teorías- dije.

-Por lo que logré entender, ellos ya finalizaron sus vidas, sus almas son libres; no reencarnarán, pero están en el más allá, juntos- dijo.

-Eso es lindo de saber- dije y volví a mirarlos.

Acaricié el cabello de Hunter, peinándolo para el otro lado.

-Así se ve mejor- dije-. Me gustan muchos esos trajes.

-Gracias- dijo-. ¿Te gustó tu vestido?

-Es lindo, aunque no era necesario que me hagas un vestido de funeral- dije-. Es algo triste.

-America así lo pidió. ¿Por qué otra razón estaríamos los tres vestidos de manera similar?- dijo-. Ella pidió que así sea, el último día que nos vimos, me lo pidió como última tarea que me iba a dejar, bueno, además de que nos cuidemos entre los tres.

Tanto Thanatos como Luciano y yo, vestimos trajes de color azul, con camisas blancas, con detalles en blanco, y usando el vampiro una corbata larga, el chico oso una corbata de moño y yo un lazo.

-¿En serio ella planificó que vistamos así?- pregunté-. El azul es un lindo color y es tierno que estemos vestido los cinco del mismo color.

-Esa fue la idea- dijo, sonriendo-. Ella buscó la manera de mantenernos unidos y protegidos, incluso más allá de la muerte.

-Es sin duda la mejor madre- afirmé.

-Sin duda alguna- dijo Luciano, acercándose.

Thanatos lo abrazó por encima de los hombros y así nos quedamos los tres cuando es que un hombre dijo unas palabras que ignoré.

Luego entre los tres junto a un par de amigos de Hunter, llevamos los ataúdes.

-Deja que lo hago por ti- se ofreció el esposo de una amiga de America, pero negué con la cabeza.

-Es el deseo de mi madre- dije.

-Está bien- dijo.

Junto a Luciano, estamos llevando la caja de madera lustrada en donde está en un sueño eterno America, y a nuestro lado se encuentra Thanatos que carga a nuestro padre. Claramente, estamos llevando los ataúdes entre varias personas, a pesar de que podemos hacerlo solos.

Los subimos al auto de Thanatos y él manejó estando Fernando con Luciano en la parte de atrás, mientras estoy de copiloto.

Guiamos los cuerpos hasta en donde se realizará la cremación.

-Señores, no era necesario gastarse en tanto para los muertos- nos dijo la recepcionista del lugar.

-Fueron sus deseos y hay que respetarlos- dije, deseando que mis hermanos no la hayan escuchado.

Esperamos el tiempo que fue necesario y nos entregaron una urna con la cenizas de ambos.

Cuando empezó a caer el sol, fuimos al mar cerca de casa y de allí nos espera un pequeño barco de madera simple con una sola vela. Colocamos la urna en medio de esta y Thanatos le dio el empujón, haciendo que empiece a ir hacia el mar.

-¿Tienen sus arcos?- preguntó el vampiro.

Fernando me pasó mi arco y le dio los suyos a mis hermanos. Prendimos fuego una flecha y de a uno, por orden de llegada a la casa, fuimos lazando las flechas disparando directo en el bote, haciendo que empiece a quemarse.

-Un funeral vikingo como quería papá, una ceremonia bella y armoniosa como quería mamá, y la libertad de ambos de ser uno más con el universo- dijo Thanatos, abrazando por los hombros a nuestro hermano y por la cintura a mi.

Y en ese ambiente de la cálida noche, finalizó el funeral.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora