163

83 10 0
                                    

El día del cumpleaños de Napomuceno, fuimos a la manada de licántropos pantera para celebrar su noveno cumpleaños. Él pidió que lo lleváramos allí ya que se hizo amigo de los niños de la zona.

En el camino de regreso, la policía nos detuvo por primera vez en toda nuestra vida.

Tras que Thanatos muestre sus papeles, el policía dijo algo por un aparatito negro chiquito con rallas horizontales y le pidió a Thanatos que estacionara a un lado.

-Abrochen sus cinturones- dijo Thanatos, en cuanto el policía se retiró un momento.

-Ya estamos así desde que salimos de la manada- dijo Napomuceno, quien está en el asiento de atrás en una silla especial para bebés.

-Perfecto- dijo Thanatos.

Aceleró de golpe y salimos de allí a gran velocidad.

Escuché un sonido raro seguido de luces rojas y azules brillando sobre la carretera.

-Al carajo la policía- dijo Thanatos, acelerando aún más.

De golpe giró, ingresando por la trinchera abierta de una pequeña granja, escondiéndose entre los arbustos.

Presionó un par de botones, murmuró algo en voz baja y nos quedamos allí mientras la policía entra al lugar y otros vehículos se detienen cerca.

-Que me disculpe el dueño- dijo Thanatos, yendo despacio, tirando la cerca en cuanto pasó, para luego volver a la carretera.

Seguimos avanzando, ya a una velocidad más tranquila.

-¿Estamos a salvo?- preguntó Napomuceno.

-Estamos a salvo- afirmó Thanatos.

-¿A salvo de qué?- pregunté.

-Esos policías son vampiros- dijo Thanatos.

-Me estaban buscando- habló Napomuceno-. O eso creo.

-Por el cartel que llevaban, puedo afirmar que si- dijo mi vampiro-. Pero por eso no nos preocupemos, ya los perdí de vista.

-Adoro los hechizos de invisibilidad- dijo Napomuceno-. Aunque, si es que viene un auto acelerando a toda velocidad por detrás nuestro, ¿no nos chocarán? Digo, no nos ve.

-Puede que si, por lo que tengo que tener mucho cuidado- dijo Thanatos.

-Voy a morir a manos de un loco- suspiró Napomuceno.

-De un loco que te está salvando el pellejo- habló Thanatos y sin mirarme, me habló-. ¿Quieres ir atrás y dormir un rato? Dejé la piscina armada.

-Está bien- dije y me solté el cinturón.

-¿No piensas frenar?- dijo Napomuceno.

-¿Por quiénes nos tomas, novato?- dijo Thanatos, riendo.

Por entre los dos asientos pasé, dirigiéndome a la fila de atrás mío, bajando el respaldo de uno de los asiento de al lado de Napomuceno y pasé para más atrás, cayendo en la piscina.

Me transformé y sonreí nadando en el agua.

-¿Puedo meterme yo también?- preguntó Napomuceno.

-No- dijo Thanatos-. Mira si te giras dormido y te ahogas, sería muy irresponsable de mi parte; no pienso dejar que algo así suceda.

-Mari- me llamó Napomuceno-. ¿Me liberas de aquí?

-Thanos me dijo que la ley dice que todo menor de dieciocho años debe ir en los asientos de atrás- dije-. Y también que los de cuerpo pequeño deben estar en asientos especiales.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora