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En cuanto desperté, toda la familia de Thanatos estaba en la habitación, discutiendo, con el bebé soltando gotas por los ojos.

Me levanté de golpe y alcé a Napomuceno, arrebatándoselo de las manos de Isodoro, para sentarme en la cama y mecerlo, para que deje de gotear, logrando que todos dejen de discutir.

-Lamento que te hayan despertado- me dijo Thanatos, colocándose a mi lado, para alzarme y volver a colocarme bajo las mantas.

-No pasa nada- dije-. No podía dejar que un bebé esté así y no hacer nada.

-Eso es lindo de tu parte- dijo la mujer.

-Mar, te presento a Juana de Ottis y Kodran Ottis- dijo Thanatos-. Mis... Padres.

-Hasta que nos presentas- dijo Juana, sonriendo.

Empecé a acariciar el entrecejo de Napomuceno, logrando que cierre sus ojos, durmiendo.

-¿Es posible que un vampiro duerma?- le pregunté a Thanatos.

-En las primeras décadas si- me respondió.

-Ustedes sigan hablando, tranquilos- dije, mirando a Napomuceno con ternura.

-Ya hemos terminado- dijo Kodran.

-Padre, no has dicho lo que ibas a decir en cuanto vinimos aquí- dijo Benjamín.

-Es cierto...- dijo el mayor, acomodándose la chaqueta-. Quería disculparte contigo por mi actitud de hace algunas décadas. Aunque veo que el castigo funcionó...- dijo y fue interrumpido.

-Los medios no justifican el hecho- dijo Juana-. Lamentamos nuestro comportamiento.

Todos hicieron una pequeña reverencia, para levantarse a la par.

-No vamos a suplicar su perdón. Eres bienvenido en este castillo. Ya nadie va a juzgar tu elección- dijo Juana con un tono suave, que hace que su voz no de tanto miedo.

-No gracias- dijo Thanatos y me abrazó por la cintura-. Ya tengo una vida, tengo unos padres excelentes, un hermano menor fantástico y a una pequeña sirena que me acompañará el resto de mis días. No necesito vuestro permiso para realizar lo que desee. Además, si es que me voy, quién va a proteger a mi familia de locos que quieren secuestrarnos para traernos como ofrendas.

Sonreí y miré a Thanatos.

-Lo entendemos- dijo Juana, con algo de dolor en su voz-. Enviaremos a cazar a muerte a quienes les han hecho daño. Daremos un veredicto que proteja a tus mortales seres queridos.

-Me parece que harán lo correcto con eso, pero no les voy a perdonar así nomas- dijo Thanatos.

Juana tomó en brazos a Napomuceno y todos salieron de la habitación.

-Al fin- dijo Thanatos, lanzándose hacia atrás, recostándose, sonriendo-. Tuve que haber grabado eso.

-¿Qué te trae tan feliz?- pregunté.

-Al fin oí lo que venía esperando hace tiempo- dijo y rió-. Esto es ridículo; los reyes del mundo vampírico pidiéndole disculpas a un niñato de menos de tres siglos.

-Me alegro que estés alegre- dije, recostándome para abrazarlo.

-¿Quieres dormir un poco más?- me preguntó y miró su celular que dejó sobre la mesa de luz que está al lado de la cama-. Son recién las seis de las mañana.

-No es necesario- dije.

-¿Quieres que vayamos a recorrer este castillo?- me preguntó-. Tengo algunos recuerdos de diversos lugares.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora