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-Eso fue genial- dijo Thanatos, sonriendo, apoyado contra mi pecho mientras nadamos en la parte superior del estanque.

Sonreí y besé su coronilla.

-Espero que ahora no se esté generando nada en tu interior- dijo, preocupado.

-Ya te dije que no- dije, riendo-. Fue como la vez que usas esa cosa rara. No hay bebés.

-Eso espero- dijo-. No quiero que la pases mal de nuevo.

Se giró y besó mi frente.

-Si quieres puedes decirle a Laustin que puede regresar- dije.

-Napomuceno puede esperar- dijo.

Salimos del agua y tras que se seque, caminamos juntos hasta la cama, en donde él me dejó debajo suyo, alimentándose desde mi clavícula hasta quedar saciado.

-Mucho mejor- dijo, sonriendo.

Besé su mejilla y como respuesta, besó mis labios, mordiéndome el labio inferior hasta hacerme sangrar. Mi propia sangre se deslizó por mi labio y calló sobre mi pecho hasta que se cerró la herida.

-Te ves muy bien así- dijo Thanatos, lamiendo la sangre de debajo hasta arriba, volviendo a besarme.

Alguien tocó la puerta y Thanatos fue. Me levanté y le seguí, observando todo desde la puerta.

Mikael y Laustin me saludaron y le dejaron en brazos a Napomuceno.

-Le llevamos a comer helado y las tres comidas. Estuvo todo el día jugando en el parque con otros niños y camino aquí se durmió del cansancio- dijo Mikael.

-Mari, ¿te sientes bien?- me preguntó Laustin.

-Claro- dije, sonriendo.

-Tienes el busto algo más grande- dijo mi médico.

-Debe ser porque estoy creciendo- dije, sonriendo.

-Eso espero- dijo ella-. Cualquier cosa, llámame.

-Claro- dije-. Gracias por cuidar al pequeño.

-Cuando lo necesites- dijo ella, guiñándome el ojo-. Buenas noches.

Ellos se fueron y Thanatos llevó al vampiro menor a acostarse. Tras comprobar que el menor está descansando bien, volvimos a nuestra habitación. 

-Laustin tiene razón- dijo Thanatos, acariciándome los pechos-. Están más grandes, espero que no signifique nada malo.

-No creo- dije, sonriendo.

-Ven, vamos a dormir- dijo.

Él se quitó su ropa y nos acostamos en la cama.

-¿Qué es lo que tienes en tu cuarto?- le pregunté, sorprendiéndole con mi pregunta-. Yo en mi cuarto tengo ropa mía y algunas cosas de mi pasado, nada más, ¿tú que tienes?

-Pues, creo que te sorprenderá pero solo son pequeños utensilios lo que tengo en mi cuarto- dijo.

-¿Cómo qué?- pregunté.

-Elementos típicos de vampiros para realizar cosas de vampiros- dijo.

-¿Puedo ver?- pregunté.

-¿Recuerdas las veces que te decía que yo solucionaba algún problema? Cuando alguien nos molestaba o algo así- dijo y asentí-. Pues ese cuarto es para eso.

-¿Y qué hacías cuando no tenías ese cuarto?- pregunté.

-Debajo de mi cama tenía todo eso- dijo-. Me alegra de que nunca te hayas percatado de ese detalle.

-Cuando volvamos a casa me fijaré- dije, sonriendo.

-Traje todo aquí, así que, no vas a encontrar nada- dijo, riendo.

-Entonces, ¿me dejas ver tu cuarto?- pregunté.

-Ni siquiera lo vas a encontrar- dijo, divierto-. Lo escondí para que nunca por error tu o un hijo nuestro entre allí.

-Está bien- dije.

Nos acomodamos y al poco tiempo, logré dormirme.

_-_-_

Al despertar, mi vampiro no estaba a mi lado pero sobre su almohada hay una nota en donde me informa que salió a comprar algas y otros alimentos junto a Napomuceno para dejarme descansar.

Me duele un poco el cuerpo pero he de suponer que es por la falta de algas.

Me levanté y fui al jacuzzi ya que es la zona con agua más cercana a mi. Me quedé recostada boca abajo, en mi forma natural ya que es más cómodo así. Con la punta de mi aleta, presioné el botón que hace burbujas en el agua, siendo como masajes para mi aleta y se sintió bonito.

Mi cuerpo empezó a arder, como si estuviera nadando en agua muy caliente pero mantuve la calma a pesar del dolor.

-Thanos es fuerte, yo también- dije, suspirando con dolor.

Un líquido verde oscuro salió de mi pecho, como si me hubieran hecho un corte y de ese saliera esta cosa.

El hecho de verlo de nuevo me recordó hace unos años, cuando tenía 33 años y tras comer mucha comida que no debía, el líquido extraño salió de mi. Giré, abrazándome a mi misma, sabiendo que es algo normal y que pronto pasaría.

Cerré los ojos y con mis manos ayudé al proceso, metiendo mis dedos en los agujeros para agrandar estos y así hacer que salga todo más rápido. Así es mucho más doloroso pero más rápido. Mordí mis labios para resistir y al no dar más, dejé que de mis labios saliera un quejido, sacando mis manos de mis pechos, viendo como ahora los chorros de líquido son menores.

Abrí los ojos y vi todo el jacuzzi lleno de líquido extraño que se está removiendo de forma lenta, yéndose por las tuberías, todo gracias al sistema extraño este del jacuzzi.

Desee que todo acabara pronto y que mi vampiro no vea esto, pero no todo en esta vida es posible, ya que la puerta se abrió, dejando paso de mi vampiro.

-¡¿Marina?! ¡¿Qué te pasó?!- preguntó, muy preocupado, acercándose a mi con rapidez, para tomar mi rostro entre sus manos.

-No es nada- dije, intentando sonreír pero no lo logré por el dolor-. ¿Recuerdas que hace unos años pasó lo mismo?

-Otra vez te estoy alimentando mal, lo siento- dijo, besando mi frente.

-Al contrario- dije, reprimiendo todo signo de dolor-. Hace años no pasa, está bien... Solo no lo veas, ¿si?

-Pero...- dijo, siendo interrumpido.

-Ve con Napomuceno- dije, soltando un pequeño quejido al ya no aguantar-. Por favor.

-Voy a llamar a Laustin- dijo.

-¡No!- exclamé, soltando un suspiro de dolor al final-. Esto termina solo. Ve con el pequeño, en cuanto termine regreso.

Me dio un pequeño beso y se retiró. Vi dolor en su mirada, pero me da vergüenza que me vea así de débil.

Cerré los ojos y esperé a que todo terminara.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora