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-Tengo sueño- me quejé, algo adormilada, estando contra el pecho de mi vampiro.

-Y yo- dijo Jack, estando contra su vampiro.

-Y yo tengo ganas de ir al baño, permiso- dijo el vampiro menor, levantándose para ir al baño.

Reí y me pegué a mi vampiro, quien empezó a mecerme en brazos.

-En cuanto regrese Napomuceno, nos retiramos así los pequeños duermen- dijo Thanatos.

-Pueden quedarse aquí a dormir por esta noche, si gustan- ofreció Ikaris-. Hice la casa con muchas habitaciones extra para invitados.

-No se preocupen, iremos a casa- dijo Thanatos-. Ya tuvimos mucha emoción por el día de hoy.

-Como gusten- dijo el mayor de todos.

Y así fue, en cuanto regresó Napomuceno, nos despedimos y fuimos al auto, en donde Thanatos presionó un botón y el suelo de mi piscina se deslizó a un lado y un colchón empezó a inflarse.

-No sabía que teníamos eso- dijo Napomuceno.

-Ni yo- admití.

-Está hace tiempo- dijo Thanatos, divertido-. Desde que instalé esta nueva versión de piscina está eso.

-Es genial- dije, sonriendo.

Una vez terminó de inflarse el colchón, me acosté sobre este junto a Napomuceno y Thanatos empezó a conducir a casa.

-Algún día tendrás que enseñarme a conducir- le dije a mi vampiro, quien colocó en la radio jazz suave.

-No creo que sea necesario que aprendas a conducir, pero está bien- dijo.

Le miré por última vez antes de dormirme, abrazada a Napomuceno quien como siempre, está completamente quieto, como si fuera un muñeco de porcelana.

_-_-_

En cuanto llegamos a casa, me desperté y vi como Thanatos y Napomuceno leen una carta juntos, ambos sentados en el borde de la cama, con caras de preocupación.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-Nos invitaron al entierro del príncipe Alarik Rokuro Ottis- dijo Thanatos.

Agarré la hoja e intenté leer algo pero no entendí nada de nada más que el nombre escrito.

-¿Tenemos que ir?- pregunté, algo triste.

-No es necesario que vayas si no quieres ir- me dijo Thanatos-. Se que este tema es complicado para ti.

-Está bien, iré con ustedes- dije-. No me gustaría quedarme sola.

-Está bien, puedes venir con nosotros, pero no quiero que te separes de mi- dijo mi vampiro.

Napomuceno tomó la hoja y la miró con mala cara.

-No creo que sea buena idea ir- dijo Napomuceno.

-¿Por qué lo dices?- pregunté, con curiosidad.

-Recuerda que no todos los vampiros son así de tranquilos como nosotros- dijo Napomuceno-. No he vivido mucho tiempo en aquel horroroso lugar, pero he visto cosas nada bonitas para nuestro estilo de vida.

-Es verdad- dijo Thanatos-. Quizás sea mejor no ir.

-No me crean tan débil. No porque me muestre tranquila signifique que la vida marina es fácil- dije-. Se defenderme, además, no creo que nadie se atreva a ponerme un dedo encima; no por ser de corazón latente significa que intentarán atacarme en medio de un funeral, ¿verdad?

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora