111

114 13 0
                                    

-Kaito... Mamá tiene sueño- le dije a mi pequeño, quien salta en la cama con gran emoción.

Thanatos hoy fue a trabajar, por lo que nos quedamos solos.

-Mamá... Quiero jugar- dijo él, saltando en la cama.

-Vamos a dormir otro rato, por favor- pedí.

Se subió sobre mi y giré, para tenerlo debajo mío, sin aplastarlo, abrazándolo como si fuera un peluche.

Mordió mi brazo con fuerza, haciéndome despertar.

Bebió de mi sangre y se quedó dormido de nuevo.

-Eso es trampa- me quejé, divertida-. A dormir se a dicho.

Me acomodé y volví a dormirme.

_-_-_

En cuanto me desperté, Kaito seguía dormido, con las comisuras de los labios manchados de sangre. ¿Me habrá vuelto a morder mientras dormía? Él no me deja marca de mordida, así que, no lo puedo confirmar.

Me levanté con cuidado y tapé a mi pequeño, antes de salir de la cama.

Caminé despacio hacia las escaleras, escuchando suaves voces hablar con tranquilidad junto a mi vampiro favorito.

Me asomé por las escaleras, viendo como él habla con una criatura de dos cabezas casi humanas (2 ojos, una nariz y dos bocas cada una), mientras arma un vestuario.

Uno de los cuatro ojos de la criatura me miró y empezó a susurrar.

Sentí miedo, por lo que me alejé y volví a la habitación, viendo a mi pequeño mirar el techo asustado.

-Kaito- susurré y gateó hacia mi, por lo que me acerqué, tomándolo en brazos.

-Las almas guardianas de papá me hablaron...- dijo-. Dicen que hay alguien malo en casa.

-¿Quién está en casa?- pregunté.

-Una criatura que come sirenas y tritones- afirmó, abrazándome con fuerza-. Me dijeron que no salga de la habitación.

-Papá no dejará que nos hagan daño- afirmé, acariciando su cabello-. Vamos, mi pequeños. Tenemos visitas, vamos a cambiarnos y bajamos a comer.

-Quiero cereales con leche- dijo, sonriendo.

Lo senté en la cama y me cambié con rapidez, colocándome una remera de Thanatos que siempre me da tranquilidad.

Levanté en brazos a mi pequeño y fuimos a su habitación, para cambiarlo mientras le hago mimos.

Até su largo cabello en una coleta baja y besé su nariz, escuchando su suave risa.

-Vamos con papá- dije.

Bajamos las escaleras con cuidado, viendo como Thanatos le muestra su diseño a el cliente.

-Me gusta- dijeron tres voces diferentes a la vez.

-Le falta brillo- dijo la cuarta voz.

-Bueno, podemos agregar donde gusten- dijo Thanatos y se giró para vernos-. Señoras, les presento a mi esposa y a mi hijo.

-Un gusto- dije, viendo como Kaito se tensa, abrazándome, ocultándose de la visita.

-Es un niño muy bonito- dijo la cuarta voz-. ¿Puedo probarlo? Digo, alzarlo.

-Ahora iremos a comer, cierto pequeñín se ha despertado con hambre- dije, huyendo hacia la cocina.

Le senté en su silla y comencé a preparar un tazón de cereales con leche para colocarlo frente a él, tomando una cuchara de para darle de comer, escuchando las voces de fondo.

-Oh, le entendemos- dijeron las cuatro voces.

-¿Gustan que les sirva algo de comer?- preguntó Thanatos, dejando la libreta a un lado.

-No es necesario- dijo una de las voces-. Nos conformamos con mirar el menú.

-¡Chis!- regañó otra de las voces.

-Lo siento- dijo la primera.

-Creo que nos retiraremos por ahora- dijo la tercera voz.

-Fue un placer tenerlas como cliente- dijo Thanatos.

-Mami...- me dijo Kaito y le miré.

Está señalando el techo, hacia una esquina respectivamente, pero yo no veo nada.

-¿Qué dice?- pregunté.

-Quieren matarme... Chis quiere matarme- dijo y señaló la ventana.

La criatura está detrás de la ventana, luchando consigo misma, una boca murmurando algo, otra con los labios fruncidos, otra salivando y la última gritando algo.

Thanatos se acercó a nosotros y me abrazó por detrás.

-Se lo que es esa criatura, pero me han asegurado no comerles- dijo, acercándose a nuestro pequeño para alzarlo en brazos, ya que terminó de comer-. ¿Quieres de mi sangre?

Kaito negó con la cabeza, apegándose contra el pecho de su padre, escuchándole el corazón.

-Papá, te quiero- le dijo el pequeño y sonreí.

-Dice que te quiere- traduje, viendo la cara de confusión de Thanatos.

-Y yo a ti, mi pequeño- dijo él, acunándole, logrando que vuelva a dormirse-. Eres hermoso, mi pequeño bebé.

-¿Mañana viene tu familia?- pregunté.

-Vamos nosotros para allí- dijo-. A último momento me dijeron que tenían un pequeño inconveniente con la carroza y le dije que iríamos.

-Está bien- dije, besando su mejilla-. Iré a nadar un rato al lago, ¿puedes cuidarlo?

-Te acompaño en la orilla- dijo y sonreí.

Salimos fuera, parándonos en el borde.

Salté y con un perfecto clavado entré al agua, transformándome en el aire, disfrutando del agua. Thanatos siempre me dice que por cuidar a nuestro bebé no debo descuidarme yo y si estoy cansada es por falta de natación.

Recorrí las profundidades, aburriéndome.

Subí a la superficie, encontrándome con Thanatos ya cambiado con un traje de baño.

Tomé a nuestro pequeño en brazos, él se sumergió y me quedé flotando como una tabla, para que se suba sobre mi, con nuestro pequeño en brazos. Esto es algo muy lindo y me gusta mucho.

Por suerte el que le esté acariciando la pancita a mi pequeño, tan solo mojando sin querer su remera, no hace que se transforme, tiene que estar hasta el cuello para transformarse, o por lo menos hasta que aprenda a hacerlo por si mismo.

-Ya hasta parece mayor que Napomuceno- dijo Thanatos, de la nada y sonreí.

-Pero es un bebé aún... Mi pequeño bebé hermoso- dije-. Será el niño más guapo de todos cuando crezca.

-Espero que Napomuceno no se ponga celoso al oír eso- dijo, bromeando y reí.

-El ya es un niño más grande, su madre debe decirle eso- dije.

-Ya sabes como es Juana- dijo-. Hasta una roca da más amor que ella.

Reí de vuelta, admirando el cielo.

-Mañana será un lindo día- dije, al no ver ninguna nube.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora