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Creo que ya es el sexto día que paso en este lugar.

Cody me enseñó muchas cosas, como que donde estoy se llama "pecera" y no burbuja, que lo que tiene encima de su cuerpo se llama "ropa" y puede cambiarse varias veces con diferentes ropa. Inclusive me alimenta cada cierto tiempo, soltando peces al agua que están igual o más confundidos que yo, de los cuales consumo más de los que recordaba.

Cada tanto, Cody se pone una piel negra rara y se sumerge conmigo. Siempre me mantengo a cierta distancia, no vaya a ser que de un momento a otro se le de por atacarme.

Ayer me dio un extraño objeto duro con colores que tiene forma de delfín. Dice que es un "juguete" y me deja conservarlo. Me enseñó que tirando de la extraña alga que sale por su boca, empieza a nadar solo a pesar que en poco se queda quieto, pero aún así es divertido verlo nadar conmigo, aunque sea muy lento y ruidoso.

-Hora de comer- dijo Cody desde la parte alta de la pecera y soltó algunos peses.

Los capturé con rapidez para evitar que se vayan muy lejos, aunque el lugar es poco.

Atrapé a dos y miré a Cody, quien me mira emocionado.

-Oh, si, lo siento- dijo-. Te doy tu privacidad.

Se alejó y abrí mi boca para decapitar uno de los peces de un mordisco. Diré la cabeza a un lado y empecé a comer con lentitud, para luego comer el siguiente.

Con seis peces me llené. Aunque no era lo más delicioso del mundo, es lo que hay.

-¿Ya has terminado?- me preguntó Cody desde un lado y asentí.

Él se metió al agua y se acercó a mi con la precaución de siempre. Se quitó la cosa extraña que llama "mascara de aire" para hablar.

-Te traje un regalo- dijo y se la volvió a colocar.

Me dio un tarrito amarillo con tapa roja, que dice "GoldFish". Lo abrí y el contenido se mezcló con el agua, por lo que lo agarré y me lo comí.

Un dolor de cabeza me atacó, haciendo que me vaya hacia la esquina, para agarrar mi cabeza.

En ese momento es como si hubiera viajado al pasado, viendo un rostro que nunca vi, de ojos azulados y cabello negro largo, que me da un cono extraño con un círculo arriba; dice algo que no llego a escuchar y paso mi lengua por este, deleitándome por el sabor de aquella cosa dulce y fría.

Volví a la realidad al momento que Cody posó su mano sobre mi hombro y le mostré mis garras, yéndome con cuidado.

-Tranquila- me dijo, mientras levanta ambas manos para luego volver a ponerse la máscara por unos instantes-. No te haré daño.

Intentó acercarse a mi, pero volví a alejarme.

Él salió de la piscina y me fui a la esquina que uso para dormir, abrazando el juguete con cierto miedo.

_-_-_

En cuanto desperté, miré asustada a mi alrededor. No estoy en la pecera, sino que en la burbuja pequeña de antes.

Estoy siendo llevada a vaya a saberse dónde.

-Tranquila, vamos a hacerle mantenimiento a tu pecera, estarás por unos instantes aquí- me dijo Cody, dejando de moverse, colocándome junto a que que llama silla y una cosa rectangular de color negro frente a mi-. ¿Has visto una televisión antes?

¡¿Por qué sigue diciendo palabras que no entiendo?!

-Por tu mueca de confusión creeré que no, así que, ven, te lo enseñaré- dijo y con otra cosa rectangular pequeña con pequeñas protuberancias que podían presionarse-. Pondré un programa sobre sirenas, así te familiarizas.

Colocó uno en donde aparecen tres sirenas con piernas y era todo muy extraño. En un momento fueron a un lugar que se me hizo muy conocido. Lo llaman "isla Mako" y el dolor de cabeza me volvió a atacar.

Agarré con cabeza, presionando a los lados como si eso pudiera evitar que me siga doliendo.

Volví a ver a ese chico especial, que me abraza mientras nado en la isla Mako. Incluso me da de comer y me abraza mientras duermo.

Un golpe contra la burbuja me devolvió a la realidad.

-¿Estás bien?- me preguntó Cody-. Ven, vamos a la pecera, ya debe de estar limpia.

Me llevó de regreso y en todo momento me quedé pensando en aquel ser. Su cabello largo y lizo del color de la obsidiana con esos ojos de un colo azul claro y brillante como el mar cuando le pega el sol, con facciones finas y delicadas, de gran belleza y piel clara como las perlas.

-Azulino...-  susurró en voz baja, sonriendo ante el rostro de ese chico cuando hacía una sonrisa.

-¿Cómo has dicho?- me preguntó Cody y lo miré.

Puse mi dedo contra la pecera y empecé a dibujar aquel rostro. Por arte de magia cada vez que toco, queda marcado.

Una vez listo, él me miró sorprendido.

-¿Quién es?- me preguntó.

"THANOS" escribí en un idioma que no supe de dónde aprendí. No se de dónde lo saqué, pero me gustaba como se veía.

-¿"Sonaht"?- leyó y negué con la cabeza, señalando el orden de las letras-. Ah, lo has escrito en espejo. ¿"Thanos"?

Asentí y sonreí.

-¿Quién es "Thanos"?- preguntó.

La pregunta me dejó perpleja. No tenía ni la más mínima idea, pero en el fondo me sonaba conocido ese mismo nombre.

-Has sonreído- comentó perplejo-. Que linda sonrisa.

Mis mejillas tomaron color y nadé para esconderme entre mis algas que ya no son tan duras.

-Te hemos puesto algas reales, ¿te gustan?- me preguntó y asentí con la cabeza-. Son extraídas de una bahía de coral.

Las observé de nuevo, girando entre ellas sonriendo.

Al fin me dan algo de algas, no me gusta comer siempre peces.

-Iré a por tu comida- dijo-. Ya regreso.

Se fue y agarré la cima de las algas para arrancarlas y morder. El sabor no es el mejor, pero es algo.

-¿Pero qué haces?- dijo Cody, al momento de liberar los peces-. ¿Comes algas?

Agarré otra de las puntas y le di un mordisco.

-Supondré eso como un si- dijo, divertido-. Te daré tu espacio, iré a comer. Regreso pronto.

Él se fue y volví a cazar, llenándome con pocos peses por haber comido las algas quedándome sin algunas de estas.

Creo que voy a empezar a dormir lejos de mi comida, papá siempre me dijo que no debo jugar con mi comida.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora