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Llegamos al bosque y tras caminar mucho, llegamos hacia el inicio del lago, lo cual era un lugar de aguas mucho más profundas, estando más lejos de la zona poblada.

-¿Estamos a salvo aquí?- preguntó Luciano.

-Nadie en su sano juicio vendría aquí- dijo Thanatos-. Estamos a dos horas de caminata desde el inicio del lago, el cual está a como media hora de caminata desde el punto inicial... Los humanos normales no caminan tanto.

-Bueno, ya saben que hacer- dijo Hunter y sonreímos.

Luciano se quitó la ropa y empezó a correr, transformándose en oso a medio camino.

Me quité mi ropa, quedando en lo que aquí llaman bikini de dos piezas. Thanatos se quitó su remera, quedando en maya, que sinceramente, lo veo exactamente igual al resto de sus pantalones con la diferencia de que es más corto.

-¿Listo?- le pregunté.

-No me dejes ventajas esta vez- dijo Thanatos y sonreí.

Me lancé al agua, transformándome en mi forma verdadera.

Thanatos se lanzó segundos después.

La profundidad era mucha, no tanto como en el océano, pero lo suficiente como para sumergirme a una distancia a la que Thanatos no va a llegar tan fácilmente.

Fui hasta el fondo, encontrándome con diferentes tipos de peces y algas. Agarré una y la probé. No era como la comida de pez en tarro que compra mamá, pero zafa en lo que es sabor y textura.

Hace un tiempo, los vampiros donantes de sangre para los otros de su misma especie, han disminuido, ya que en su mayoría son nobles y estamos en época de hibernación, por lo que es complicado conseguir ese alimento especial para Thanatos. Normalmente, a cambio de una pequeña bolsa de donación de esta, el humano que la compra debe dar lo máximo permitido por sus cuerpos, pero aún así, ahora el precio se elevó el triple, por lo cual es imposible de pagar para nuestra familia, ya que solo los humanos pueden dar y entre mamá y papá son solo dos. Gracias a eso, Mikael y Didc hicieron los estudios suficientes como para confirmar que mi sangre sirve como suplante de la de un vampiro original; tiene los mismos efectos, nada más que es más adictiva y tiene que tomar más cantidad que lo que tomaría de otro vampiro.

Por eso, con mi querido hermano, hacemos juegos de carreras para hacer más divertido todo el juego, ya sea por tierra o por agua, la única regla es que me atrape y ahí dejo que me muerda.

Empecé a nadar hacia un lado, encontrado una pequeña cueva submarina.

Me da curiosidad entrar allí, pero debo de alimentar a mi hermano.

Subí hacia la superficie, en donde estaba Thanatos girando levemente para encontrarme con la mirada.

-Holi- dije y me miró.

-Con que ahí estabas- dijo, para luego lanzarse contra mi.

Me fui hundiendo de a poco, dejándole una gran ventaja al no moverme.

Él me atrapó la ateta, en la parte que serían los pies de los humanos.

Sonrió y me sacó de allí, para respirar de nuevo.

-Te atrapé- dijo y sonreí.

Fuimos hacia la orilla y nos sentamos allí, yo aún estando remojada.

Estiré mi brazo hacia él, para que se alimentara tranquilo.

-¿Puedo probar de una zona diferente?- me pidió y le miré confundida-. En la aleta...

-Son escamas, no puedes perforarlas tan fácilmente como en la parte de piel- dije.

-Debajo de las escamas es más blando, ¿verdad?- dijo él y asentí con la cabeza-. ¿Me dejarías?

-Está bien- dije, algo nerviosa.

Me recosté en la superficie.

-¿En dónde duele menos?- me preguntó.

Flexioné un poco mi aleta, señalando la parte media alta, que serían los muslos en los humanos.

-¿Es posible correrte las escamas...?- preguntó y negué.

Rápidamente me arranqué cinco escamas de esa zona, en el lateral, soltando un pequeño grito de dolor, ya que en cantidad si que duele.

Empezó a sangrar y giré de costado, para facilitarle la tarea a Thanatos, quien mordió lentamente, succionando parte de mi sangre.

Dolía más que en la muñeca, pero lo aguanté. 

Con una mano, me apoyé en el suelo, inclinando mi cuerpo y con la otra, le acaricié el pelo, intentando relajarme.

El se separó pocos segundos después.

-Ya no lo haré, lo prometo- dijo con cierto tono de culpabilidad, lamiendo la herida para que deje de sangrar.

-No tengo problema- dije, con una pequeña sonrisa.

Él me abrazó.

-Se que te dolió- dijo, acariciando mi cabello.

-Y yo se que tu no has tomado lo suficiente- dije, pasándole mi mano, que está con diversas marcas.

Él mordió con cuidado, mostrando esa expresión de lo que él denomina "placer". Sonreí ante eso, sintiendo arder un poco mi herida del costado.

Las escamas volverían a estar como nuevas en un par de días, aún así, no se si me quedará marca o algo, ya que nunca antes me ha mordido ahí.

Él se recostó, tirándome consigo encima, aún succionando mi sangre. Solté un pequeño grito de la sorpresa.

Él dejó de morderme, soltando un pequeño y extraño sonido, separándose de mi luego de lamer las gotitas que salían.

-Me encantas- exclamó y sonreí.

Escuché un ruido a la distancia y rápidamente me transformé, haciendo que mi bikini junto a la muñequera y mis piernas regresen.

-Hola- dijo Steven, llegando desde la nada.

-Hola- le dije, con una pequeña sonrisa, sentándome sobre las piernas de Thanatos, quien se mantenía recostado sonriendo con los ojos cerrados.

-¿Qué hacen por aquí?- preguntó, algo confundido.

-Nada- dije-. ¿Y tú?

De la nada, apareció a paso lento una pantera negra, de ojos verdes con amarillo. Su tamaño era menor a las que me he enfrentado antes, pero aún así, es alarmante.

Presioné el brazo de Thanatos con fuerza, sin perder de vista a la pantera. Mi hermano se sentó y miró hacia atrás, para luego mirarme a mi.

-¡Corran!- gritó Steven.

Thanatos me tomó en brazos y se lanzó al agua conmigo, nadando hasta la parte profunda.

-Espera, Steven aún está ahí- dije, preocupada.

-¿Tanto te preocupa ese?- dijo él, en un tono celoso.

-Es un humano contra una pantera- dije, preocupada.

Nos giramos, para ver donde se supone que tendría que estar Steven, pero desapareció sin dejar rastro alguno.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora