En cuanto volví a despertar, el sol golpeaba contra mi rostro.
Me quedé en el suelo, sintiéndome desganada.
-¿Por qué?- murmuré, rota, abandonada.
El lazo ya no lo sentí débil, en cambio, se sentía igual que antes, pero algo lejano. Eso solo significa una cosa; ha revivido.
De un salto, ya estaba de pie.
Sin importarme mucho más, cerré los ojos y dejé que mis sentimientos me lleven hacia él.
Salí de casa y empecé a caminar, dejando que mi mente se relaje y empezando a actuar por instinto.
En un momento sentí que caí y abrí los ojos, estaba dentro del agua.
Llegué al fondo y seguí caminando desde allí, tomándome más tiempo del que pensé.
En cuanto terminó el extenso camino, ya era de noche, pero eso no me detuvo.
Seguí caminando, ahora aumentando mi velocidad, corriendo con suavidad para no cansarme. Pero fue inútil, iba más rápido caminando.
Seguí y seguí, sin para en ningún momento, incluso cuando me encontré con la pradera de flores más coloridas del mundo y cuando un animal que desconozco intentó atacarme, pero corrí de allí y escapé sin luchar. El sol salió, se mantuvo conmigo y empezó a irse justo cuando lo sentí más cercana.
-Hey, chica, no puedes pasar por aquí- me dijeron en cuanto empecé a caminar por lo que parece ser una ciudad.
Cada vez me sentí más cerca, por lo que continué, sin darle importancia a que mi ropa está algo sucia.
Entré a lo que parece ser un templo.
Allí estaba Thanatos parado frente al altar junto a una chica que luce un vestido negro largo, típico de una boda gótica.
-¿Quién osa a interrumpir mi boda?- dijo ella, girándose enfadada-. ¿Qué hace una mugrienta aquí?
Me acerqué a paso lento, viendo los ojos de Thanatos, se ven como muertos, sin brillo, completamente opacos. Se le veía terriblemente demacrado a pesar de estar limpio, conservando su belleza innata.
Él al verme, sus ojos volvieron a su color normal.
La chica chilló como infante.
-¿Mar?- dijo, acercándose a mi, mirando todo su alrededor con confusión-. ¿Qué hago aquí? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estoy vestido así?
-¡Yamil!- gritó Catalina y un chico se levantó de su asiento-. Me habías dicho que el hechizo duraría para siempre.
-Luego de que ambos acepten el compromiso- dijo el tal Yamil, vestido para la ocasión.
-Agh- protestó ella, acercándose a mi, con enfado.
Parecía que volaba al venir tan rápido y sobre esos tacos tan altos.
Le sonreí a mi vampiro y le di un beso en la mejilla, antes de separarme de su lado y plantarle cara a la vampira roba~parejas.
-Él es mío, perra- dije y todos soltaron una exclamación de sorpresa.
Saqué mis garras y le atravesé el cuello, arrancándole la cabeza sin mucho más. Su cuerpo se convirtió polvo, a la igual que su vestido y todo adorno que porte.
-Ahora si- dije, sonriendo.
Me giré y vi a Thanatos de cerca. Me tomó de la cintura y me besó. Los aplausos no tardaron en llegar.
-Al fin- dijo Juana, acercándose a nosotros-. Ya me estaba empezando a enfadar su actitud.
Sonreí y caí en cuenta en la realidad.
-¿Qué te ha sucedido?- preguntó Eujenio-. Parece que peleaste en la guerra.
-Caminé desde casa hasta aquí- dije, sonriendo con un gran sonrojo por la vergüenza de mis pintas.
-¡¿Qué?!- exclamó con preocupación mi vampiro favorito-. Estamos a más de cuatro horas de casa... Caminando te tuvo que haber tomado muchas horas.
-Creo que un par de días- dije, con timidez.
-¿Siquiera has probado bocado?- me preguntó Napomuceno, que está tomado de la mano con su madre-. Madre dice que no es bueno que estemos mucho tiempo sin comer.
-No me va a pasar nada- dije, con una pequeña sonrisa-. Solo he hecho una pequeña caminata...- me abracé a mi pareja-. Encontrarte fue lo más difícil, pensé que estabas muerto cuando quebraron tu cuello. Me puse realmente mal, creí que iba a morir.
Él me abrazó con fuerza.
-Esa acción que a un mortal lo mata, a un inmortal tan solo lo deja inconsciente- dijo y suspiré aliviada-. Mi respiración es manual, por lo que tiene sentido que hayas dejado de escuchar mi corazón.
-Vamos a hablar a otro lugar, aquí todos nos miran- dijo Juana.
Thanatos me cargó en brazos, sin dejar que rechiste siquiera.
Me sentí finalmente bien.
En cuanto volví a abrir mis ojos, estábamos en la puerta de la gran casa de sus padres y hermanos.
-Iré a darnos una ducha, cierta sirenita lo necesita- dijo Thanatos.
Y sin esperar respuesta, inició su camino hacia la habitación.
Llamó a una sirvienta y empezó a colocar agua en el jacuzzi, a la vez que calienta el agua de la ducha, aún teniéndome con un brazo.
-¿Necesita algo, su alteza?- preguntó una sirvienta, con la mirada baja y sus manos juntas por delante.
-Quiero piezas del sushi y un tarro de cada uno de los que haya de Tetra. Lo quiero para ayer- dijo y la chica desapareció tras hacer una reverencia.
-¿Qué es "tetra"?- pregunté.
-La marca de tu comida favorita- dijo y sonreí.
Él me dejé en el suelo, parada y me desvistió.
-Traigo su pedido, su alteza- dijo la voz de una chica detrás de la puerta, sobresaltándome.
-Entra al agua- me ordenó y obedecí.
Entré con lentitud a la ducha y dejé que el agua se deslice por mi cuerpo libremente.
Sonreí y agrandé mi sonrisa al sentir las manos de Thanatos sobre mi espalda, abrazándome por delante.
-Gracias por venir a rescatarme- me dijo, besándome bajo la lluvia artificial-. Si no hubieras llegado estaría bajo un hechizo eterno.
-Eres mi blancanieves- dije, con cierta gracia, escuchando su risa.
Me abracé a él, sintiendo su fría piel que se me hace cálida.
Mi vampiro limpió mi cuerpo y cabello, para luego cerrar el grifo y tomarme en brazos, para sumergirme en el jacuzzi.
-Abre la boca- me ordenó.
Sin entender, lo hice y colocó una pieza de sushi en mi boca. Miré a un lado y vi un pequeño carrito con comida y frascos medianos.
-Se que el cuerpo de una sirena resiste mucho tiempo sin comer, pero no es sano- me dijo-. Transfórmate si gustas.
Obedecí con una pequeña sonrisa.
-Puedo comer sola, ¿sabes?- dije, divertida, viendo como me da de comer.
-Calla y abre la boca- dijo y reí, siguiendo su juego-. ¿Está rico?
-Me gusta más cuando lo preparas tu- dije, sonriendo-. Aunque no está nada mal.
-Eso me alegra- dijo, sonriendo.
Tras terminar de darme de comer, se sentó detrás de mi y me acurruqué contra su pecho para poder descansar un poco.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...