En cuanto desperté, una idea nació en mi, por lo que sonreí.
En silencio y con gran precaución dejé a Thanatos abrazando una almohada, con cuidado me senté de la cama, viendo como mi vampiro sigue dormido.
Tras transformarme, salí de la cama con cuidado y abrí la puerta.
-¿A dónde crees que vas?- preguntó con voz ronca mi pareja, asustándome.
Me giré, percatándome de que ya no está en la cama y tras volver a mirar adelante, estaba allí, con los brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta.
-A preparar el desayuno- dije, tranquilizándome del susto.
-Desayunas y luego te desayuno- dijo, sonriendo.
Me abracé a él, sonriendo.
Fuimos de la mano a preparar mi desayuno y el de Napomuceno, quien al estar empezando a adoptar una vida diurna, consume mucha comida en su desayuno.
Thanatos preparó la bebida de su hermano, mezclando leche de oveja con sangre de esta misma, mientras yo me preparo un licuado de algas y escamas de peces. Mi pareja preparó unas cuantas tostadas con una mermelada de la cual nunca me dejó saber de qué está hecha.
-Por tu bien, no debes saberlo- me dijo, como todos los días.
-Ya algún día lo sabré- dije, sonriendo.
Napomuceno llegó hasta nosotros, bajando desde las habitaciones por un mini tobogán que le hicimos para que no se le dificulte tanto bajar las escaleras.
-Buen día enano- le dijo Thanatos, tomándolo en brazos para colocarlo en la silla que tiene muchos libros con un almohadón en la parte superior, para que el pequeño llegue bien.
-Hola- dijo él.
Le di su desayuno y me senté en mi lugar con mi desayuno en frente, aunque no duré mucho en aquel lugar ya que Thanatos me tomó en brazos y me sentó sobre su regazo, con mi vaso con licuado enfrente.
Una vez que yo terminé, Thanatos me mordió en la clavícula, como es costumbre.
-No se vale, yo no puedo morder a Mari- se quejó Napomuceno.
-Calla enano, ella es mía- le dijo Thanatos, para luego seguir succionando de mi.
-Eres malo- se quejó el menor, con los ojos apenas rojos-. Aunque esta bebida no está nada mal, aunque me gusta cuando se ve más roja, sabe mejor así.
-Lo tendré en cuenta para la próxima- dije, en nombre de mi vampiro, quien a penas está absorbiendo, se que le gusta hacer eso solo para molestar al pequeño.
Una vez ya satisfecho, Thanatos se separó de mi y lamió la herida, cerrándola, dejando una marca nueva al lado del resto de las marcas las cuales parecen pecas de la cantidad que son.
Tras desayunar, llevé a Napomuceno a su habitación para que se cambie e hice lo mismo, junto a mi vampiro.
-¿Sabes?- dijo mi vampiro, mientras me coloco una remera mía, devolviéndole la suya, mientras él se coloca otra suya-. Hoy mientras desayunaba, sentí tu idea. Me gusta mucho la idea de que quieras poner un local donde pueda vender mi ropa de diseño exclusivo.
Sonreí y lo abracé, estando ambos ya cambiados.
-Hace unos años, antes de tener a Kaito, habías tenido la misma idea, ¿recuerdas?- dijo y asentí con la cabeza-. Ahora no parece mala la idea.
-¿Y Napomuceno? Si es que hacemos todo esto, dejaremos al pequeño solo y no quiero que esté solo- dije, algo triste.
-Él estará con nosotros todo el tiempo- dijo-. Además de que veo bueno el que esté más tiempo fuera de aquí. Se que la pasa bien leyendo todos sus libros y enciclopedias, pero requiere salir también, y no me refiero a que esté mal que vaya contigo cuando vas a nadar y estén armando el castillo de barro, eso está bueno, pero también necesita socializar.
-Está bien- dije.
-Pero por ahora, y hasta un tiempo no lo haremos. Digo esto por todo el asunto de Juana, no es bueno desproteger ni un solo segundo a Napomuceno- dijo-. Lo cuidaré como Hunter hizo conmigo.
Thanatos se acercó a la puerta, la abrió y tomó al pequeño en brazos, para sentarnos los tres en la cama.
-¿Cómo conociste a Hunter?- le preguntó Napomuceno al vampiro mayor.
-Fue cuando me escapé de casa- dijo, sonriendo alegremente-. Llevaba algo así de un mes viviendo en el bosque de cerca de allí. Estaba siempre cerca de Ikaris, quien era mi guardián del palacio. Él siempre me apoyó y me cuidó, solíamos cazar animales juntos y cada cierto tiempo tomábamos la sangre del otro para evitar cazar. Ikaris por un tiempo estuvo cazando a ladrones y humanos que hacían el mal para que no muriéramos de hambre. Un día una joven pareja de niños que estaban allí nos encontró y sin querer ataqué a Hunter, quien dejó que bebiera de él con tranquilidad, gracias a que Ikaris me separó e hizo que bebiera de él, Hunter sobrevivió, pero no huyó desesperado. Le curamos y desde entonces esos niños de tan solo ocho años pasaron semana tras semana jugando con nosotros, enseñándome a controlarme; gracias a Ikaris nunca les volví a atacar ya que me mantuvo bien alimentado. Los años pasaron y ellos sin miedo aceptaron que soy un vampiro. En cuanto terminaron el secundario nos invitaron a vivir con ellos y acepté porque los veía como grandes amigos. Ellos se casaron al terminar la universidad y yo me convertí en un hijo para ellos. En unas vacaciones hace ya más de 16 años, sentí el olor de un animal herido y corrí hacia allí, encontrándome con una oso herida, que se transformó en humana, cubriendo a una cría; Ella me pidió que la cuidara y allí murió. Busqué por toda a algún otro oso o ser similar pero solo encontré osos y humanos muertos, por lo que corrí hasta mis padres con el bebé en brazos, quien empezó a llorar. America lo adoptó como su hijo propio y desde ese entonces Luciano es nuestro hermano. Siempre le dijimos de las costumbres de su zona para que no se siente muy lejano pero el cariño que le dan en casa es suficiente para él.
-¿Qué pasó con Ikaris?- preguntó Napomuceno-. ¿Por qué no quiso ir contigo a vivir con tus padres?
-Él siempre rondaba cerca de la zona de las panteras, con el paso del tiempo descubrí por qué lo hacía; allí estaba una mujer hermosa que le gustaba observar y cuidar, pero no era a ella a quien cuidaba realmente, sino al bebé que nació de ella tiempo después- dijo-. Él sabía dónde iba a nacer su pareja y esperó bastantes años hasta que pasó.
-¿Hablas de Jack?- pregunté y asintió.
-¿Podemos ir a visitarlos pronto?- preguntó Napomuceno-. Adoro las historias de amor.
Sonreí y Thanatos revolvió su cabello.
-Ya tendrás la tuya, no te apresures- dijo mi vampiro, riendo-. Aunque no es mala la idea.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...