Los vampiros se acercaron a nosotros, aumentando mi temor. Estuve a punto de mostrar mis garras al ver que se van a lanzar contra nosotros.
-Alto- dijo él, en voz alta y los malotes se detuvieron de golpe.
-¡¿Pero qué...?!- dijo uno de ellos y se alejó.
En cuanto intentó volver a lanzarse sobre nosotros, una especie de burbuja mágica nos cubrió, haciendo que no puedan tocarnos.
-Esta es la otra ventaja- me dijo, deteniendo su paso, para abrazarme y mirarme a los ojos-. Nadie puede dañar a la familia real si es que están bajo su mandato.
Su sonrisa era de felicidad pura. Realmente no le importaba que los vampiros sigan intentando atacarnos, cada vez más enfadados.
-Vamos a casa- me dijo, tomando mi mano, antes de que empecemos a caminar de regreso.
-Si es que nadie puede tocarnos, ¿qué te preocupa de que esté aquí de noche?- pregunté, mientras caminamos entre los que salen de sus casas con sus vidas normales, sin que se detengan a mirarnos a detalle.
-Solo si estás unida a mi por contacto físico funcionará esta protección. Si estamos aunque sea medio milímetro lejos, ya no funciona- dijo-. Por eso mismo, no te alejes de mi.
-No me gusta estar lejos de ti- dije, con un pequeño sonrojo.
Uno que otro empezó a mirarnos.
-¿Por qué ahora si nos miran?- pregunté.
Todos llevaban diferentes estilos de atuendos, por lo que no creo que sea por la ropa. Hay uno que otro con colores vivo en el cabello, por lo que no creo que sea ese el problema.
-Porque tu corazón empezó a latir más rápido, haciendo que se te suba sangre a los pómulos, llamando su atención- dijo, apegándome más a él, si es que es posible-. Sube sobre mi espalda.
Obedecí y me subí sobre su espalda de golpe.
Empezó a caminar conmigo encima, acariciando mis piernas mientras se mueve con tranquilidad.
Alguien me da una palmada en el trasero y me suelto de golpe, mirando hacia los lados.
Una chica de cabellos rojizos oscuros me miraba con la misma cara que pone Thanatos cuando me muerde y succiona mi sangre.
-Mar- me regañó Thanatos, agarrando mi mano con cuidado.
-Esa me tocó- le susurré y sus ojos se volvieron oscuros.
Fue hacia ella, agarrándole del cuello, levantándola del suelo hasta estrellarla contra el árbol más cercano.
Nadie en la zona hizo nada.
Al ver el sufrimiento de la chica me acerqué a Thanos, tocando su mano, haciendo que la suelte.
-No vale la pena- le susurré al oído, abrazándolo, logrando que se tranquilice.
-No toques a mi novia nunca más- dijo él, en un tono amenazante, antes de empezar a caminar conmigo a su lado.
-¿Le conoces?- pregunté.
-Para nada, pero la mataré si te vuelve a tocar- dijo, con gran enfado.
-Creo que no fue tan buena idea venir hasta aquí...- murmuré.
Él se detuvo frente al final del camino.
-Hey, no fue tu culpa- me dijo, abrazándome-. No te pongas mal, ¿si? Me había olvidado que existen vampiros que se alimentan usando la seducción.
-¿Tu serías de esos?- pregunté, sintiéndome extraña.
Una mezcla de molestia y dolor estaba en mis uñas.
-Para nada- dijo, alivíandome-. Solo me gustas tú.
Me besó y sonreí.
-Vamos a casa. Ya tuvimos mucho de este lugar- me dijo y asentí.
Al llegar a la mansión, vimos a los mayores desayunando con tranquilidad.
-Buenas noches- dijo Thanatos.
-Buenas noches- contestaron.
-¿Ya han desayunado?- preguntó Kodran.
-Si, y gran banquete me di- dijo Thanatos, sonriendo.
-Notamos las nuevas marcas- dijo Benjamín, con una pequeña sonrisa divertida.
Acomodé mi cabello con tal de que no se note mucho. No es que me avergüence de las marcas, tan solo que me sonrojan por los lindos momentos.
-Si nos disculpan, debemos retirarnos- dijo Thanatos-. Dentro de poco tenemos clases y cierta sirenita necesita nadar en un lugar amplio para poder sentirse bien.
-Está bien- dijo Juana-. Regresen cuando gusten.
Nos cambiamos con nuestras ropas de ayer, dejando las ropas que usamos en un canasto para que laven y guarden.
Nos despedimos y salimos de la mansión, en donde un señor nos esperaba con una limusina preparada para llevarnos a casa.
_-_-_
En cuanto llegamos a casa, Luciano nos recibió junto a Hunter.
-Los extrañé- dijo el pequeño, en cuanto lo abracé.
-Y nosotros a ti- dije.
-Mamá salió con sus amigas esta noche- dijo el pequeño-. Pensé que iba a tener que aburrirme con papá y sus películas de miedo que no me dejan dormir.
-Vinimos a salvarte, pequeñin- dijo mi vampiro, sonriendo.
-Vamos a comer- dijo Hunter-. Hoy toca pizza.
-¡Genial!- exclamé junto a Luciano.
-Lo siento, cariño, realmente me cansé de la carne- dije, divertida, besando la mejilla de Thanatos, quien quedó impactado-. ¿Estás bien? ¿Llamo a Mikael?
-Me acabas de decir "cariño"- dijo, antes de sonreír mucho más que lo que he visto hasta ahora.
Me alzó por la cintura, empezando a girar emocionado. Reí al estar en el aire, su felicidad me hace feliz a mi.
En cuanto pisé suelo, nos besamos.
-Eso fue muy lindo- dijo Luciano-. Me recuerdan a Fernando.
-Le podrás hablar por mi celular luego de cenar- dijo Hunter, quien había grabado la escena con su cajita mágica de comunicación.
-Vamos a cenar- dijo el más pequeño, con gran apuro.
Sonreímos y nos sentamos en la mesa para cenar la calentita pizza que compró Hunter.
_-_-_
En cuanto terminamos de cenar, fuimos a dormir, ya que mañana hay clases, pero eso no disminuye mi felicidad al estar junto a mi adorado Thanatos, quien me hace caricias para que pueda descansar tranquila, a pesar de que no estaba cansada.
Tenía ganas de hablar con él, pero no tenía nada en mente y era cómodo el silencio presente, por lo que me quedé así.
En un momento me giré, cambiando de posición por primera vez.
Me coloqué boca abajo, apoyando mi cabeza sobre su pecho. Escuchaba suave palpitaciones, casi imperceptibles.
-¿Estás cómodo?- le pregunté, en voz baja.
-Mejor que nunca- dijo, acariciando mi nuca cabello con amor-. ¿Y tú?
-Me encanta estar pegada a ti- confesé, con una pequeña sonrisa.
-Descansa, mi amor... Mañana hay colegio y debes descansar- me dijo.
Sonreí ante el apodo de pareja y nos arropé.
Le di un pequeño beso en los labios y sonreí, antes de volver a dormirme.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...