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En todo el lugar se oyó un grito de horror. Los clientes empezaron a alejarse aterrados.

Toqué mis branquias, sintiendo un agujero en mi cuello, lo cual me asustó. Empecé a respirar más rápido, con miedo, por lo que más sangre ingresa a mi pulmón.

Thanatos se mordió a si mismo en el brazos y empezó a darme su sangre a la vez que mordió mi clavícula, succionando con rapidez. Kaito, con gran miedo, se colocó a mi lado e imitó la acción de su padre, dejando caer gotitas de su sangre sobre mi herida, creando una pequeña costra.

Me siento algo mareada, pero mis instintos son más fuertes. Sentí el peligro acercarse y de golpe me separé de ambos vampiros, empujando una silla hacia atrás, haciendo que Catalina se caiga.

-He puesto de mi veneno en ti- dijo, mientras se levanta con ayuda de Susana-. Si no mueres desangrada, te transformarás en mi lacayo. Susana, vamos.

-Lo siento- dijo la rubia, siguiendo a su ama, mientras se alejan juntas.

Sentí como mi cuerpo se debilita de a poco, estoy perdiendo más sangre de la que produzco y no es bueno respirar de mis propios fluidos vitales.

Me apoyé en una silla, logrando sin éxito mantenerme en pie. Mi vampiro me tomó en brazos, retomando la acción.

-¡Manos arriba! ¡Suelten las armas! Somos la ley- exclamó alguien a la lejanía, pero ni siquiera me reparé en verle.

Cerré los ojos y por más que luche, caí dormida.

_-_-_

Abrí los ojos en cuanto tuve oportunidad, sintiéndome algo aturdida.

-¡Mami!- gritó Kaito, en un perfecto español, antes de abrazarme.

Le devolví el gesto y sonreí.

-Papá está en el juicio- dijo, aún aferrado a mi-. Estaba asustado porque no despertabas.

-¿Qué juicio?- pregunté, confundida.

-Uno que hizo el rey vampírico para declarar la condena para Catalina por atacarte y dañarte de gravedad- dijo.

Se sentó a mi lado, narrándome como la policía detuvo a Catalina, a mi me mandaron a un hospital donde me estuvieron dando pequeñas gotas de sangre que dejó mi pareja y mis vampiros quedaron como testigos claves del caso.

-El rey tritón vino al juicio- informó Thanatos, entrando a la habitación, acercándose con rapidez a mi al percatarse de que estoy despierta.

Nos besamos y Kaito nos abrazó a ambos.

-¿Cómo te sientes?- preguntó.

-Ahora preocupada- admití.

-¿Por qué preocupada?- preguntó el vampiro menor.

-El rey no se mete en los asuntos a menos que sea algo muy fuerte y grave que requiera su atención inmediata- dije-. Siempre suele venir un representante, nunca el rey mismo.

-El rey solicita una conferencia con Marina Briseida- dijo alguien desconocido para mi, entrando a la habitación sin siquiera tocar-. Sus acompañantes pueden quedarse si así lo desean.

El hombre dejó una silla en medio de la sala. Unas trompetas sonaron y un joven hombre de cabellos rojizos con una corona sobre su cabeza y un tridente en mano entró. Viste con tan solo un manto celeste ajustado que cubre todo su cuerpo y brazos.

Sus ojos al verme soltaron un pequeño brillo, lo cual ya es conocido para mi. Pero ese brillo no fue por mi, pude notarlo en mi interior.

Thanatos se colocó delante mía, mientras que Kaito se colocó sobre mi regazo, exigiendo un abrazo que le concedí.

-Oh, grata sorpresa- dijo al verme, hablando claramente en mi idioma natal-. Al fin puedo conocerla, es un honor.

Hice una pequeña reverencia con la cabeza, a modo de saludo.

-He oído mucho de ti- dijo-. Y he de suponer que los vampiros de tu alrededor son tu esposo y tu hijo, ¿estoy en lo correcto?

-Así es- dije.

Kaito apenas levantó la mirada, sonrojándose levemente.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó a mi hijo.

-Kaito Otto Briseida- contestó, con timidez.

-Tengo entendido que eres un híbrido bastante peculiar, ¿es verdad?- dijo.

Mi pequeño le mostró sus colmillos antes de volver a aferrarse a mi.

-Oh, los informes han sido correctos entonces- dijo el rey, sonriendo, para dejar de sonreír de a poco, poniendo una expresión seria.

-Iré a por algo de comer- dijo Thanatos, tomando a nuestro hijo en brazos-. Regresaremos pronto.

Me dio un pequeño beso y se retiraron juntos.

-Volviendo al caso, he venido aquí por el problema generado por los vampiros atacantes contra una sirena de mi sector- dijo el rey-. ¿Algo para argumentar? He escuchado toda la historia, desde que la detenida es la ex prometida de tu esposo hasta que te atacó en medio de un espacio público, pero de todas maneras quiero escuchar tu versión. Ella comentó que le han atacado.

-Así es- afirmé-. Me atacó, lastimando mis branquias y en modo de defensa mi hijo y mi pareja saltaron para detenerla. Solo la hirieron superficialmente, ya que saben controlarse bien.

-¿Ellos te han mordido antes?

-Con mi pleno consentimiento- aseguré.

-En ese caso, si es consentido, tengo todo para defenderles- dijo.

-El rey es padre de mi pareja, a pesar de que no se llevan tan bien- dije y vi una mueca de sorpresa en su rostro.

-En ese caso, tenemos todo a favor- dijo-. Es probable que se te demande que vuelvas al océano por un tiempo, pero sabiendo tu situación específica, con que quedes en tu hogar estará bien.

Tocaron la puerta y el rey se levantó de su asiento.

-Iré a terminar el caso. Tu serás llevada a tu hogar junto a tu familia- dijo-. Espere con ansias mi visita. Espero ser bienvenido.

-Siempre lo será, majestad- dije, viendo como se retira a paso lento, siendo seguido del que lo anunció.

Thanatos y Kaito ingresaron a la habitación, con una bolsa en manos.

-¿Vamos a casa?- pregunté.

-Trajimos esto para ti- dijo Thanatos-. El médico ya te ha dado el alta ni bien te hayas despertado, por lo que podemos irnos.

Abrí la bolsa y encontré ropa mía limpia.

-Gracias- dije.

Me cambié y salimos del lugar, avisando a una enfermera que desocupé la camilla.

Me subí al vehículo, encontrándome una pequeña sorpresa. La última fila de asientos fue retirada y en su lugar hay una pequeña piscina.

-¿Te gusta?- me preguntó mi pequeño hijo.

-Me encanta- dije, y lo abracé.

Me transformé y me metí a la pequeña piscina, uniéndose poco después mi hijo, que se quedó abrazado a mi, sin despegarse en ningún momento, mientras Thanatos conduce, mirándonos sonriente desde el asiento delantero.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora