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-¿Está dormida?- preguntó el joven marinero, acercándose a paso lento.

-Si- mintió Thanatos, abrazándome.

-Así que... ¿Son pareja?- preguntó.

-Exacto- dijo mi vampiro.

-Que lindo... ¿Cuánto tiempo llevan juntos?- preguntó.

-Ya unos seis años- dijo-. Y vamos a por mucho tiempo más.

-Wow, llevan juntos desde su infancia, he de suponer. ¿Se conocieron en el primario?- preguntó.

-Así es- dijo Thanatos.

-Que lindo que puedan profesar su amor libremente- dijo, en un tono triste.

-¿Tu tienes a tu amorcito?- preguntó mi vampiro, en un tono divertido.

-Así es- dijo el joven, suspirando.

-Por el suspiro he de suponer que no van bien o siquiera están juntos- dijo Thanatos-. Si quieres te escucho, no te juzgaré ni nada.

-Es un tema algo vergonzoso... No todos los días puedes hablar de que estás enamorado de tu jefe- dijo.

-¿Qué hay de malo con que te guste tu jefe? Amor es amor- dijo Thanatos, corriendo el cabello que está sobre mi rostro.

-No todos creen lo mismo- dijo-. No solo es nuestros puestos de trabajo, sino también la diferencia de edad, no creo que 9 años sea para tanto, pero muchas no están de acuerdo... Además del tema de los perjuicios.

-Lo único que importa es que seas correspondido- dijo mi vampiro-. ¿Es así?

-Más o menos- dijo el marinero-. Se que la atracción es mutua pero su orgullo de hombre no le permite confesarse, además de la diferencias obvias.

-Amor es amor y nunca sabes cuando te va a tocar- dijo el mayor-. Si me permites darte un consejo, disfruta de tu romance sin malas intensiones, disfruta de todo momento y si es que no se te declara, hazlo tu primero. La sociedad de hoy en día acepta muchas cosas y no debes darle importancia a las malas lenguas.

-Si te soy sincero, ni siquiera se por qué me siento con tanta confianza como para admitirlo- rió divertido pero con un aire de tristeza-. Gracias por el consejo... Por cierto, ¿qué edades tienen?

-Hay veces que la edad no corresponde a la cantidad de experiencias vividas- dijo-. Yo tengo 15 años y mi pequeña uno menos, a pesar de que eso no le quita el que sea madura, con gran espíritu maternal, bueno, solo algunas veces, casi siempre es mi niña mimada...- rió de forma suave-. Ella es mi pequeña niña, la adoro más que a nadie y nunca dejaría que le hagan daño. Daría mi vida con tal de protegerla, y mantenerla alegre y sana, lejos del peligro que todos los días la asechan. Es una chica única y la amo con cada partícula de mi ser.

Sonreí, acurrucándome un poco más contra mi vampiro.

-Sin duda, son la pareja más linda del mundo... Espero que duren mucho más- dijo y mi vampiro afirmó con la cabeza.

-Hasta el final de la eternidad- dijo él, abrazándome con más fuerza.

-Niño, ven aquí- ordenó una voz adulta, supongo que del jefe.

-Ya mismo mi señor- dijo el marino y se levantó-. Ya regreso, gracias por la charla.

El muchacho se fue y miré a mi vampiro.

-Te amo- susurró y sonreí.

-Y yo a ti- dije, levantándome un poco para darle un beso.

-Tierra a la vista- dijo el joven marinero.

-¿Tienes hambre?- me preguntó Thanatos-. ¿Qué te gustaría comer hoy?

-No tengo mucha hambre, nadar me cansa mucho menos que caminar- dije-. Algo con algas estará bien.

El barco se detuvo y nos levantamos.

El mayor abrió una pequeña puerta entre la baranda y bajamos todos por un pequeño puente de madera.

-Si gustan podemos llevarlos a su hogar- dijo el joven marinero.

-No se preocupe, iremos caminando- dijo Thanatos, tomando mi mano.

-Si gustan y les dan permiso, podemos ir a comer algo- dijo el marinero mayor.

-No es necesario- dijo Thanatos y me miró-. ¿Quieres ir?

-No le veo lo malo... Lo que si, tendríamos que avisarles a Luciano y su pareja- dije.

-¿Y, qué dicen? ¿Quieren venir con nosotros?- dijo el más joven.

-Está bien- dijo Thanatos-. Pero primero debemos avisar que llegaremos tarde e ir a casa por nuestra billetera.

-De eso no se preocupen, hay un restaurante al cual tenemos una cena gratis al mes por el trabajo que hacemos- dijo el mayor-. Podemos llevar acompañantes si queremos y nos gustaría invitarlos a ustedes.

-Está bien- dijo Thanatos.

-Si quieren pueden usar mi celular- dijo el mayor, con su aparato de comunicación en mano, envuelto en una extraña bolsa.

-Por favor- dijo mi vampiro, tomando el objeto de dentro de la bolsa.

Le marcó a Luciano y tras una corta charla, les avisó que cenaríamos afuera, además de decir un par de comentarios por demás de los cuales siento la vergüenza de mi hermanito desde aquí a la distancia, además de su pequeña queja.

-Que divertidos niños- dijo Thanatos-. Gracias por permitirme usar su teléfono celular.

-No hay de qué- dijo el mayor agarrando el celular-. En cuanto a sus ropas no se preocupen, porque en este lugar al que iremos es bastante común estar vestidos así.

Fuimos al dichoso lugar.

-¡César! ¡Julio! Que sorpresa verlos por aquí- dijo la voz de una camarera-. ¿A quiénes invitaron esta vez? ¿Amigos tuyos, Julio?

-Los niños estaban nadando en el océano y los recogimos, me cayeron bien, así que, los invitamos a venir- dijo el marinero joven, que responde al nombre de Julio.

-No les veo tanta cara de niñatos, tampoco puedes quejarte tu, tienes apenas treinta, recuerda que eres el bebé del lugar- dijo la camarera.

-Calla- dijo él. 

-Dejen sus impermeables en el lugar de siempre y vayan a su mesa, ahora les llevo la carta- dijo la mujer.

Los chicos obedecieron, mientras la mujer nos lleva a la mesa.

-Si gustan, podemos prestarles ropa para que estén más cómodos- dijo ella.

-No es necesario, no se preocupe- dijo Thanatos, con una pequeña sonrisa.

-Como gusten- dijo ella y se retiró.

Me quité la remera y se la pasé a mi vampiro.

-Se que te molesta que te vean la espalda- dije-. A mi no me molesta estar con solo la malla.

-Me alegra que siempre uses la bikini debajo de la ropa- dijo, aceptando la remera, colocándose la con rapidez.

-Regresamos- dijeron los marineros, sentándose frente nuestro en la mesa de cuatro.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora