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En cuanto me giré, vi a Susana, con su cabello rubio y las puntas ahora rojizas, sus ojos son azulados como siempre, pero demasiado fuerte es el color por lo que se ve anormal. Aún se le ve joven, con una perfección no natural. No identifiqué su aura como humana, por lo que tomé en brazos a mi hijo, pegándolo contra mi ser, con la intensión de protegerlo.

-Tanto tiempo- dijo ella, sonriendo sin mostrar dientes, lo cual fue algo raro en ella-. ¿Cómo han estado?

-Todo bien- dijo Thanatos-. ¿Desde cuándo eres vampira? Me sorprende verte así.

-Oh, lo notaste- dijo y sonrió bien, dejando ver sus colmillos-. Mi novio resultó ser un siervo de vampiro que me usó como sacrificio para su ama, por lo que serví de alimento, pero como ella necesitaba súbditos, me transformó. Él murió ya que me alimenté de él mientras me estaba transformando y pues lo desangré.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Thanatos-. ¿Sabes controlarte?

-Vine a jugar como todos- dijo, divertida-. Mi ama me alimentó bien antes de entrar.

-Un novicio nunca está solo, ¿dónde está tu ama?- preguntó el príncipe de los vampiros.

-Me he perdido y de casualidad los encontré, el aroma del hijo de un rey es muy distinto al de el resto de los vampiros y me sentí atraída, por lo que vine- dijo-. ¿Ustedes siguen siendo pareja?

-Claro- dije.

-He de suponer que ese pequeño es su hijo, ¿verdad?- preguntó y asentí-. Tiene el olor de ambos.

Kaito le miró con ojos curiosos, aún aferrado a mi.

-Es hermoso- dijo ella-. Es la combinación perfecta de ambos.

-Gracias- dije, sonriendo, algo más tranquila.

-Niña, hasta que te encuentro- dijo otra voz femenina por detrás mío, por lo que Kaito mostró dientes y le gruñó antes de que siquiera me gire.

Mecí a mi pequeño, sintiendo como le crecen de a poco sus garras y me giré, entendiendo por qué reacciona así. Catalina Windsor se acercó con una elegancia extraña, vestida con un traje de baño antiguo.

-¿Cómo es posible que sigas aquí?- dijo Thanatos, tomando mi mano, preparado para atacar.

-Busqué un cuerpo igual al mío y le cambiaron el alma por la mía por lo que estoy de regreso- explicó-. ¿Ya conocen a mi nueva muñequita?- preguntó, acercándose a Susana, quien bajó la mirada, juntando sus manos por delante, en forma de sumisión-. Parecen llevarse bien.

-Es una vieja compañera del colegio- dijo Thanatos.

-Me ha dicho que has salvado a su hermana hace unas décadas- dijo Catalina-. Es impresionante, ¿no lo creen? Es una lástima que haya tenido que morir al ser un sacrificio. Sus, querida, menciona tus primeras presas.

-Zoe, Alice, Ciara- dijo, sin levantar la mirada, con un tono de voz neutro, casi muerto. 

-Dinos como las has matado- dijo la vampiresa mayor, sonriendo con malicia.

-El domingo 3 de febrero se juntaron a dormir en la casa de Alice, estaban solas- empezó a narrar-. Las ataqué por la espalda...

Kaito me abrazó con fuerza y miré sus ojos, llenos de miedo.

-¡Basta!- ordenó Thanatos y ella se detuvo-. Hay un niño presente.

-Es para que aprenda, no sea malo, dios de la destrucción- dijo la mayor.

-Será mejor que nos retiremos- dijo Thanatos, tomando mi mano.

-Los invito a comer- dijo Catalina, poniendo una mano sobre mi hombro, por lo que Kaito le gruñó e intentó morderle pero Thanatos fue más rápido y la alejó, propinándole un suave golpe.

-Disculpe, no veo prudente que vayamos a comer todos juntos, sabiendo que la última comida compartida ha sido un insulto a mi familia- contestó mi vampiro, en un tono neutro.

-Tomaremos y comeremos de sus costumbres- afirmó Catalina, con una extraña sonrisa-. Dejaré que mi muñeca pueda dialogar con libertad.

Vi un pequeño brillo en los ojos de Susana, como si le emocionara esto a pesar de no poder expresar su opinión.

-Está bien- acepté.

Mi hijo y mi pareja me miraron confundidos.

-Hace tiempo que no hablo con Susana- dije, sonriendo para poder darles confianza.

-Kira... No parece ser una buena idea- dijo Kaito, preocupado.

-Susana no es una mala chica- dije y besé su mejilla-. Además, nunca dejaré que te hagan daño.

-¿Desean ir a algún lugar en particular?- preguntó Catalina, con esa extraña sonrisa aún en su rostro.

-Si gustan podemos ir a algún restaurante cercano- dijo Thanatos.

-¡Pizza!- exclamó Kaito, recordándome a la emoción de Luciano por esta comida.

-¿Se puede pizza?- pregunté.

-¿Gustan comer pizza?- preguntó mi vampiro.

-Adelante- dijo la condesa-. ¿Poseen vehículo o gustan que los acerquemos al local de venta de comida?

-Tenemos coche- dije.

-Está bien. En este caso, les seguimos- dijo la vampiresa.

Cada cual se subió a su vehículo y Thanatos lideró el camino hasta la pizzería más cercana.

-¿Estás segura de que es una buena idea?- me preguntó mi pareja.

-No completamente... Pero es por Susana. Vi una alegría en sus ojos al momento que dijeron que ella podría hablar con nosotros, de la cual me apiadé- dije, recordando aquel momento.

-Espero que nada malo ocurra de esto- dijo Thanatos.

Llegamos al lugar y tras estacionar, Catalina bajó de una carroza tirada por dos caballos, en donde Susana estaba sentada atrás, en la parte de afuera.

Entramos al local y fuimos a una mesa disponible, pidiendo nuestro pedido rápidamente en cuanto llegó la mesera. La comida tampoco tardó en llegar y comimos en un silencio incómodo.

-Susana, puedes hablar- autorizó la mayor y mi amiga sonrió.

Thanatos se puso a hablar con la condesa en un idioma que desconozco completamente, mientras que to atiendo a mi hijo y platico con Susana, que admira con felicidad a mi pequeño.

-Kira...- me llamó y vi como señala a su padre, que parece discutir con Catalina.

Esta se levantó de su asiento y se paró detrás de mi.

No llegué a reaccionar cuando sentí sus colmillos junto a todo el resto de sus dientes morder penetrar con fuerza mis branquias, quitándome el aire de golpe, haciendo que me entre grandes cantidades de sangre a mi pulmón.

Kaito se abalanzó sobre Catalina a la igual que Thanatos, hiriéndola de gravedad, mientras que Susana se queda quieta, sin siquiera moverse.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora