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-Mar...- susurró Thanatos y sentí sus labios contra los míos, por lo que abrí los ojos-. Llegamos.

Sonreí y con ayuda de su mano, me levanté del suelo en donde estoy recostada. Escuché el sonido una tranquila marea correr, pero no vi nada ya que él me tapó los ojos con sus manos.

-Haz tres pasos hacia adelante y uno a la derecha- me dijo y obedecí a la par de sus movimientos, ya que me sigue tapando los ojos-. Mejor dos a la izquierda.

Sonreí y obedecí.

-¿Lista?- preguntó.

-Completamente- afirmé y quitó las manos.

Frente a mi hay un pequeño camino de piedra que dirige hacia una hermosa casa de dos pisos de madera en medio de un claro entre los grandes árboles de madera blanquecina. Tiene una pequeña huerta a un lado, detrás de ella hay un lago enorme que se extiende hacia un lado creando una pequeña cascada que inicia un río que se pierde en la lejanía. Se ve como si fuera parte de un mundo surrealista.

-¿Te gusta?- preguntó y asentí.

-Es hermosa- dije.

-La construí con mis propias manos- dijo, con orgullo-. Ven, entremos.

Ingresamos al lugar, encontrándonos con la primera sala; el living. Las paredes son de madera a la igual que el suelo, con amplias ventanas que dejan ver el exterior, en estas se ve diferentes marcos de fotos vacíos. Hay un sofá para cuatro personas frente a un televisor.

Hacia un lado, separado por una isla, se encuentra la cocina que está unida al comedor. Hacia el otro lado, hay unas escaleras al lado de una puerta.

-¿Todo aquí está hecho con madera?- pregunté.

-En su mayoría- dijo-. Compré este terreno y tras pedirle permiso a las ninfas de la zona, construí este lugar para nosotros, ellas se encuentran ansiosas de conocerte. Ven, vamos a las habitaciones.

Subimos las escaleras y vi 4 puertas de cada lado del pasillo.

-Pensé que eres solo para nosotros- dije, con cierta confusión, caminando para abrir las puertas y mirar las habitaciones.

-¿No era que querías tener hijos?- dijo y me detuve de golpe, girándome para verle-. También hice habitaciones para ellos, o por lo menos para siete.

Corrí hacia él y lo abracé con fuerza, besándolo sin que importe que nos caímos al suelo del impulso que tomé.

-Te amo- susurré, besando su mejilla-. Te amo, te amo, te amo, te amo- repetí besándolo entre palabras.

El sonrió y me abrazó al finalizar el beso más largo y dulce que he dado en mi vida.

-Eres fantástico- dije, acurrucándome contra su pecho.

-Espero que te guste vivir aquí... Estamos a dos horas de la casa de nuestros padres, a media hora de la ciudad más cercana y tienes una gran zona para nadar sin problemas- dijo-. Además de que puedes entrar a casa por la parte submarina, cree un túnel desde dentro del lago hasta un subsuelo de esta casa para que puedas entrar por ahí cuando estés nadando. Tiene un sistema de seguridad algo complejo y solo puede ingresar alguien si le das permiso.

Sonreí y me apegué aún más, sin duda este chico es maravilloso.

-Vamos a la casa de nuestros padres, busquemos nuestras cosas y compremos algo de comer, ¿te parece bien?- pregunté, muy feliz.

-De hecho ya toda tu ropa y tus cosas están aquí- dijo-. Las trasladé hoy mismo antes de ir al evento por tu graduación.

-Sin duda eres el mejor- dije y nos besamos.

-Aunque si debemos comprar comida- dijo-. Y por el dinero no te preocupes, con mi trabajo gano lo suficiente como para preocuparnos por largo tiempo.

-Pero, no quiero que solo tu trabajes- dije, bajando la mirada con tristeza-. Sería injusto.

-Tu eres mi inspiración y gracias a ti tengo este trabajo- dijo, sonriendo-. Además de que sueles darme algas para hacer telas y adornos, los cual es un material que nadie conoce y hace más únicos mis diseños que vendo a una tienda.

-Si quieres podemos hacer nuestra propia tienda- dije, recordando lo que estudié de administración en el colegio-. Así tienes el total de las ganancias. Yo podría ayudarte a vender.

-No lo se...- dijo y suspiró-. Luego lo vemos, ahora vamos a hacer las compras. De paso te muestro el lugar.

Asentí con la cabeza y nos levantamos para darnos una ducha rápida.

Tras cambiarnos, salimos de casa y caminamos hasta una ciudad cercana.

Entramos a un mercado y compramos todo lo necesario para una semana.

-Bienvenido de vuela señor Ottis- dijo el cajero, al momento que llevamos nuestras compras a pagar.

-Buenos días- respondió él con una pequeña sonrisa.

-Que extraño que es ver que compra algo más que no muebles y decoración- dijo el mayor.

Thanatos empezó a tener una charla amena con el señor por lo que me detuve a observarle. Su cabello blanco y las arrugas de su rostro mostraban su avanzada edad.

-Por cierto, te presento a mi pareja- dijo el vampiro, agarrándome de la cintura.

-Es un placer conocerla al fin- dijo el señor y sonreí-. Bueno, esto es todo.

-¿Cuánto es?- preguntó Thanatos, apresurándose para pagar.

Entre los dos cargamos todas las bolsas e iniciamos el camino a casa por el mismo sendero.

-¿Conoces a ese hombre?- pregunté.

-Claro. Esta ciudad es pequeña aunque no lo parezca, si no fuera por sus grandes edificios podría ser considerado un pueblo- dijo-. Aquí todos conocen a todos.

-Está bien- dije, sonriendo con tranquilidad.

-En cuanto lleguemos a casa, puedes ir a nadar si gustas- dijo

-Solo si me acompañas- dije y asintió con la cabeza.

-Me alegra de que al fin estemos aquí- comentó.

-A mi igual- dije, con gran felicidad-. A mi igual...

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora