125

111 13 0
                                    

En cuanto desperté, un desnudo y joven hombre de cabello negro con mechones colorados estaba durmiendo a mi lado, abrazando mi brazo, del cual tengo varios puntos de sangre seca.

-¿Kaito?- dije y el hombre abrió los ojos.

-Kira...- me llamó y se asustó por su propia voz-. ¿Por qué mi voz se escucha así?

-Ya eres un niño más grande- dije, sonriendo-. Aparentas unos treinta años, mi niño.

-Ellos tenían razón- dijo.

-¿Quienes?- pregunté.

-Las almas de papá- dijo y sus ojos se aguaron-. Voy a morir, ¿verdad?

-No digas eso, mi niño- dije y lo abracé-. Vamos con papá, se sorprenderá de ver lo grande que estás.

Le di un beso en la mejilla y le di la remera de Thanatos que llevo puesta; por suerte es de la misma altura que su padre.

Fuimos a mi habitación y me coloqué un vestido, además de pasarle pantalones a mi hijo, antes de bajar juntos a la sala, en donde escucho la suave voz de mi vampiro junto a un par de voces más.

-¡¿Kaito?!- exclamaron Laustin y Mikael al ver a mi pequeño, que con inseguridad se esconde detrás de mi.

-Has... Crecido un poco desde la última vez que te vi- dijo Laustin, sonriendo-. Ven, pequeño.

Tomé la mano de mi pequeño y avanzamos juntos hasta el living, sentándonos al lado de mi vampiro favorito.

-Vamos a nadar un rato, ¿quieren?- dijo Laustin y asentí.

-Nada viene mejor que nadar un poco- afirmé.

-Está bien...- dijo Kaito, con inseguridad.

-No te pongas así, hijito, ellos no son malos- dije, acariciándole la mejilla, logrando que sonría.

Fuimos a la isla Mako y de ahí ingresamos al agua e ir todos juntos al lago, excepto por Thanatos y Mikael que decidieron ir por tierra para no mojarse.

Una vez en el lago, me asusté al ver sus escamas de color negro, pero me mantuve neutra al caso, sonriendo por mi niño que aún conserva el físico pequeño.

-Kira... Mis escamas... ¿Es normal?- preguntó mi niño, asustado por el color de sus escamas.

-Debe ser por tu lado vampiresco, no te preocupes- dijo Laustin, sonriendo-. Es completamente normal, no te preocupes.

-Kira... ¿Es verdad?- me preguntó y asentí.

Lo abracé y nadamos hacia arriba.

-Lindas escamas, mi niño- le dijo Thanatos, revolviéndole el cabello.

-Gracias papi- dijo él.

-¿Jugamos a la mancha?- pregunté y mi pequeño asintió energéticamente.

Empezamos a nadar con rapidez, tocándonos la aleta del otro para cambiar de roles.

Luego de un buen rato, nos cansamos y volvimos a la superficie a descansar, flotando de la mano.

Thanatos nos mira sentado desde el borde, con las piernas cruzadas para no mojarse, sonriendo tranquilo.

-¿Quieres venir?- lo invité.

-Estoy bien aquí- dijo.

Nos acercamos y apoyamos nuestras cabezas contra el borde, por lo que mi vampiro se alejó un poquito para no terminar mojado.

-¿Vamos a por algo de comer?- preguntó Thanatos.

-Vamos- dije.

-Yo quiero quedarme un rato más- dijo Kaito.

-Está bien, ya traigo comida- dijo Thanatos, levantándose del suelo para ingresar a casa.

Al poco rato regresó con una bandeja.

-Traje sangre a temperatura ambiente, sushi y GoldFish- dijo-. ¿Qué quiere comer mi niño?

-¡Sangre de Kira!- contestó.

-Aquí tienes- le pasó una mamadera, la cual empezó a comer florando a mi lado.

-Con el sushi estoy bien- dije.

-Abre la boca- me dijo Thanatos y reí, obedeciendo.

Dejé que me diera de comer unos bocados, para luego comer sola, mientras miro como toma algo rojo de un vaso con tapa y popote.

-Estuvo muy buena... Me gusta mucho- dijo Kaito, agarrándose de mi brazo-. Dormiré un ratito.

Thanatos agarró la mamadera y agarró a nuestro pequeño en brazos, para dejarlo sobre el borde de piedra así toma sol.

Imité la acción, subiéndome sobre el borde para poder tomar sol boca abajo mientras como sushi.

-Esto está bueno- dije, tras comer otro bocado-. ¿Qué había en la mamadera?

-Sangre mía, unas gotas de la tuya y extracto de algas- dijo-. Supuse que sería bueno darle de mi sangre en vez de la tuya para complementar, pero no creo que el sabor sea tan agradable por lo que le agregué gotas de tu sangre y algo de extracto de algas para que su lado tritoniano no tenga un déficit de nutrientes.

-Gracias- dije, sonriendo para luego darle un beso en la mejilla-. ¿Qué hablaste hoy con los médicos?

-Pues sobre qué hacer para acompañar a Kaito- dijo y suspiró cansado-. Me hablaron de darle más comidas que beneficien su lado vampírico a la vez de hacerlo nadar y fortalecer su aleta para evitar que pierda a ambos lados... Aunque tras hablar con Laustin sobre el estado de sus escamas de la aleta, nos preocupamos aún más ya que se le ve muy enfermo. Quizás sea solo una coloración nueva y sana, pero aún así no debemos dejar de acompañar desde ambos lados.

-¿Algo más?- pregunté.

-Debe dejar de beber tanta sangre de ti- dijo y me preocupé-. Está constantemente enganchado a ti y no es bueno para su sistema; no es que tu sangre le lastimara, pero estar consumiendo tanta de tu sangre no ayuda a que genere su propia síntesis de proteínas o algo así, y eso lo debilita por lo que requiere más y más. Me dijeron que solo debes dejar que tome de tu sangre máximo dos veces al día, sumado a dos dosis de parte mía y hay que estimularlo para que consuma otro tipo de comidas, aunque sean derivados de sangre, como morcilla además de darle algas y otros suplementos de tu zona natal.

-Está bien- dije y suspiré.

-Y me dijeron algo más, algo no relacionado a nuestro pequeño- dijo y le miré intrigada-. Necesitas darme amor- me sonrojé por el tono tan sensual en el que lo dijo-. Laustin dijo que podrá cuidar a Kaito mientras nos damos amor, ya que no viene mal que disfrutemos un poco; además de que no sabemos cuando iniciarás con los "celos" o como tu le llamas, ciclos reproductivos.

-Eso ni yo lo se- dije, sintiendo toda la sangre en mi rostro.

Thanatos mordió con cariño mi mejilla, succionando unas gotas, para luego sanar la herida.

-Lo siento, te veías muy deliciosa- dijo.

-Vamos dentro, ¿si?- dije, viendo el atardecer.

Me transformé y tomé a mi pequeño en brazos.

-Deja que lo cargue yo... ¿Puedes llevar la bandeja?- me dijo y asentí, intercambiando lo que tenemos en brazos.

Empecé a cargar la bandeja, viendo como él lleva en brazos a nuestro pequeño.

Cuando se terminó de secar, su cuerpo ya no era el de antes, ahora tiene el rostro más marcado y algunos cabellos más blancos.

-No te preocupes, es normal- dijo Thanatos, dejando a nuestro pequeño en su cama-. Vamos a descansar.

Asentí y nos acostamos en la misma cama, abrazándolo.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora