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Dejé que se quitara el cascarón por si mismo.

Un pequeño tritón con nariz de cabello negro con mechas rojizas salió del huevo. Su aleta tiene escamas fucsias iguales a las que tengo en las zonas de mordidas.

Lo tomé en brazos y asomé su rostro a la superficie ya que si tiene nariz es por algo, dejando desde su cuello hasta abajo sumergido.

Empezó a llorar suavemente y sonreí, apegándolo contra mi pecho.

El pequeñin mordió mi pecho y sonreí.

-Bienvenido- dije, acariciando su corto cabello.

-Bienvenido Kaito Otto Briseida- dijo mi vampiro, besándome.

Decidimos llamarlo así por mi padre, la idea la dio él y agradecí su respeto hacia el ser que más aprecié en el océano.

-¿Está mordiendo muy fuerte?- me preguntó Thanatos-. Tienes una mueca de dolor.

-Al parecer ya tiene sus primeros colmillos- dije, sonriendo-. Lo normal en mi especie es que tan solo tengan pequeños dientecitos al nacer, pero es medio vampiro, por lo que hasta colmillos desarrollados tiene.

-Es perfecto- dijo Thanatos, volviendo a besarme-. ¿Quieres de mi sangre? Parece que te está succionando demasiado.

-Ya he tomado de ti, no quiero dejarte débil- dije.

-Eso lo soluciono rápido- dijo.

Me dejó sentada en el escalón y me quejé.

-No me iré de tu vista- dijo.

Se levantó y se acercó a la pared de piedra para presionar un botón y se abrió una pequeña heladera.

Sacó un par de bolsas de sangre y se las bebió con rapidez, haciendo una mueca de asco al final.

-No está tan buena como tu sangre, pero sirve- dijo, limpiándose la comisura de sus labios.

Agarró un tarro amarillo con tapa roja y volvió hacia mi.

Abrí la boca y me dio de a poquito ese contenido hasta que me lo acabé.

Volvió a sentarse a mi lado y volvió a subirme sobre su regazo, para llevar su muñeca sin marcas a mi boca.

-Muerde- dijo y negué-. ¿Quieres que lo haga yo?- asentí y se mordió para darme de beber-. ¿Está buena? Por tu cara pareciera que si.

Sonreí y me separé al ver que ya no derrama sangre.

-¿Por qué cuando te muerdes tu no te queda marca?- pregunté.

-Solo la marca de la pareja es permanente, el resto se borra al instante o con el tiempo- dijo.

Kaito se separó de mi, con una pequeña sonrisa.

-Sin duda, hermoso como el padre- dije, recordando las pinturas de Thanatos bebé.

Estiró sus manitos y con mi pareja, dejamos que tomara nuestros dedos con cuidado.

Abrió los ojos por primera vez y sonrió con nosotros.

-Que ojos tan hermosos- admití-. Son la combinación perfecta de ambos.

El color es una mezcla de verde con celeste, ambos colores con fuerte pigmento, pareciendo que brillan.

Escuché como golpean la entrada submarina de la cueva y sentí la presencia de Laustin, por lo que asentí y entró.

-¿Cómo están los hue...?- dijo, abriendo los ojos con sorpresa-. Ya... Nació.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora