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-Thanatos... ¿Puedo ir a nadar con Rebecca?- le pregunté al vampiro, quien platica con Ikaris debajo de la sobra de un árbol, con el pequeño Jack dormido sobre el pecho de su pareja.

-No tienes bañador- dijo él.

-Yo le presto uno- dijo Rebecca.

-Está bien. Vayan con cuidado- dijo él-. Mar, ya sabes; si pasa algo, grita.

-Sip- dije, para luego seguir a mi amiga a su habitación.

-Creo que este te andará- dijo ella, pasándome una bikini de triángulos violetas-. Los triángulos no están cosidos, por lo que puedes adaptarlo a ti. Tienes bastante más pecho que yo, así que, creo que servirá.

-Está bien- dije-. ¿Cuál usarás tu?

-Este- dijo, sacando de su armario una trikini negra.

-Vale- dije.

Me coloqué de espaldas, para quitarme la remera.

-Espera un momento... ¿No usas corpiño?- me dijo Rebecca, por lo que me giré, tapando mis pechos con mi remera como me enseñó America.

-No- dije-. No lo necesito.

-Wow... Tus pechos son realmente perfectos- dijo ella.

-Gracias, supongo- dije-. ¿Me ayudas a atar la bikini?

-Claro- dijo.

Dejé la remera sobre la cama, colocándome la parte de arriba, lanzando las tiras hacia atrás, las cuales Rebecca tomó y anudó.

-Listo- dijo y me giré, acomodando los triángulos para que me tape bien-. Que linda.

-Gracias- dije, sonriendo, para luego quitarme el pantalón, quedando en ropa interior, la cuál es un boxer femenino color negro.

Me giré, para quitármelo completamente y dejarlo a un lado, para ponerme la parte de abajo de la bikini.

Al terminar, doblé mi ropa y la dejé a un lado sobre la cama.

Me giré y vi a Rebecca, con un sonrojo bastante grande y un pequeño hilo de sangre saliendo de su nariz.

-¡Te sangra la nariz!- comenté, asustada.

-¡No es nada!- dijo ella, para correr al baño.

Le seguí y vi como se engancha un pequeño pedazo de algodón enrollado en la narina sangrante.

-Lo siento, me dejé llevar- dijo-. Pero estoy bien, tranquila.

Sonreí.

-Que bueno- dije.

-¿Puedes salir un momento? Me voy a cambiar- dijo.

-Está bien- dije, cerrando la puerta del baño-. Aunque no comprendo por qué tanta vergüenza... El cuerpo femenino es parecido en todas las mujeres o seres de forma humana.

-Lo se... Solo que no estoy acostumbrada a que me vean desnuda, aunque veo que tu no tienes problema- dijo ella, desde el otro lado de la puerta.

-Soy una sirena, qué quieres que te diga- dije, riendo suavemente-. Lamento si te incomodé.

-Para nada- dijo, para luego abrir la puerta, estando ya sin el tapón extraño y cambiada-. ¿Vamos?

-Vamos- dije.

Ella me prestó unas ojotas, pero me negué, afirmando que pisar el suelo tal cual es, es lo mejor.

-Como quieras- dijo ella, calzándose con sus ojotas.

Caminamos el pequeño río más cercano a la zona de la población.

Me senté en el borde de una roja, remojando mis piernas, junto a Rebecca.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora