La Sirena Terrestre.

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-¿Estás seguro de esto?- le pregunté a Thanatos.

Estamos en el baño del salón de gimnasia, en donde están haciendo unas "competencias entre cursos" en donde participan todos los cursos del colegio.

-Nadie más va a venir- me aseguró y miré sus ojos; brillan en un tono rosado-. Venga, que tengo hambre.

La remera que uso hoy es algo ajustada en la zona del cuello, por lo que me la quité, dejando que muerda con toda su libertad. En mi muñeca tengo grandes marcas hechas por él, pero últimamente acostumbra a morder mi clavícula, sanando la herida sin que deje marca.

Me mordió y succionó un poco de forma fuerte y rápida, haciendo que exclame en voz alta.

-Lo siento, ¿te he hecho doler?- me pregunté.

-No, no- dije, abrazándolo-. Tu sigue.

Él volvió a morderme y siguió alimentándose, pero esta vez de forma más lenta.

La puerta de la entrada fue abierta de golpe, produciendo grandes ruidos. Thanatos se separó, limpió y curó la herida.

En ese momento, la puerta del cubículo fue abierta, por lo que Thanatos me cubrió con su cuerpo para que no me vean sin remera.

-Los dos, a dirección. Ahora mismo- dijo la señora profesora de no se que curso.

Pude identificar su oficio por su remera, que tiene un cartel que dice "profesora Anita".

Thanatos me puso la remera y salimos de allí, siguiendo a la profesora.

Salimos sin que nadie preste mayor atención.

Fuimos a la dirección y nos interrogaron tras sentarnos en las sillas frente al director.

-La profesora Anita ya me comentó lo que vio. ¿Algo que quieran acotar a la situación?- preguntó.

-No es lo que parece- dijo Thanatos, con su seriedad de siempre.

-Yo no discriminaré su relación de incesto, ya que soy de mente abierta, pero no puedo permitir que se comporten así dentro de lugares públicos como lo es el salón de gimnasia- dijo-. Tendremos que llamar a sus padres; ellos elegirán el verdadero castigo. Por mi parte solo les pondré una nota de advertencia en sus legajos estudiantiles.

-Está bien- dijimos ambos.

El director llamó a America y a Hunter.

_-_-_

Cuando estuve a punto de dormirme sobre el hombro de Thanatos, él me despertó, ya que nuestros padres llegaron.

-Buen día- dijeron ambos, al entrar.

Aún estaban con sus ropas del trabajo y sus respiraciones agitadas por lo que se nota que han venido apresurados hasta aquí.

-Siéntense, por favor- dijo el director y se sentaron en otras dos sillas que colocaron junto a las nuestras, en forma de semicírculo-. Les he citado porque sus hijos estaban cometiendo un acto sexual dentro de los baños del gimnasio del colegio durante las horas de competencias entre cursos.

America y Hunter nos miraron extrañados.

-De parte del colegio tan solo podemos ponerle un castigo por el acto, no se les va a discriminar por la elección de pareja- dijo el director-. Eso es una responsabilidad suya.

-Si nos permite, retiraré a nuestros dos hijos para hablarlo en casa- dijo America, en un tono de voz seria.

-Adelante- dijo él y les tendió una libreta-. Firmen aquí, aquí y aquí.

America hizo lo pedido y nos levantamos.

-Vayan a buscar sus cosas- ordenó y obedecimos.

Con rapidez buscamos nuestras mochilas y salimos de allí.

-Luego me cuentas qué pasó- me dijo Susana, antes de cruzar la puerta de salida.

Asentí con la cabeza y fui a casa con mi familia.

_-_-_

Todo el viaje ocurrió en silencio. Thanatos acarició mis uñas y fuimos de la mano en todo momento.

Al bajar del vehículo, entramos a casa y nos sentamos en el sillón.

-Me gustaría saber su versión de la historia- dijo America, en un tono no tan serio.

-Realmente me dio hambre el día de hoy- dijo Thanatos-. No se que había en el ambiente, es como si todas las chicas se les diera por hormonar juntas a la misma vez; me estaba desesperando. Normalmente hubiera ido hacia la azotea, pero allí también se estaban realizando juegos y no tenía dónde poder ir. Fui con Mar al baño para comer un poco y así evitar atacar a alguien; ahí es cuando una profesora nos encontró y malpensó la situación.

-Está bien- dijo America.

-No es la primera vez que me pasa estar rodeado de chicas hormonando pero si es la primera vez que la azotea está ocupada- dijo mi vampiro-. Es agobiante. Controlo mi naturaleza completamente pero igualmente es muy agobiante.

-Está bien... ¿Quieres algo de sangre? En la reserva tienes bastante, hace bastante no pides que compremos más- dijo Hunter.

-Desde que llegó Mar y te alimentas de ella casi no usas la sangre envasada- dijo America-. Recuerda lo que les dijo Mikael y Didac.

-No debo tomar mucho de Marina- dijo Thanatos-. Lo se. Pero ahora estoy bien.

-Te recomendaría llenar tu estómago ahora así luego no tienes problemas- dijo America, con una pequeña sonrisa.

-Está bien...- murmuró el vampiro, molesto.

-Te daremos tu privacidad si es necesario, pero no debes alimentarte solamente de Mar- dijo America.

-Debemos ir a trabajar. A la salida Luciano irá con las panteras. En cuanto finalicemos las horas extra, iremos a buscarlo y vendremos aquí- avisó Hunter.

-Está bien- dijimos a dúo.

Ellos se despidieron y se fueron.

-Iré a comer...- murmuró, con cierto enfado, pero segundos después levantó el rostro, sonriendo-. Tengo una idea.

Fue a la heladera y extrajo un par de bolsas con sangre. Fuimos a su habitación y me hizo acostarme sobre la cama, estando boca arriba.

Me quitó la remera y colocó la bolsa sobre mi pecho. Sonrió y se colocó sobre mis piernas.

-Bon Appetit- susurró y mordió.

Pensé que me iba a morder, pero tan solo mordió la bolsa, a la vez que me abraza como si estuviera ingiriendo mi sangre.

Al terminar, repitió el proceso con la otra bolsa que dejó en el mismo lugar.

Una vez finalizó, lanzó las bolsas a un lado y se recostó a mi lado.

-Creo que hasta mañana no como nada- dijo, abrazándome-. Estoy llenito.

Sonreí divertida y lo abracé.

-¿Estaba rico?- pregunté.

-Realmente no- dijo, riendo-. Pero me imaginé que eras tu y cambió la situación. ¿Te molesta si duermo un rato? Tengo ganas de descansar tras comer tanto.

-No hibernes para siempre- dije, divertida.

-Para nada- dijo, abrazándose a mi.

Le de un beso en la frente y lo abracé, cantando la canción que canté ayer. De a poco cerró los ojos y su respiración se tranquilizó.

Cerré los ojos junto a él, acurrucándome, dejando mis piernas entre las suyas, mientras que se agarra a mi como si fuera un almohadón gigante.

Poco a poco, me dormí a su lado.