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En cuanto desperté, a mi alrededor está Laustin, Mikael, Thanatos y Napomuceno.

-¿Sucede algo?- pregunté confundida.

-¡Feliz cumpleaños!- dijeron todos juntos, y sonreí.

El menor de todos se me lanzó encima, abrazándome.

Me levanté de la cama y fuimos a festejar como solemos hacer.

_-_-_

En cuanto cayó la noche, los invitados se fueron de a poco hasta quedar otra vez nosotros tres solos.

-¿Vamos a nadar?- invité y ambos asintieron.

El menor se colocó su traje de baño e hicimos una carrera a pie hasta el lago. Napomuceno va por la puerta normal, mientras que con mi vampiro vamos por la salida submarina. Él tiene una aleta más larga, realmente muy larga, por lo que puede avanzar muy rápido y así es como nos ganó de nuevo.

Una vez en medio del lago, me quedé flotando en la superficie junto a mi vampiro tritón con el menor recostado sobre mi aleta. La luna está grande, hermosa, completa; me da una gran tranquilidad y alegría poder verla, ya que en las profundidades nunca se ve, solo se puede apreciar su reflejo.

-Que linda noche- dije, tomando la mano de mi pareja.

-Sin duda alguna- dijo él.

-Estar así, es lindo- dijo Napomuceno.

-No te acostumbres, es mía- dijo Thanatos.

El mayor empujó al menor, tirándolo al agua, para apegarme a su cuerpo.

-Ella es mía- dijo mi vampiro, abrazándome con fuerza.

Sonreí.

El menor salió un momento y agarró su hinchable en forma de tabla para subirse arriba.

-Creo que fue la mejor decisión que he tenido, al comprar eso- dijo mi vampiro, besando mi frente.

Me relajé sobre su pecho, pegando mi aleta a la suya. A pesar de que mi cola es del triple del tamaño de cuando llegué aquí, la de mi pareja es el cúadruple de la mía y es algo normal teniendo en cuenta su edad.

Sentí las vibraciones del agua cambiar y me alerté, girándome para regresar al agua. 

-Yo también lo sentí- dijo Thanatos, en un tono serio.

-Salgan del agua- ordené, empezando a sentir un olor a putrefacción.

Salimos del agua con rapidez, subiéndonos a la orilla. Al ver a Napomuceno completamente quieto en medio del lago, con mis poderes lo atraje a la orilla.

-Algo me tocó- afirmó, abrazándome con miedo.

-Vamos a casa- dije.

Thanatos guardó el juguete y entramos los tres juntos con rapidez.

-¿Por qué hay tanto revuelo?- preguntó mi vampiro, mirando hacia las paredes, girando en círculos de manera lenta-. Oh. Protejan cada entrada, avísenme en caso de encontrar movimientos.

-¿Qué pasa?- pregunté, estando sentada en el sillón con el pequeño envuelto en un toallón.

-Vienen a por ti- afirmó.

-¿Quiénes? ¿Por qué?- interrogó Napomuceno.

-Las exiliadas- afirmé-. Ese olor lo recordaría en cualquier lugar.

-¿Exiliadas?- repitió el menor, un tanto confundido.

-Así es- dije y me preocupé-. Ella están vivas con un solo propósito; hacer las maldades ordenadas por el rey.

Alguien entró con rapidez a la casa, sin siquiera tocar, asustándome, envolviéndole en una burbuja con rapidez.

-¿Puedes bajarnos?- preguntó Mikael dentro de la burbuja.

Los dejé en el suelo mientras él cierra la puerta con rapidez y Laustin se acerca a mi.

-Me había olvidado de eso- dijo, untándome algo extraño en la frente escribiendo algo con su dedo índice-. En el cumpleaños número ciento cincuenta de cada criatura marina, sea del reino que sea, se les da fin a sus vidas porque no puede haber persona más vieja que el rey. Este trabajo se le da a las exiliadas y están viniendo a por ti.

-Pero no pertenezco a sus reinados- dije-. Llevo un siglo fuera de las profundidades.

-Lo se- dijo y me dio un golpecito en la frente-. Listo. Te acabo de hacer invisible para todo ser malvado, incluyendo las exiliadas.

-A partir de ahora, no puedes usar tus poderes y por lo posible, no transformarte- dijo Mikael-. O el efecto se acabará.

-¿Estamos en peligro?- preguntó Napomuceno, asustado.

-No, cariño- le dijo Laustin, sonriendo-. Nosotros les protegeremos, pero de todas maneras no hay peligro.

-Entonces, ¿por qué nos protegen?- preguntó.

-Por seguridad- dijo Mikael.

-Pero la seguridad previene el peligro- dijo-. Entonces, si estamos en peligro.

-No están en peligro pero de todas maneras es una situación delicada- dijo Laustin-. Y bueno... ¿ya comieron?

-Quedó pastel por si quieren- dijo Thanatos y sonreí.

-Vamos a por pastel- dije.

El olor putrefacto de las exiliadas se siente algo potente, están rodeando la casa, pero el pastel nos logró tranquilizar a todos y pasamos un rato ameno antes de ir a dormir.

-¿Cuándo se irán?- preguntó Napomuceno, en cuanto lo arropé.

-No lo se- dije, sonriendo-. Pero no te preocupes, estamos a salvo.

Besé su frente y le acomodé la sábana.

-Buenas noches- dije.

-Buenas- dijo.

Salí de la habitación y fui a la que comparto con mi pareja la cual está decorada con muchas flores, con una iluminación rosada.

-Mar...- me llamó mi vampiro desde detrás mío.

Me giré y lo miré, embobada.

-En las buenas y en las malas hemos estado siempre juntos, me has hecho más feliz que nadie en muy poco tiempo. Me has dado una nueva vida que es maravillosa. Has salvado mi vida con tus muestras de cariño, de una forma muy literal. Adoro estar a tu lado y haré lo que sea necesario para sacarte una sonrisa. Aunque los reyes estén en nuestra contra, voy a querer estar a tu lado hoy y siempre, protegiéndote de los peligros que nos asechan- dijo y se arrodilló frente a mi, abriendo una cajita de terciopelo roja en donde está un pequeño anillo-. ¿Me harías el honor de ser mi compañera de vida?

-¡Si!- grité, abrazándolo con fuerza.

-Gracias por permitirme estar a tu lado hasta el final de mis días- dijo.

Me colocó el anillo y nos besamos.

Miles de pequeños pétalos de flores cayeron sobre nosotros, saliendo de nada.

Él se levantó del suelo, abrazándome y girando, haciéndome volar en medio de la lluvia de pétalos rosados, rojos, blancos y lilas.

-¿Te gustó la sorpresa?- me preguntó, en cuanto me dejó en el suelo, aún abrazándome por la cintura.

-Me encanta- dije y lo miré a los ojos-. Me encantas.

Nos besamos en medio de la flores que ahora están en el suelo.

Nos recostamos en la cama y nos dormimos, abrazados, más felices que nunca.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora