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-Así que, ¿tan solo tiene 12 semanas?- dijo Napomuceno, sorprendido-. Parece de mi misma edad.

-Pero aún es un bebé- dije, cargando en brazos a mi pequeño.

-¿Puedo abrazarlo?- preguntó-. Es algo grande como para que lo pueda cargar en brazos, pero abrazarle si puedo.

Asentí y dejé que lo abrazara.

-Parece un muñeco- dijo, sonriendo con ternura.

Kaito sonrió, enseñando los colmillos.

-¡Mira madre, mira! Tiene colmillos- dijo Napomuceno, levantando el labio del pequeño, dejando ver los colmillos y este le mordió-. ¡Auch! Tiene buenos colmillos.

Separé a mi hijo de los brazos de Napomuceno, para dejar que me muerda a mi.

-Disculpen, me olvidé el biberón- dijo Thanatos, mientras acaricia el pie de nuestro pequeño.

-No pasa nada, es normal que la madre alimente a su pequeño- dijo Juana-. Y más en estas etapas, no debería consumir más que sangre hasta mínimo el primer año de vida.

-Juana, sabes que mi hijo no es completamente vampírico, tiene un desarrollo diferente- dijo Thanatos, mirándole seriamente-. Por eso mismo, también debe comer verduras, algas y pescado más que carnes y otras.

-Hemos hablado con especialistas para estar al tanto- dijo Kodran-. Como abuelos, debemos hacernos cargo también de nuestros nietos, para darles una buena vida. A la igual que nuestros abuelos cuidaban de nosotros y de toda la tribu. Además de que es nuestro deber como reyes cuidar a todo ser que sea de nuestra especie, dentro de nuestro territorio.

-Kaito no es completamente vampiro- repitió-. Y él vivirá la vida que quiera, si es que quiere vivir en el océano, buscaré algún hechizo para poder viajar con ellos a donde sea. Haré lo que sea necesario por la felicidad de mi hijo.

-Recuerda que cuentas con nuestro apoyo- dijo Napomuceno, sonriendo.

Kaito se desprendió de mi dedo, el cual estaba mordiendo y succionando lentamente, para acurrucarse entre mis brazos. Lo mecí un poco y volvió a caer dormido.

-Cuando Kaito sea mayor, ¿podemos jugar juntos?- preguntó emocionado el menor de los vampiros.

-Claro- dije-. Pero por ahora no, ni siquiera sabe caminar.

-Ya va a aprender. Yo aprendí cuando tenía apenas 7 meses- dijo Napomuceno, con orgullo.

-Tiene apenas 3 meses- dije, divertida.

-Lo se, lo se. Puedo esperar- dijo él y sonreí.

-¿Gustan quedarse a cenar? Podemos preparar algún alimento especial para Kaito si es necesario- dijo Juana.

-Sería un placer- dijo Thanatos y sonreí.

-¿Mañana podemos ir a nadar?- preguntó Benjamín, con una pequeña sonrisa.

-Claro, sabes que puedes ir incluso cuando brilla el sol- dijo Juana-. La piscina está recubierta, por lo que no habrá problema.

-Gracias madre- contestó Benjamín-. Si gustan, puedes acompañarme, Marina.

-Propongo un desafío de natación- dijo Eujenio-. Sirena contra vampiros nadadores de primera.

-Suena interesante- dije, sonriendo-. Acepto el reto.

-Yo cuidaré a Kaito- afirmó Thanatos.

-Si quieren pueden hacerlo ahora- dijo Kodran-. Se que mis hijos son rápidos y no demoraremos mucho. Además de que el chef preparará algo especial para Marina y Kaito.

-Está bien- dije.

Kodran llamó a una sirvienta y Thanatos le dijo todo lo que quiere para la cena, aunque no llegué a oírle porque la reina me habló.

-¿Necesitas traje de baño?- preguntó Juana.

-No es necesario- dije, sonriendo.

-Bueno, ya está- dijo Thanatos-. En eso de media hora tendrán todo preparado.

-Que lento- se quejó Isodoro-. Padre, debes despedir al chef, se demora mucho.

-Yo ordené que cocinen a fuego lento con cuidado y sin magia- habló Thanatos-. Así queda más sabroso y a Kaito le gusta.

-Está bien- dijo Isodoro, con enfado.

-¿Vamos a hacer la competencia?- preguntó Eujenio y asentimos.

Los tres mayores fueron a sus habitaciones a cambiarse, mientras que el resto vamos a paso lento hacia la piscina.

-¿Podemos ver nadar a Kaito?- preguntó el menor de los vampiros.

El recién nombrado empezó a mover sus piernas y brazos con emoción.

-Creo que alguien quiere nadar- dijo Napomuceno y sonreí.

-Es un tritón después de todo- dije, besando su coronilla.

Entramos a la piscina recubierta y nos sentamos en las gradas a esperar a los hermanos, que no tardaron mucho en aparecer con pantalones de maya cortos y pegados al cuerpo, lo cual me sorprendió.

-Disculpa la fachada- dijo Eujen-. Este tipo de bañador da más velocidad que los trajes antiguos de mayor elegancia.

-No se preocupen por eso- dije, sonriendo.

-Bueno, vamos a comenzar- dijo Kodran y se colocó en una esquina de la piscina.

Nos colocamos en el mismo borde.

-Ida y vuelta, cinco veces cada uno- dijo él-. ¿Preparados? ¿Listos? ¡YA!

Los chicos saltaron al agua con un clavado perfecto.

Yo los imité sin perder mucho tiempo, transformándome en el aire, para nadar a toda velocidad, con cuidado de no chocarme con la pared final de la piscina.

Al finalizar, tomé impulso y salí del agua, sentándome en el borde, bajo la mirada levemente sorprendida de Kodran.

-Eres rápida, si me dejas admitir- dijo.

Los tres hermanos tocaron el borde y asomaron sus cabezas.

-No podríamos esperar menos de una sirena- dijo Eujenio.

Sonreí.

-Aún nos faltan dos vueltas, pero daremos por finalizado aquí- dijo Benjamín, saliendo por la escalera.

Los tres hermanos salieron del agua y sonreí.

Me metí de nuevo al agua y Thanatos me pasó a mi hijo, que al mojarse completamente se transformó.

-Que belleza- dijo Napomuceno, acercándose al borde-. ¿Sabe nadar?

-Nunca lo he dejado nadar solo, pero ya hizo sus primeros desplazamientos- dije, sonriendo, abrazando a mi bebé, que mira su aleta con una gran sonrisa, moviéndola de un lado a otro, con una gran sonrisa.

Kaito agarró mi dedo y se lo llevó a la boca, pero lo alejé.

-Ahora te daremos de comer- le dije, acunándolo para que no me muerda.

-Pasemos a la mesa, entonces- dijo Kodran.

Thanatos tomó a mi hijo en brazos, envolviéndole en una toalla para que no le de frío y salí del agua con un pequeño salto, para transformarme y empezar a caminar todos juntos hacia la casa.

-¿Cuándo Kaito volverá a tener piernas?- preguntó Napomuceno.

-En cuanto esté sequito- dije y sonreí, viendo como cambia de forma y empieza a moverse para quitarse la toalla.

-Ya, ya- le dijo Thanatos, desenvolviéndole, para abrazarlo con cariño.

En cuanto nos sentamos en la mesa, trajeron la comida; papilla de calabacín para mi pequeño y ramen para mi, mientras que el resto come una especie de morcilla de rinoceronte.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora