131

109 15 0
                                    

En cuanto terminamos de desayunar viendo una película, fuimos a cambiarnos para ir a la casa de nuestros padres.

Empezamos a caminar hacia la nueva residencia, charlando de temas tribales, hasta que me acordé de algo.

-Esperen un momento- dije-. El coche.

-¿Qué pasa con el auto?- me preguntó Thanatos.

-Está con la manada- dije.

-Lo se, y también se que te gusta caminar como en los viejos tiempos, por lo que dejé el coche allí para volver a pasar a saludar antes de volver a casa- dijo mi vampiro.

-Está bien- dije, ya más tranquila.

-Esperen otro momento...- dijo Luciano-. ¡¿Tienen un coche y no me he subido aún?!

-Si- dije a dúo con mi vampiro.

-Si serán malvados- dijo Luciano, haciendo un puchero.

-Ya, cariño... Te van a salir canas verdes- le dijo su pantera.

-Mamá me había comentado de que les regaló un auto, pero nunca me lo mostró- dijo mi hermanito.

-Ya, luego damos una vuelta todos juntos, pero nada de meterse a la piscina de Mar- dijo Thanatos.

-¡¿Encima tiene una piscina?!- dijo el oso, más sorprendido que antes.

-Es para los largos viajes- dije-. Soy una sirena, necesito estar en mi forma normal o enfermaré.

-Eso es lógico- dijo Fernando.

-Llegamos- dijo Luciano, deteniéndonos frente a una pequeña casita, sin jardín delantero.

-¿Es aquí?- pregunté.

-Eso dije- dijo Luciano, riendo.

Tocamos la puerta y Hunter abrió.

-Hola chicos, tanto tiempo, ¿cómo se encuentran?- preguntó Hunter, dejándonos pasar-. Pasen, pasen.

Entramos y él nos guió hacia donde está America reposada en una cama.

-Mis niños- dijo ella, emocionada-. Están tan grandes.

-Hola mamá- dijo Thanatos.

Nos acercamos a ella y la abrazamos.

-¿Ahora si me dejarías sanarte? Tan solo una de mis gotas puede ayudarte- dijo Thanatos, casi suplicándole.

-Ya sabes mi opinión al respecto- dijo ella, sonriendo-. Soy humana y lo acepto con todas sus virtudes y defectos.

-¿Puedo hablar contigo y con papá, en privado?- preguntó mi vampiro y asentimos.

Nos retiramos dejando a los mayores solos.

-¿Quieren algo de tomar?- preguntó Luciano-. Buscaré jugo o algo.

-Para mi jugo, por favor- dijo Fernando.

-¿Mari?- me miró el chico oso y negué con la cabeza-. Como quieras.

Él fue a la cocina y salió Hunter de la habitación, acercándose a mi, para abrazarme.

-America te llama- dijo él.

Le devolví el abrazo por unos segundos y me separé para ingresar a la habitación.

-Hola mami- dije y me acerqué a ella-. ¿Cómo estás de la cadera?

-Todo bien por ahora- dijo ella-. Voy llevando bien esto de quedarme inmóvil para recuperarme.

-Me alegro- dije, con una pequeña sonrisa.

-¿Cómo les ha ido todo este tiempo?- me preguntó-. ¿Todo bien en casa?

-Así es- dije-. Thanos me dijo que íbamos a ir a la nieve dentro de poco y estoy ansiosa. Tengo intriga de si se puede nadar en la nieve.

Ella rió.

-No creo que se pueda nadar en la nieve- dijo.

-Podemos hacer un agujero en algún lago congelado y ahí si podrías nadar- dijo Thanatos.

-Si hay nieve, hay lugares en donde desemboca la nieve cuando se derrite y ahí puedes nadar- dijo America.

-Eso suena divertido- dije, sonriendo y miré a mi pareja.

-Soy un vampiro, no me va a afectar nadar contigo en un lago congelado- dijo y sonreí.

-Me alegra por haberlos visto de nuevo- dijo America sonriendo-. ¿Les molesta si duermo un poco? La medicación que consumo para no sentir dolor en la zona herida, me causa sueño.

-Está bien- dijo Thanatos, en un tono algo triste-. Hasta pronto.

Besé su mejilla derecha mientras que mi vampiro besa su mejilla izquierda, haciéndola sonreír.

-¿Quieres que llame a Lucio?- preguntó mi vampiro y America asintió.

Nos despedimos y salimos de la habitación, pidiéndole al menor que pase, quien entró obviamente con su pareja.

-Son adorables juntos- dije, admirando a la pareja, mientras me siento sobre el regazo de mi vampiro.

-Ustedes no se quedan atrás- dijo Hunter, mirándonos con felicidad desde el otro sillón-. Nunca dudé que entre ustedes iba a haber una gran relación como de literatura.

Sonreí y me apegué a mi vampiro.

-¿Cada cuánto te alimentas, mi niño?- preguntó Hunter.

-Cada una o dos comidas consumo sangre- dijo Thanatos.

-Antes tomabas más sangre...- dijo Hunter, pensativo-. ¿Pasó algo?

-Intento regularme más para que mi sirenita no tenga problemas- afirmó mi vampiro, abrazándome-. Aún así, consumo más comidas que solo sangre.

-Solo lo hace para acompañarme, porque realmente no lo necesita- dije.

-Así es- dijo él-. Aunque si disfruto de los helados.

-Se te nota- dijo Hunter-. Desde que llegó Lucio te animaste a probar nuevas comidas, luego con la llegada de Marina empezaste a comer más tipos de comida y ahora que vives en un lugar con comida más variada, he de suponer que te alimentas con de todo un poco.

-Así es- dijo mi vampiro.

-Aunque nos gusta seguir con las costumbres humanas- dije-. Realmente lo único que comía antes eran distintos tipos de algas, y algunos peces diversos, pero ahora suelo comer más cosas.

-Realmente le gusta la calabaza, aunque no lo diga- dijo mi vampiro, susurrando como si estuviera contando un secreto, por lo que nuestro padre rió.

-Siempre le gustó la calabaza- dijo él, divertido-. No es un secreto.

Le mostré la lengua a mi vampiro, a modo de ofensa de infante y él me mordió con cariño.

-No me provoques que te como- dijo, en un tono entre divertido y sensual.

Hunter tosió de forma falsa y bajé la mirada, sonrojada, escuchando la risa de mi pareja.

-Siguen siendo como dos niños- dijo Hunter, con emoción en su voz, por lo que levanté mi mirada-. Espero que sean así por siempre. Pareces aún adolescentes cuando realmente tienen bastante más años.

-Según nuestro tipo de criatura, aún estamos en la adolescencia- dijo Thanatos.

-Lo se- dijo él-. Espero que disfruten mucho del tiempo juntos.

La pareja más pequeña salió de la habitación.

-Mamá se durmió- dijo Luciano-. Dijo que cuando se despierte va a comer, pero que mientras comamos nosotros.

-Está bien- dijo Hunter y se levantó de su asiento-. Hagamos un trato, yo les compro pizza o la comida que quieren, y ustedes le dicen a su madre que les preparé algo yo.

Todos asentimos riendo.

-Me parece un trato justo- dijo Luciano, divertido.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora