En cuanto terminamos de desayunar viendo una película, fuimos a cambiarnos para ir a la casa de nuestros padres.
Empezamos a caminar hacia la nueva residencia, charlando de temas tribales, hasta que me acordé de algo.
-Esperen un momento- dije-. El coche.
-¿Qué pasa con el auto?- me preguntó Thanatos.
-Está con la manada- dije.
-Lo se, y también se que te gusta caminar como en los viejos tiempos, por lo que dejé el coche allí para volver a pasar a saludar antes de volver a casa- dijo mi vampiro.
-Está bien- dije, ya más tranquila.
-Esperen otro momento...- dijo Luciano-. ¡¿Tienen un coche y no me he subido aún?!
-Si- dije a dúo con mi vampiro.
-Si serán malvados- dijo Luciano, haciendo un puchero.
-Ya, cariño... Te van a salir canas verdes- le dijo su pantera.
-Mamá me había comentado de que les regaló un auto, pero nunca me lo mostró- dijo mi hermanito.
-Ya, luego damos una vuelta todos juntos, pero nada de meterse a la piscina de Mar- dijo Thanatos.
-¡¿Encima tiene una piscina?!- dijo el oso, más sorprendido que antes.
-Es para los largos viajes- dije-. Soy una sirena, necesito estar en mi forma normal o enfermaré.
-Eso es lógico- dijo Fernando.
-Llegamos- dijo Luciano, deteniéndonos frente a una pequeña casita, sin jardín delantero.
-¿Es aquí?- pregunté.
-Eso dije- dijo Luciano, riendo.
Tocamos la puerta y Hunter abrió.
-Hola chicos, tanto tiempo, ¿cómo se encuentran?- preguntó Hunter, dejándonos pasar-. Pasen, pasen.
Entramos y él nos guió hacia donde está America reposada en una cama.
-Mis niños- dijo ella, emocionada-. Están tan grandes.
-Hola mamá- dijo Thanatos.
Nos acercamos a ella y la abrazamos.
-¿Ahora si me dejarías sanarte? Tan solo una de mis gotas puede ayudarte- dijo Thanatos, casi suplicándole.
-Ya sabes mi opinión al respecto- dijo ella, sonriendo-. Soy humana y lo acepto con todas sus virtudes y defectos.
-¿Puedo hablar contigo y con papá, en privado?- preguntó mi vampiro y asentimos.
Nos retiramos dejando a los mayores solos.
-¿Quieren algo de tomar?- preguntó Luciano-. Buscaré jugo o algo.
-Para mi jugo, por favor- dijo Fernando.
-¿Mari?- me miró el chico oso y negué con la cabeza-. Como quieras.
Él fue a la cocina y salió Hunter de la habitación, acercándose a mi, para abrazarme.
-America te llama- dijo él.
Le devolví el abrazo por unos segundos y me separé para ingresar a la habitación.
-Hola mami- dije y me acerqué a ella-. ¿Cómo estás de la cadera?
-Todo bien por ahora- dijo ella-. Voy llevando bien esto de quedarme inmóvil para recuperarme.
-Me alegro- dije, con una pequeña sonrisa.
-¿Cómo les ha ido todo este tiempo?- me preguntó-. ¿Todo bien en casa?
-Así es- dije-. Thanos me dijo que íbamos a ir a la nieve dentro de poco y estoy ansiosa. Tengo intriga de si se puede nadar en la nieve.
Ella rió.
-No creo que se pueda nadar en la nieve- dijo.
-Podemos hacer un agujero en algún lago congelado y ahí si podrías nadar- dijo Thanatos.
-Si hay nieve, hay lugares en donde desemboca la nieve cuando se derrite y ahí puedes nadar- dijo America.
-Eso suena divertido- dije, sonriendo y miré a mi pareja.
-Soy un vampiro, no me va a afectar nadar contigo en un lago congelado- dijo y sonreí.
-Me alegra por haberlos visto de nuevo- dijo America sonriendo-. ¿Les molesta si duermo un poco? La medicación que consumo para no sentir dolor en la zona herida, me causa sueño.
-Está bien- dijo Thanatos, en un tono algo triste-. Hasta pronto.
Besé su mejilla derecha mientras que mi vampiro besa su mejilla izquierda, haciéndola sonreír.
-¿Quieres que llame a Lucio?- preguntó mi vampiro y America asintió.
Nos despedimos y salimos de la habitación, pidiéndole al menor que pase, quien entró obviamente con su pareja.
-Son adorables juntos- dije, admirando a la pareja, mientras me siento sobre el regazo de mi vampiro.
-Ustedes no se quedan atrás- dijo Hunter, mirándonos con felicidad desde el otro sillón-. Nunca dudé que entre ustedes iba a haber una gran relación como de literatura.
Sonreí y me apegué a mi vampiro.
-¿Cada cuánto te alimentas, mi niño?- preguntó Hunter.
-Cada una o dos comidas consumo sangre- dijo Thanatos.
-Antes tomabas más sangre...- dijo Hunter, pensativo-. ¿Pasó algo?
-Intento regularme más para que mi sirenita no tenga problemas- afirmó mi vampiro, abrazándome-. Aún así, consumo más comidas que solo sangre.
-Solo lo hace para acompañarme, porque realmente no lo necesita- dije.
-Así es- dijo él-. Aunque si disfruto de los helados.
-Se te nota- dijo Hunter-. Desde que llegó Lucio te animaste a probar nuevas comidas, luego con la llegada de Marina empezaste a comer más tipos de comida y ahora que vives en un lugar con comida más variada, he de suponer que te alimentas con de todo un poco.
-Así es- dijo mi vampiro.
-Aunque nos gusta seguir con las costumbres humanas- dije-. Realmente lo único que comía antes eran distintos tipos de algas, y algunos peces diversos, pero ahora suelo comer más cosas.
-Realmente le gusta la calabaza, aunque no lo diga- dijo mi vampiro, susurrando como si estuviera contando un secreto, por lo que nuestro padre rió.
-Siempre le gustó la calabaza- dijo él, divertido-. No es un secreto.
Le mostré la lengua a mi vampiro, a modo de ofensa de infante y él me mordió con cariño.
-No me provoques que te como- dijo, en un tono entre divertido y sensual.
Hunter tosió de forma falsa y bajé la mirada, sonrojada, escuchando la risa de mi pareja.
-Siguen siendo como dos niños- dijo Hunter, con emoción en su voz, por lo que levanté mi mirada-. Espero que sean así por siempre. Pareces aún adolescentes cuando realmente tienen bastante más años.
-Según nuestro tipo de criatura, aún estamos en la adolescencia- dijo Thanatos.
-Lo se- dijo él-. Espero que disfruten mucho del tiempo juntos.
La pareja más pequeña salió de la habitación.
-Mamá se durmió- dijo Luciano-. Dijo que cuando se despierte va a comer, pero que mientras comamos nosotros.
-Está bien- dijo Hunter y se levantó de su asiento-. Hagamos un trato, yo les compro pizza o la comida que quieren, y ustedes le dicen a su madre que les preparé algo yo.
Todos asentimos riendo.
-Me parece un trato justo- dijo Luciano, divertido.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...