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-¡¿Qué está pasando aquí?!- gritó Thanatos, entrando de golpe.

-Aprieta... Mucho- dije, de forma entrecortada al no poder respirar bien.

-Suéltala- ordenó Thanatos y la chica obedeció, por lo que se soltó el corset y empecé a respirar bien-. ¿Estás bien?

Se acercó a mi y ató los lazos del corset sin apretar.

-Majestad, no debería de encontrarse aquí- dijo una de las muchachas.

-El señor me envía a preguntar qué sucede- dijo otra chica, entrando a la habitación.

-Solo soy yo- dijo Thanatos-. Lleven las cosas a mi habitación, yo la vestiré.

-Majestad, debemos preparar a su dama- dijo otra de las chicas, en un tono calmo a pesar que suena a protesta.

-Entonces me quedaré presente- dijo y se sentó en una silla, de espaldas a Susana, mirándome solo a mi-. Ustedes sigan nomas, yo solo cuidaré de mi sirenita.

-Como te envidio Mari- dijo Susana, quien parece estar siendo estrangulada por el corset.

Una chica se acercó y desató el lazo para empezar a ajustar.

-Lo llegas a hacer y este va a ser tu última noche de vida- le amenazó mi vampiro, por lo que la chica obedeció y lo dejó como está.

Siguieron vistiéndonos hasta finalizar. Cada vez que intentaron ajustarme el vestido, mi vampiro lo evitó. Inclusive evitó que me pusieran una cosa rara en el cuello.

Una vez lista, miré a Susana, que se encuentra con mi misma vestimenta.

Una vez lista, miré a Susana, que se encuentra con mi misma vestimenta

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*vestido de referencia*

-Creo que ni Isabel I se sentía tan ridícula con esta cosa- dijo Susana, acomodándose el extraño accesorio que adorna su cuello.

Reí y me acerqué a mi vampiro.

-Bueno, ahora si iré a cambiarme- dijo-. Si pasa algo, grita.

Sonreí y le di un pequeño beso a mi vampiro que se retiró con calma.

A ambas nos sentaron en unas sillas frente a un tocador y empezaron a peinar nuestros cabellos. Susana es rubia y de cabello liso por lo que es muy sencillo peinarla y queda divina, en cambio, yo poseo rulos lo cual dificulta el proceso pero le da un toque aún más bello.

-Señoritas, sus guantes- dijo una de las chicas, pasándonos los guantes blancos.

-Si me coloco eso, puedo morir- dije-. Tanto mis uñas como mis branquias no deben ser cubiertas.

-Está bien- dijo la chica.

Nos terminaron de preparar y nos pasaron nuestros zapatos de taco para cambiarnos.

-Señorita, esto no le causará daño alguno- dijo la chica, colocándome los altos zapatos que se ocultan debajo del vestido en cuanto me paso.

-Es innecesario- me quejé.

-Es obligatorio- dijo Susana.

Tocaron la puerta y esta se abrió, dejando a ver a otra de estas muchachas.

-Es hora- dijo.

Salí tomada de la mano con Susana, más que nada, para evitar caer.

-¿Podrías caminar más natural?- me preguntó, divertida.

-Nunca uso zancos, lo siento- dije, intentando no caer.

Llegamos a la sala en donde nos encontramos con los príncipes ya preparados, con los reyes sentados delante de ellos.

-Perfecto- dijo Kodran-. Vamos a las carrozas.

Thanatos se colocó detrás de mi, dándome apoyo.

En frente a la casa hay varias carrozas, en la primera se subieron los reyes, en la segunda se subió Benjamín con Susana, en la tercera subieron Isodoro y Eujenio, siendo la última para los tres rebeldes.

-¿Por qué tenemos que estar vestidos así?- pregunté, algo molesta, ni bien estuvimos solos en el vehículo.

-No tengo ni idea, pero esto molesta- dijo Napomuceno, pasándose la mano por el cabello, que está peinado con extraños rulos a los lados dignos de una peluca de la era victoriana.

-¿Y si le damos nuestro toque propio?- propuso Thanatos, quitándose la galera-. Por lo que entendí, tenemos media hora hasta llegar al lugar del evento.

-Me gusta tu idea- dijo Napomuceno, sonriendo.

Y así es como decidimos transformar nuestros vestuarios.

Primero, me sacaron el armazón, seguido de las enaguas y Thanatos sacó de su bolsillo un quit de costura.

-¿Siempre llevas eso?- preguntó divertido Napomuceno.

-Así es- dijo mi vampiro.

Cortó mi vestido y lo hizo más holgado y delicado, aún usando la misma tela.

-Si pudiera, usaría otra tela pero es lo que tengo por el momento- dijo-. Lo siento.

-No hay drama- dije.

Una vez que mi vestido estaba arreglado, ambos muchachos se quitaron sus sacos los cuales son dorados, rasgaron sus camisas rojas con bordados dorados, dejándolas con una manga muy pequeña. Se abrieron los primeros botones y personalizaron sus trajes; Napomuceno se ató una tira del saco en su brazo, a la altura de la mitad del músculo, y Thanatos agarró una tira y la dejó separada del resto.

-Ahora, el cabello- dijo.

Thanatos me sentó sobre sus piernas y levantó el asiento, encontrándonos una pequeña reserva de comida en esta.

-Tan solo hay botellas con sangre normalmente, pero como hay una sirena presente, dejaron algo de agua- dijo Thanatos tomando las botellas, siendo todas de vidrio rojo-. Mar, ¿puedes usar el agua para lavarnos el cabello y quitarnos el gel?

-Claro- dije.

Abrí una botella y con magia, controlé el agua para que viaje por el cabello de ambos vampiros, retirando lo antinatural, dejándono seco pero no reseco. Con parte del agua, limpié mi rostro entero, dejándome al natural.

-Listo- dije, lanzando el agua por la ventana al suelo.

Napomuceno se hizo la división de cabello a un lado, dándole un aspecto de niño rebelde. Thanatos lo ató todo en una coleta alta dejando solo un mechón sobre el rostro, usando la tira dorada para juntar su cabello. Yo solo liberé mi cabello, para que mi vampiro me haga unas pequeñas trenzas hacia atrás con la mitad derecha de mi cabello, dejando el resto libre.

-Justo a tiempo- dijo Napomuceno, en cuanto la carroza paró.

La puerta se abrió, bajó primero Napomuceno, seguido de Thanatos y por último me ayudaron a mi, que sigo con zapatos altos.

Empezamos a caminar juntos hacia el resto de la familia real que ya está caminando en linea recta hacia un pequeño escenario.


La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora